Prefacio.

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Querido detective Roman.



Hoy quiero hablarle un poco de Oakbury.



Para el resto quizás es un pueblo fantasma, el sitio que no aparece en ningún mapa, solo un sitio desolado más, pero para los habitantes de este lugar es nuestro hogar, el único sitio en el cual reina la paz y la justicia.



Es un sueño de pueblo, nunca hay robos, asaltos, violaciones y mucho menos asesinatos; no hay delincuencia, ni siquiera tenemos tantos policías aquí, no son necesarios, pero el más respetado aquí es nuestro Sheriff: el Sheriff Preston, hermano del gobernador y del maestro de artes de la preparatoria Oakbury.



La realidad es que antes del gobernador, el pueblo era un desastre... se dice que nuestros abuelos vivieron en carne propia el cambio que el bisabuelo del gobernador creó.



Pero, ¿qué hizo el gobernador Preston para regir un pueblo que estaba en llamas y mantenerlo tan tranquilo durante décadas posteriores? Sencillo, la solución fue Deadly wood, el sitio que debería de investigar a fondo.



Aquel bosque al que solo se puede acceder al cruzar el puente de la muerte, es ell único sitio en todo Oakbury en el cual todo lo ilegal puede ser legal y nadie puede hacer nada al respecto.



Desde la venta de drogas, prostitución, robo, apuestas en peleas clandestinas y, entre otras cosas, asesinatos. Todos saben que sí entras a Deadly wood es muy probable que no salgas de ahí... al menos no con vida.



Y es aquí donde entran los reyes del bosque: Leah y Ben. La pareja a la que debería investigar.



Asesinos, estafadores, secuestradores... son la definición perfecta de la palabra: criminales.



Todo el pueblo los adula y admira, ¿por qué? Es fácil, detective, si algo les repugna sobre lo que ocurre ahí, se encargan de exterminar al causante a mano propia, de cierta manera eso mantiene a Oakbury limpio de depravados. Es una buena acción, si lo vemos de ese modo.



Eran los reyes. El rey, en particular era el favorito de todos, y la reina era la favorita del rey.



Leah Parker solía estudiar en la preparatoria Oakbury, conmigo. Era quizás mi mejor amiga, pero cuando él llegó al pueblo, ella cambió y se volvió quien es ahora. Ni siquiera sé quién es ahora.



Escribo esto para aclarar que lo que pase ahora con ella o Benjamin Jensen no tiene nada que ver conmigo y me deslindo de cualquier responsabilidad. No fui, soy ni seré su cómplice.



Todo lo que puedo decir es que Leah no está en sus cinco sentidos y el señor Jensen no está para nada cuerdo, y sus actos deben parar.



Espero que pueda atraparlos pronto, detective, estoy dispuesta a testificar si es de ayuda.

Oscuridad. [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora