3. Gato Negro

173 21 3
                                    

Tarde o temprano tenía que salir de la comodidad de la cama, bajo las escaleras guiado por el olor de la comida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tarde o temprano tenía que salir de la comodidad de la cama, bajo las escaleras guiado por el olor de la comida.

Su abuela se encontraba sentaba mientras una señora que desconocía estaba dentro de la cocina, miró hacia atrás y ahí su abuela se encontraba durmiendo en el sillón.

—Oh, debes ser Hongjoong —la señora noto su presencia y el joven solo asintió sin comprender bien que ocurría— soy Dominic, a veces vengo a ayudarle a tu abuela —sonrió y él asintió en comprensión.

Después de eso dejo que siguiera cocinando, no estaba muy seguro de cómo debería actuar, en su casa solía cocinar su mamá y nadie más, era extraño para él tener a alguien más cocinando, hasta sentía que debía hacer su propia comida. Pero ella parecía concentrada, supuso que su abuela le pagaba así que dejó de darle vueltas al asunto y espero paciente.

Comió en silencio y ella también estaba en ese silencio que parecía bastante incómodo.

—Me tengo que ir, les deje comida para mañana —aviso antes de levantarse y dejar su plato en el fregadero. Ya en la cocina tomó un cartón de leche, había visto al gato todos los días así que no estaba de más prepararse.

Fue un día bastante aburrido, después de comer lavo los trastes y fue a la sala donde su abuela seguía durmiendo, fue sorprendente la manera en la que ella ni siquiera lo noto, suspiro y la despertó.

—Debería ir a su cuarto —musito y ella negó.

—Estaba despierta ¿Ya comiste? —pregunto y él asintió— supongo que ya se fue Dominic —y volvió a mover su cabeza de forma afirmativa— ¿Podrías ayudarme a limpiar? Este arlequín necesita una mano —Hongjoong formó una mueca al ver al muñeco.

Esa mirada divertida le atraía, pero no podía olvidar que en la mañana lo había visto en otro lado. Pero le gustaban esas figuras, siempre le causaron una sensación de comodidad que no sabía explicar. Limpio al arlequín mientras escuchaba música, disfruto del momento tanto como pudo hasta que su abuela comenzó a hablar.

—Esos gustos tuyos no son para un niño como tú —dijo refiriéndose a su música y Hongjoong gruñó— y deberías cambiarte, no deberías estar en pijama todo el día —sus comentarios cada vez eran más molestos y Hongjoong solo asentía a todo— pero no uses la ropa de ayer, esa es de delincuentes —casi podía jurar que su abuela rezaba por olvidarlo.

Terminó de limpiar y se levantó de forma brusca. La casa se sentía demasiado grande y oscura ahora que el sol comenzaba a ocultarse.

—Subiré —dijo y se retiró del lugar. Su abuela suspiro y lo dejó ir.

La noche llegó más lento de lo habitual, pero por fin la luna brillaba y con ello los ojos de su visitante bastante habitual.

Le saludo y se acostó en la cama, de nuevo estaba ahí.

Cerro los ojos intentando dormir, pero nada, comenzó a girar de un lado a otro, abrazo a su peluche, contó ovejas, leyó un cuento, escucho música... Pero nada funcionaba.

Devoción MelancolicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora