Capitulo 40

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Ya solos en su habitación Harry dejo caer la máscara ante su prometida y se refugió en sus brazos, para que esta lo consolara y le diera la seguridad que en esos momentos necesitaba,  se sentía impotente por no darse cuenta que había estado cargando con una parte del alma de la persona que lo quiso ver destruido en su cabeza, y sobre todo porque en la extracción de la misma le iba a causar daño a su pareja. Cosa que no lo tenía muy contento ya que él se había hecho una promesa silenciosa, de nunca dañar de ninguna forma a Hermione, y ahora iba a tener que romperla inevitablemente.

-Hermione tengo miedo de lo que pueda pasar mañana, y ¿si los duendes no pueden sacar esa mancha de mi cabeza?, y ¿si te hace más daño de lo que esperan y sufres más de la cuenta?, Hermione yo no me perdonaría causarte ningún dolor- hablo por fin Harry después de un rato de estar solo abrazado a ella dejando caer sus barreras.

-Harry amor cálmate, todo va a salir bien, vamos a ir mañana al banco te someterás al dichoso ritual te sacaran el maldito pedazo de alma de Voldemort y todos felices- le respondio ella tratando de tranquilizarlo.

-Sí, pero eso no quita que tú también vas a sufrir durante el proceso; tú también vas a sentir el dolor, yo puedo soportarlo solo, pero no puedo aceptar verte sufrir a ti también- dijo Harry haciéndole entender a ella cuál era su miedo realmente.

-Pues no me importa sufrir un poco de dolor, si eso significa que esa cosa saldrá de tu cabeza, o es que, ¿quieres que cuando culminemos nuestro vinculo yo también cargue con una parte de Voldemort?- le pregunto Hermione mientras tomaba su cabeza en entre sus manos para que la mirara a la cara.

-No, pero aun asi no me gusta- le contesto el resignado a que su novia no lo iba a dejar solo.

-Asi me gusta- expreso Hermione nuevamente mientras acercaba sus labios hacia su novio y darle un beso apasionado tratando que se olvidara de todas sus preocupaciones.

Y es que ese beso dio pie a muchos otros, que poco a poco iban logrando que Harry se relajara y pronto yacían ambos acostados en la cama tomando una pequeña siesta, que fue interrumpida por la llegada de un elfo domestico enviado por Sirius con la cena,  ninguno de los adolescentes habían salido del cuarto por el resto de la tarde; tomaron su cena aun metidos en la cama, dejaron que su padrino entrara y constatara que se encontraban bien, para luego cambiarse a sus pijamas y volverse a dormir en los brazos del otro esperando el día siguiente donde se desharían de la marca oscura que tenía el niño que vivió en su cabeza.

A la mañana siguiente, el desayuno en la mansión Potter se realizó en total silencio solamente interrumpido por el ruido de los cubiertos al hacer contacto con los platos, ya que el estado de ánimo de ninguno de sus habitantes estaba del todo bien, solamente pensaban en lo que tenían que hacer ese día,  terminaron sus alimentos y regresaron a sus habitaciones para cambiarse y poder dirigirse de una vez al banco y salir de una vez por todas del problema. Sin embargo antes de irse, Sirius hablo con ambos niños para ver si estaban de acuerdo que llamaran a Severus y Minerva después que salieran de Gringotts para contarles lo que había pasado, o si por el contrario preferían mantener esa información en secreto, a lo que ellos contestaron que lo mejor era que los profesores supieran ya que ellos merecían saber todo lo que sucedía.

Cuando llegaron al banco fueron recibidos por el gerente de cuentas Potter quien estaba molesto porque algo como eso le hubiese sucedido a su más joven cliente, y por lo cual se había ofrecido a escoltarlos hacia el salón de rituales, donde solamente se les permitió ingresar a Harry y Hermione ya que la presencia de Sirius podía entorpecer el trascurso del ritual, debido a que las sensaciones que se vivirían no serían del todo agradables y el animago podría desesperarse y querer intervenir para aliviar el dolor de los niños.

UN HARRY POTTER DIFERENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora