Capítulo 10

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Desde ese día las cosas cambiaron.

Wei Ying estaba encerrado en la cueva, no importa cuanto tratase de que salgamos, él siempre me rechazaba. Estaba encerrado, en lo único que gastaba su tiempo era en terminar esos inventos.

Durante la noche, por más que lo llevaba a acostarse conmigo e intentaba hacer que durmiera, podía notar su respiración tranquila y la dificultad que tenía para dormir.

A veces, cuando lo abraza, él se acurrucaba cerca de mí, podía sentirlo temblar, para que luego cayera dormido del cansancio.

Y esto solo empeoró el doble luego de esa noche. La noche donde en Qishan esparcieron las cenizas de los hermanos Wen.

Pensé que Wei Ying se había dormido, por lo que yo estaba apunto de hacer lo mismo. Pero al parecer no lo había hecho, lo sentí escabullirse de mis brazos.

Esa noche, donde su shijie murió, todo empeoró.

A partir de esa noche Wei Ying también murió. Prácticamente no podía reconocer a ese niño de 16 años que conocí en Gusu. Ese chico que solo me molestaba, jugaba conmigo y hacía bromas ya no estaba. Todo de ese chico sonriente y juguetón que mi tío castigaba todos los días murió.

Y por primera vez me di cuenta cuanto lo extrañaba.

Ojalá pudiera retroceder el tiempo. Ojalá pudiera evitarle todo este sufrimiento.

Ojalá pudiera hacer algo más por el que solo extender mis brazos para que él se refugie en ellos.

Pero no podía.

Wei Ying ya estaba muerto en vida. No había forma en la que pudiera salvarlo.

Había estado perdiendo la cabeza poco a poco y esa noche fue la gota que derramó el vaso.

Esa noche también se habían perdido cientos de vidas. Muchas personas de diferentes clanes habían muerto.

Para estos momentos ya sabía que no faltaba mucho para que dieran el golpe final.

Y ese día ya había llegado.

Me encontraba al lado de Wei Ying, quien parecía totalmente perdido en acabar los últimos detalles de su último invento. Cuando, de repente levantó la cabeza, alerta.

- Ellos están aquí - Dijo.

Con eso entendí todo. Los cultivadores ya habían pasado la barrera, era cuestión de minutos para que llegaran hasta aquí.

Ambos nos levantamos de donde estábamos sentados, tomé mi espada y Wei Ying tomó su flauta.

Las personas del clan Wen también estaban reunidas, habían logrado escuchar los miles de pasos que se acercaban, parecen también conocer el final de todo esto.

Los gritos de un niño se escucharon.

- A-yuan - Lo llamó Wei Ying - No llores, todo estará bien - Intentó calmarlo. - Ahora iras…

Pero antes de que pudiera terminar lo que diría, miles de personas ya estaban enfrente nuestro.

- Mierda - Lo escuché maldecir. Colocó a A-yuan detrás suyo, protegiéndolo.

- Con que no pensaras escapar, patriarca Yiling - Gritó uno en la multitud.

- Te tenemos acorralado - Se escuchó otro grito.

- Lan WangJi - Esta vez se dirigieron a mi - No tenemos nada en tu contra, si vienes con nosotros ahora se te perdonará la vida.

- Así es. Ya todos sabemos que el patriarca Yiling lavo tu cerebro - Cada vez se escuchaban más y más gritos.

De tu lado - WangxianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora