29. ¿Me quieres?:

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Habían pasado exactamente tres semanas desde el accidente, todo andaba de maravilla, parecía que estaba viviendo un cuento de hadas, espero que nunca termine, volví al apartamento con Joss, aún sigo con un poco de resentimiento hacia sus amigos, pero se me pasará, Christopher había hecho una fiesta de despedida cuándo me fui del suyo, hasta ahora no he abierto su regalo, pero es una caja negra con letras y grabado dorado, muy lindo por si me preguntan.

Hoy era viernes por la noche, significaba que podía hacer todo lo que quiera ya que mañana podía dormir hasta tarde, que placer de la vida, después de una ducha larga e relajante, procedí  ha investigar el misterioso regalo, me senté al filo de la cama y solté el lazo en el que venía en vuelto, destapo la caja y me encuentro con algo que no podía habérmelo imaginado en mi vida: lencería.

Inicio de llamada:

Christopher: Hola Kath, buena noches ¿Qué pasó? ¿Me extrañabas? 

Kathlyn: Chris, acabo de abrir  tu regalo...

Christopher: ¿Recién? Bue, pensé que lo habías usado.

Kathlyn: La pregunta aquí es ¿Cómo supiste mi talla? 

Christopher: Es obvio, Joss me lo dijo.

Kathlyn: ¿Porqué te lo diría?  

Christopher: Kath, luego me darás las gracias, así que dale tigresa.

Kathlyn: Chris tu y yo vamos a tener una seria conversación el día lunes.

Christopher: Si podrás llegar.

Kathlyn: ¿Porqué no lo haría?

Christopher: ¿Trafico?

En eso se escucha la puerta abrirse y un grito anunciando la llegada de Joss al apartamento.

Christopher: Ya llegó el muñeco, me voy

Fin de la llamada:

— Cariño ¿Estás casa?

Kathlyn inmediatamente entra al baño de nuevo con la caja, vergüenza fue lo que sintió primero pero luego no le hizo mala idea de usarlo ¿porqué no? jodido jefe, ahora tendrá una deuda que pagar.

— Estoy en la ducha, ahora salgo, por mientas prueba las magdalenas que te hice, están en el horno. 

Solo recibe una respuesta de que está bien, mientras que ella se apresura para vestirse, perfumarse y verse lo más atractiva posible, cuando sale del baño y apreciarse en el espejo a cuerpo completo se da cuenta que no se rasurado en un buen tiempo, pensó en dejarlo para otro día pero en ese instante entra su amante a la habitación, su reacción fue digna de ser fotografiada, boca y ojos abiertos a más no poder, la magdalena en el suelo, todo el cuerpo paralizado por una excepción de la entrepierna que había despertado. 

— Kathlyn... — ella inmediatamente trata de cubrirse con sus manos — nena, estás ardiente.

— Yo- sí... pero — baja la cabeza — perdón quise darte una sorpresa pero no esta lista aún.

— Yo la veo en perfecto estado y lista para que me la des.

— Si, solo que hay que ajustar uno pequeños detalles...

— ¿Qué pasa nena? — toma por los hombros a la contraria — ¿No te sientes bien?

— No, estoy bien, solo.... no... no me he depilado... 

— ¿Esa es la única razón? — toma del mentón haciéndola que le vea a los ojos.

Un asentimiento por parte de Kathlyn es dado, luego de ello un profundo beso se hizo presente, uno hambriento de ser consumido por ambos, las lenguas bailaban entren sus labios, ese conocido sonido empezó a sonar hasta que el aire faltó.

— ¿Estás seguro? — pregunta ella agitada.

— Nunca en mi vida he estado tan seguro de algo como ahora.

Ambos son recostados en la cama, teniendo a abajo a ella, la ropa del trabajo de Joss van desapareciendo, quedando así solo en interiores, estaba por bajar aquellas bragas de encaje pero él tenía otra idea en mente. 

— Pequeña, no se cuándo esto se volverá a repetir así qué, acomódate en la cama

¿Qué mierda? confundida hago caso a lo que me había dicho, en eso escucho cajones abrirse y cerrarse, segundos después pasos acercarse hacia la habitación, ahí estaba, el parado en el marco de la puerta, con dos bolsos cuadrados, los conocía a la perfección, el rojo era la cámara fotográfica profesional y la rosa con decoraciones era la cámara instantánea.

— ¿Quieres jugar a ser mí modelo? — alza los bolsos.

— Humm, señor fotógrafo ¿podrá sacarme en mis mejores ángulos? — estiro mi pierna por encima de la sábana.

— Ya de por si es una gran modelo, hace magia en las fotos, así que no será tan difícil.

— Me encanta la idea.

¿Por qué no? le lencería estaba hermosa, el tiempo y la luz eran grandiosos, ellos solían tomarse este tiempo para apreciarse, sí, ambos, tanto como a través del lente de la cámara como desde su lugar mirando como es que él tenía sumo cuidado para tomar la cámara, juntos creaban esa atmósfera de calidez y equilibrio, se amaban y lo demostraban, cada quién a su manera.

La forma de Joss aún era algo difusa, pero si había algo de lo que Kathlyn estaba segura era que no había persona que amara más de esa manera, como también que él la apreciaba de esa manera en que solo los amantes podrán hacerlo, esas estrías al costado de sus caderas, supo amarlas y besar cada una de ellas, citarices de pesares, lamentos y tristezas del pasado, supo acariciar cada una de ellas, supo curarlas y no dejar huella, no olvidemos aquellos rollitos del estómago que ella consideraba un defecto, para él era algo dulce y esponjoso que nunca dejaría de amar, la amaba, cada partícula de su cuerpo, si le dieran a elegir una parte favorita de su cuerpo no podría hacerlo, pero varias veces a susurrado que son sus clavículas, muchos habrían pensando en el trasero, no neguemos que tenía uno bueno, pero para él, le hacía más atractivo esos cuatro lunares que adoraban su pecho y como ella los hacía notar, jodidamente delicioso. 

La forma de Kathlyn era más representativa, se hacía más notoria, pero no era más, ambos se amaban por igual, ella era de las personas que demostraban su amor y cariño, ya sea una abrazo o un beso, aquellos pasteles que con tanto cariño preparaba cada vez que podía no eran porqué sí, le gustaba ver como comía su cariño por así decirlo, ya había pasado esa etapa dónde tenía miedo a expresar lo que sentía, así sea por mensaje o en persona continuamente le repetía lo mucho que lo amaba, como también esas sorpresas, regalos o cartas a mano, como olvidar la seguridad que le brindaba a él cuando algo le molestaba, muchos sufrimos del gran problema de engordar, cuando eres cercano a Kathlyn y vas continuamente a su casa, podrías subir kilos y kilos, así que ten cuidado, postres ricos pero peligrosos, ella hacía que eso no sea un problema, apreciaba esos pequeños "defectos", le decía lo mucho que le parecían tierno esas partes, ya de por sí él era una persona segura de si misma y con su cuerpo, pero nunca está de más; tenemos también a la preocupación por él cada que se sentía mal, o estaba en un estado dónde podía perjudicar su salud, hacía lo imposible para que no se descuide ¿una herida? te la curo, venda y comida a la cama ¿problema digestivos? un remedio casero y a la cama, ¿estrés? depende que quieres, quitártelo o relajarte, una mamada, una cogida o simplemente que escuches su mal día, sí, ella era así completamente, lo ama. 

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