ADÁN
"La apariencia es importante, así que cuida la tuya."
Harvey Specter.
(The Suits.)El primer acercamiento siempre es el más importante. Eso lo comprendí cuando entablé una conversación con Andrea, la mujer que quería como incubadora de mi heredero.
Lo había decidido.
Lo tenía planeado.
El día, la hora, el momento adecuado... Todo. Fue como si hubiera planeado una primera vez con una virgen real. En teoría lo era: nunca había conocido a alguien como yo.
Me arreglé para la ocasión, en frente del espejo, y peiné mi castaño pelo hacia atrás con gel. Me puse mis lentes oscuros de sol, y sonreí de medio lado, al revisar mentalmente los puntos de mi lista, que aún me hacían falta por tachar. Sucederían, eso estaba asegurado. Jugaría solo por un tiempo, uno que jamás creí que requeriría de paciencia y años de planeación. Pero sí pasaría.
Y pasó.
Meticuloso y manipulador de nacimiento; sería como visitar la tumba de su antepasado para ella, y unas pequeñas vacaciones de nimias ilustraciones para mí. Ambos nos haríamos un favor.
Ajusté mi corbata roja, como el color de la sangre. Quise que mi ropa combinara con su futuro a mi lado, las pruebas en sus sábanas no serían suficiente para mostrarle al mundo quién soy, y lo que represento para sus aburridos recordatorios de mirar por encima de los hombros de sus hijas, por el resto de sus vidas. Yo sería para ella más que una mundana experiencia que aprender en su cabeza, representaría una realidad que muchas mujeres ignoran al entrar o salir de algún lugar, incluso con gente transitando las aceras. Viviría dentro de ella, y también a su lado. Mi olor sería suyo. Su piel me pertenecería. No sólo tendría que verme en la cara de nuestro hijo, también lo haría en sus escalofríos y espasmos, aparecería en sus sueños, y la acompañaría en sus pesadillas hasta el día de su muerte, con o sin su consentimiento, como lo haría en horas, cuando vaya a su casa.
Mi traje negro, con camisa blanca, estaban impolutos. Mis zapatos nuevos eran profesionales, adecuados para la ocasión.
Seguro de mí mismo salí del hotel, caminé hacia su casa con las manos metidas en los bolsillos costosos de mi pantalón de vestir. Abel no estaría en casa. Mis sobrinos tampoco: práctica de fútbol.
No soy un monstruo. Jamás les haría a esos niños, lo que mi padre me hizo a mí durante años en mi niñez. No los obligaría a ver cómo despojo a su madre de su dignidad. Menos a Abel. Después de todo, es mi hermano mayor, siempre le he tenido algo de respeto. A pesar de que me abandonó, sé que uno de los dos nunca podría estar enojado con el otro eternamente. Y ese soy yo. Obviamente, tuve que arreglar nuestros problemas calculando esta ardua ecuación.
Pero valdría la pena. Sí lo haría. Nuestra danza de la muerte a penas está comenzando.
Toqué el timbre de su casa. Ella abrió la puerta. Una extraña sonrisa se dibujó en sus labios planos e independientes. Y la duda y el miedo en sus ojos se asomaron por microsegundos.
¿Quieren saber cómo supe que ella sería la madre adecuada para mi bebé?
Fácil: sabe cuando una persona, entre un millón, es un peligro. Pero uno real, del que temes dejar a solas en tu sala o en tu cocina, porque piensas que en momentos de absoluto mutismo, un solo farfullo suyo, podría ser letal de percibir para su futura víctima.
Esa clase de intuición es nata. Aprendió por años de su madre y hermanas mayores, viendo sus gestos, estudiando sus vidas y los defectos que tuvieron por errores de su calvario corazón mal instruido. No fueron tan listas como ella. No cayó por cualquier imbécil que le ofreció una rosa, esperó a tener las armas necesarias para defenderse. Sabe sobre los riesgos de una sonrisa fingida, porque ella también ha utilizado una, durante sus ratos entre familia. Piensa como yo. Es una belleza imperfecta e indescifrable su mente, y eso me atrae en una mujer real. Si fuera normal, apuesto que la cortejaría con chocolates y serenatas, como habrá hecho mi hermano. Pero no. Porque soy inestable e insano, y no poseo una pizca de bienintencionado.
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¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]
Ficção AdolescenteLa joven adulta, abogada y devota religiosa Lilith de veintiún años, despierta su sexualidad descubriendo emociones ocultas y avivando la llama de la inocencia que los hermanastros Bianchi Soto despiertan en ella, haciéndole una tentadora oferta que...