Capítulo 1. Esperanza.

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Entré en la habitación de los suicidas y enfermos intentando autoconvencerme de que, con el tiempo, podría mejorar y dejar de ser uno de ellos.

Los ventanales de la sala dejaban ver el cielo nublado que había fuera, pero nos protegían del frío. En las noticias hablaban de nevadas inminentes. La habitación era blanca, aséptica, y con poco mobiliario, solo cuadros con paisajes en las paredes y varias sillas en circulo en el centro. Sentado en ellas solo estaba el psicólogo jefe, dueño del centro y el hombre que me había recibido ayer por la noche cuando llegué. Él también era la única persona que había visto, pues me habían dejado estar toda la mañana en mi habitación por ser mi primer día y el desayuno ya lo tenía en la mesa al levantarme.

Me acerqué al círculo de sillas algo nervioso, nunca había hecho terapia en grupo ni sabía cuánta gente vendría, si tendría que contarles mi historia o podría estar en silencio y escucharlos a ellos hablar.

—Jungkook, que puntual. — Me dijo el psicólogo con una sonrisa al verme entrar. — Siéntate donde quieras, no tardarán en llegar el resto.

Le hice caso y me senté en la silla junto a él, a pesar de no conocerlo era la única persona que me inspiraba algo de confianza, ya fuera por su puesto como persona a cargo de nosotros o por su expresión amable constante. Tal como dijo no tardaron en llegar el resto de personas que estaban internas en aquel centro como yo.

Éramos diez en total, seis chicos y cuatro chicas. Tres de ellas llegaron juntas, igual que dos de los chicos, que al parecer llevaban tiempo allí y habían podido hacer amistad. Aquello no me lo esperaba, pensaba que estar en aquel centro sería algo solitario, pero la perspectiva de hacer algún amigo me animaba.

Todo el mundo se fue colocando y a mi lado se sentó un chico con una amplia sonrisa y vestido como si acabara de llegar de una pelea de gallos en algún suburbio, todo ropa ancha llena de bolsillos y cosas colgando. Se sentó de lado, mirándome, y extendió la mano a espera de que le saludara de vuelta.

—Soy tu esperanza, y tú puedes ser la mía. Encantado de conocerte. — El chico hablaba sin parar de sonreír y en sus ojos brillantes vi que se alegraba de verdad de conocerme. — Me llamo J-Hope ¿y tú?

—Eh... Soy Jungkook. — Le agarré de la mano y le devolví el saludo. — ¿Es tu nombre real?

—No, es mi nombre artístico. Soy rapero y bailarín.

—No le hagas caso, es una persona normal, pero se presenta así ante todo el mundo. — Dijo un chico bajito y rubio que asomó por detrás de J-Hope y que se apoyó sobre su hombro. — Soy Jimin. Eres uno de los nuevos, te vimos llegar anoche a través de las ventanas del salón.

—¿Uno de los nuevos?

—Sí, el otro aún no ha llegado.

Seguí con la mirada al asiento vacío que había frente al mío. No me había dado cuenta de que había una silla vacía, así que al final seríamos once. Jimin y J-Hope se sentaron a mi lado y se pusieron a charlar mientras yo seguía concentrado en la silla vacía, hasta que al final entró un chico y se sentó en ella.

El chico tenía el pelo oscuro y era flacucho, iba con la mirada gacha y no dijo una sola palabra, solo se sentó y se arropó con su propia chaqueta, hundiéndose en la silla como si quisiera desaparecer. El psicólogo carraspeó y el chico se quitó un auricular de la oreja que llevaba tapado por el pelo. Parecía que ellos dos se conocían, a pesar de que Jimin había dicho que era nuevo. Tal vez no era la primera vez que acababa en este centro.

—Buenos días. Ahora que estamos todos vamos a comenzar por presentar a los dos nuevos integrantes del grupo. Chicos, ahora os tenéis que presentar y decir por qué estáis aquí. Yo me llamo Namjoon y soy el psicólogo del centro. Os toca.

Tras eso me puse nervioso, no estaba seguro de si quería decir por qué estaba aquí. Obviamente todos estaban mal, si no, no estarían aquí, pero aún no lo había dicho en voz alta nunca, que me habían abandonado, que estaba solo en el mundo, que no tenía dónde huir. Pero mientras mis nervios aumentaban el psicólogo señaló al otro chico para que comenzara. Él puso los ojos en blanco y habló con la voz ronca y sin mostrar ninguna emoción.

—Soy Taehyung y me obligan a estar aquí.

—Bienvenido Taehyung, pero dinos qué te ha traído aquí, por qué piensas que necesitas estar aquí. — Namjoon intentaba animarlo a hablar, a integrarse, sin perder su sonrisa y se expresión paternal, pero parecía no surgir efecto en aquel chico.

—Esto es una tontería, qué más le da a esta gente mi vida. — Respondió el chico levantando la voz.

—No hace falta que cuentes tu vida, tú solo cuenta qué te ocurre. Aquí creemos que reconocer en voz alta los problemas es el primer paso para aceptarlos y poder enfrentarte a ellos. Por ejemplo, J-Hope, preséntate a modo de ejemplo.

J-Hope se irguió en la silla y se preparó para hablar, orgulloso de que le utilizaran de ejemplo, todo eso sin perder su enorme sonrisa. La verdad era que verlo así animaba a cualquiera, parecía que incluso las cosas podrían ir bien a su lado.

—Me llamo J-Hope y según los médicos tengo el síndrome de Munchausen, aunque en realidad tengo narcolepsia, pero ya estoy mejor. Pronto saldré de aquí.

Hablaba sonriendo, creyéndose de verdad lo que decía. No sabía qué era el síndrome ese, pero sonaba extraño, y más diciendo que era lo que decían los médicos pero que se equivocaban... Igual no estaba tan bien como aparentaba. Ojalá se recuperara de verdad, parecía buen chico.

El psicólogo miró con reproche a Taehyung, haciendo que resoplara y hablara.

— Me llamo Taehyung, maté a mi padre e intenté suicidarme y ahora un supuesto amigo cree que necesito contaros mi vida para mejorar y darme cuenta de que no soy una mierda.

Tras eso se levantó y salió de la sala dando un portazo, dejando un silencio tenso en la sala.

—Lo siento, se adaptará. — Dijo Namjoon intentando recuperar su expresión serena. Él también se había alterado por lo ocurrido. Yo estaba en shock pensando en si lo que había dicho Taehyung era verdad y era un asesino o lo había dicho para asustarnos y poder irse.

Una vez recuperada la calma todos me miraron y con un movimiento de la mano Namjoon me pidió que hablara yo. Ahora estaba más tranquilo, seguía sin querer contarles lo que me había pasado, pero sabía que no sería peor que lo que había dicho Taehyung. Miré a J-Hope y Jimin, que me observaban curiosos y con una sonrisa que me daba ánimos.

—Me llamo Jungkook y estoy aquí porque me han roto el corazón.

Tus ojos dicen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora