Una esposa normal

Encuentro atípico

Cuando Alexandre se acercó a Lucien noté como empezó a sonreír y de pronto se engulleron en un caluroso abrazo:

-Lucien, no lo puedo creer, ¿qué haces por aquí? nunca esperé verte en un "pueblito de mala muerte" como les decís vos- exclamo Alexandre, mientras Agatha miraba pasmada la imagen que tenia enfrente.

-Pues aquí estoy, vine a ver si ésto era tan bueno como me prometías vos.

Luego de hablar un rato, resulta que Lucien había trabajado con Alexandre en una de las construcciones de la gran ciudad, y de allí se conocían y hasta parecían ser muy amigos. Así que Agatha preparó algo para comer y compartieron un largo rato entre los tres, donde se rieron y aprovecharon para conocerse mejor.

Al otro día temprano, cuando Agatha se levantó, su marido ya se había marchado, así que procedió a hacer lo mismo de todos los días: bañarse, cambiarse e irse al trabajo.

Pero había algo que había cambiado, no podía dejar de pensar en el hombre que había tocado a su puerta el día anterior, esa mirada, esos ojos, ella ya los conocía de algún lado, pero no sabía de donde. Ese día si se arregló, se puso una pollera de tubo por la rodilla color rojo, zapatos altos y una camisa blanca, se dejó el cabello suelto y agarró un bolso rojo a juego.

La mañana pasó lenta en la oficina, estuvo pensando en éste desconocido todo el tiempo, hasta que llegó la hora de salir y otra vez se dirigió a buscar algo de comida al Miski's, pero cuando entró se encontró con una cara ya conocida, era Lucien quien estaba al fondo del lugar y la miró con esos ojos intensos y esa sonrisa que la cautivaba. Agatha acortó los metros que los separaban y le saludó pasándole la mano, a lo que él le respondió con un lento beso en la misma, ésto hizo que ella se sonrojara. 

Lucien le invitó a sentarse y ella accedió, una vez que estaba acomodada procedió a decir:

-No puedo dejar de pensar en que te conozco de algún lugar.

Y luego de un silencio casi incómodo, él respondió

-Quizá de otra vida.