CAPITULO 20: Preludio

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Hiroaki sirvió el sake para ambos y se sentó a oir lo que decía Jiraiya. De acuerdo con sus investigaciones, algo se estaba escociendo entre Orochimaru y otra persona que no logró identificar.

-Temo que Orochimaru quiera atacar la aldea, hay algo muy raro en todo este asunto- Finalizó su relato el viejo sannin.

-Maestro, dice usted que no logró identificar a la persona con la que él se reunía, diablos. Es todo muy trillado-.

-Esa persona era igual de escurridiza que Orochimaru. Llevaba una banda ninja, aunque no alcancé a divisar de qué aldea se trataba-.

-¿Cree que otra aldea se está confabulando con Orochimaru para atacarnos?-

-Eso temo. Quizás tu no lo sabes, pero lo sucedido hace varios años con el clan Uchiha alcanzó a escapar de los muros de la Hoja y llegar a los oídos vecinos, es claro que varias de las otras aldeas escondidas esperaban una guerra civil dentro de Konoha para invadirla y provocar una caída definitiva-.

-Entonces, es posible que en vista de que el asunto con los Uchiha se solucionó sin llegar a un conflicto, desde afuera busquen la manera de entrar. Pero ¿Por qué recurrir a la ayuda de un criminal de clase S? Es absurdo-.

-No estoy del todo seguro, pero quizás él los esté engañando. De cualquier modo, volveré salir de la aldea para investigar por los alrededores, algo me da mala espina- Jiraiya lucía preocupado, era un rostro que Hiroaki nunca había visto en su maestro.

-Yo también tengo un mal presentimiento desde hace un tiempo, como si algo terrible fuera a pasar-

-Son tiempos difíciles, Hiroaki. Por cierto, conocí al hijo de Minato, es igual a él-. Dijo el viejo sonriendo mientras recordaba al cuarto hokage. Hiroaki rio ante esta mención.

-Me enteré de ello. También que lo ayudó con parte de su entrenamiento. ¿Maestro, usted de verdad cree que el podrá dominar el poder del zorro? – Hiroaki lo observó atento esperando su respuesta.

-Eso sólo el tiempo lo dirá- Se limitó a contestar el sannin. La presencia de la joven Emiko se hizo presente en el lugar, sacándole una pervertida sonrisa al maestro.

-¡Hola papá!- Saludó la joven de manera afectuosa a su padre, para luego percatarse de que este no estaba solo -¿Es usted, anciano?-

-¡Pero mira nada más que guapa te has vuelto, Emiko! ¡Deja que te de un abrazo! - Emiko reaccionó de forma violenta dándole un golpe al viejo

-¡Aléjese de mi viejo pervertido! Es inútil, usted no cambia sus mañas- Dijo la chica con una vena hinchada en su frente.

-Hiroaki esta niña es una violenta, ni siquiera me respeta- Dijo el hombre de forma exagerada.

-Bueno, Jiraiya-sensei, olvidé mencionar que Emiko se volvió muy fuerte estos años-

-Ya lo creo. En fin, me retiro, Hiroaki, linda Emiko- Ambos vieron al maestro marcharse mientras se sentaban y esperaban el té para conversar.

-Hija, no te esperaba tan pronto-.

-Es que quisimos regresar para ver los exámenes chunin. Queremos ver a los chicos pelear-. Pasaron el resto de la hora conversando. Aunque Hiroaki estaba contento de ver a su hija y hablar con ella, la charla con Jiraiya seguía manteniéndolo inquieto.

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En otro lugar, Yumi preparaba lo necesario para atender como debía ser a los chicos que definirían los exámenes chunin. Estaba tranquila, a excepción de algo en particular. Shisui nuevamente había insistido en que cenara con él y su abuela. Lo cual acabó aceptando, el evento en cuestión sucedería esa noche, pero no sabía si estaba lista para ello.

-Por fin acabé- Ya tenía lo necesario para la atención médica durante los eventos que sucederían en la aldea esa semana.

-Era hora- Una voz se escuchó desde la ventana.

-Me asustaste, porque tienes esa rara manía. El hospital tiene puertas, para tu información-.

-No hace falta que te enojes, mi amor, es sólo que te extrañaba- La voz de Shisui se coló en su cabeza y se dejó abrazar por él –Te acompaño a tu casa-.

-Aún tengo que arreglarme para la cena con tu abuela-.

-No importa, te esperaré, no quiero que andes sola de noche-.

-No soy una niñita, se me cuidar, cariño- Dijo ella Melosa.

-Solo quiero cuidarte-.

Yumi le sonrió, no había día en que no fuera feliz con él. Se amaban, domían juntos un par de noches y eran felices. Solo esperaba que el encuentro con la anciana no lo echara todo a perder.

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La mañana era cálida en Konoha, mientras Emiko se desperezaba y miraba a la ventana, contemplando el paisaje. Deslizó su mirada hasta su costado, el otro lado de la cama estaba vacío, lo que quería decir que Itachi ya estaba desempeñando sus funciones de ese día, de seguridad en la aldea durante los exámenes chunin. Se sumergió en la bañera pensando en los últimos días, en lo activa de su vida sexual junto a su esposo. Se sonrojó al recordar lo apasionado que resultó Itachi en ese aspecto, totalmente enfocado en hacerle sentir el máximo placer, y lo mismo trataba de hacer ella, corresponder esa pasión con una igual. Se preguntaba si tanta actividad daba un resultado, sería lógico en un matrimonio, pero ambos decidieron tomar precauciones, pues se sentían muy jóvenes aún y querían disfrutar de sus primeros años de matrimonio solos, aunque lo más importante era que no podían dejar sus vidas como ninjas. Acabó su baño, salió y se preparó para desayunar.

-Buenos días- Saludó a sus suegros con una reverencia.

-Buenos días Emiko. ¿Hay algo especial que quieras desayunar hoy?- Contestó Mikoto con la misma dulzura de siempre.

-Nada en particular, lo que hayas hecho está bien para mí. Itachi salió temprano por el asunto de la seguridad, pero, ¿y Sasuke?-.

-Se fue temprano. Espero que no llegue tarde a su combate- Dijo Fugaku concentrado en un pergamino –Por cierto Emiko, ¿no estarás en la seguridad hoy?-

-Hoy no me toca. Como fui uno de los sensores de la primera etapa quedé libre en esta, pero iré a ver los combates-.

-Entonces iremos todos juntos- Dijo una sonriente Mikoto –Estoy ansiosa por ver a Sasuke, saber cómo han crecido sus habilidades-.

Ella también estaba deseosa de ver hasta qué punto las habilidades de su pequeño cuñado avanzaron, más aún después de lo ocurrido en la primera etapa. Emiko no había encontrado el momento de decirle a Itachi lo ocurrido con Orochimaru, luego de lo ocurrido hace casi un mes, prefirió guardar silencio al ver que la serpiente asquerosa no hacía ningún movimiento, aunque seguía teniendo sus reservas, ella ahora pertenecía al clan Uchiha y se sentía en la obligación de decírselo, para tomaran cartas en el asunto, pero, por ilógico que sonara, no sabía cómo decir algo tan grave.

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Llegó el día, el momento perfecto para la caída de Konoha. Acabar con el cuarto kazekage fue cuestión de segundos, ahora se encontraba allí, esperando el inicio de la etapa final de los exámenes chunin. Nadie se había percatado, Orochimaru estaba sentado junto a su otrora maestro, Hiruzen Sarutobi. Mataría dos pájaros de un solo tiro ese día. Se desharía de Konoha y todo lo que conllevaba y se quedaría con Sasuke Uchiha, él era perfecto para ser su próximo contenedor.

El tercer hokage se acomodó y observó en la arena de combate al sensor que estaba por inaugurar la última etapa.

-¡Damos inicio a los combates que decidirán quienes será elegidos de rango chunin!

CRONICAS DE UN AMOR SHINOBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora