No es que JiMin y yo no fuéramos felices después del primer día de las vacaciones de pascua. al contrario, nunca fuimos más felices que durante aquellas semanas de abril. a pesar de lo peregrino de aquella primera discusión y de todas nuestras discusiones en general, lo cierto es que todo lo que nos distrajera del ritual de la lectura, la ducha, el amor y el reposo nos hacía bien.
Además, al reprocharme haber hecho como si no lo conociera, el se había atado las manos. ahora, si yo quería dejarme ver a su lado, no tenía derecho a impedírmelo. yo podía decirle: «o sea que era verdad lo que yo decía: no querías que te vieran conmigo», y eso no le habría gustado. así que la semana después de pascua nos fuimos de excursión en bicicleta cuatro días por wimpfen,amorbach y miltenberg. ya no me acuerdo de qué les dije a mis padres. ¿que me iba de excursión con mi amigo Joseph? ¿o con un grupo? ¿que iba a visitar a un antiguo compañero de clase? seguramente mi madre se preocupó, como siempre, y mi padre opinaba, como siempre,que no había motivo para preocuparse. al fin y al cabo, acababa de aprobar el curso, cosa que nadie esperaba, ¿no? durante mi enfermedad había ahorrado la paga semanal que me daban mis padres. pero con eso no me bastaba para poder invitar a JiMin. así que decidí vender mi colección de sellos en la tienda de filatelia de la heiliggeistkirche. era la única tienda que compraba colecciones, según se leía en el escaparate. el hombre de la tienda echó una mirada a mis álbumes y me ofreció sesenta marcos. mostré el mayor tesoro de mi colección, un sello egipcio sin borde dentado, con una pirámide, que tenía un precio de catálogo de cuatrocientos marcos. el tendero se encogió de hombros. si tanto apreciaba mi colección, ¿por qué quería venderla? además, ¿tenía permiso para hacerlo? ¿se lo había dicho a mis padres? intenté negociar. si el sello de la pirámide no era tan valioso,me lo quedaría. entonces, replicó, sólo podría darme treinta marcos. ¿en qué quedamos?, dije, ¿es valioso o no es valioso? al final le saqué setenta marcos. me sentí estafado, pero me daba lo mismo.no sólo yo me moría de ganas de viajar. para mi asombro, JiMin también estaba ansioso ya días antes de emprender el viaje. no paraba de pensar en qué cosas llevarse, y no hacía más que llenar y vaciar una y otra vez las alforjas y el macuto que yo le había procurado. quise enseñarle en el mapa la ruta que había escogido, pero no quiso oír ni ver nada.
—estoy demasiado nervioso, chiquillo. me fío de ti.
Salimos el domingo de resurrección. hacía sol, y continuó haciendo bueno los cuatro días. por la mañana refrescaba, y a lo largo del día iba subiendo la temperatura, no tanto como para que se hiciera pesado pedalear, pero sí lo suficiente para poder comer al aire libre. los bosques eran alfombras verdes, jaspeadas de amarillo pálido, verde claro, verde botella, verde azulado y verde oscuro. en la llanura del rin florecían los primeros frutales. en el odenwald se abrían ya las forsythias. muchas veces podíamos pedalear el uno junto al otro. y nos enseñábamos las cosas que íbamos viendo: un castillo, un pescador de caña, un barco en el río, una familia paseando en fila india por la orilla, un cochazo americano con la capota abierta. cuando había que cambiar de dirección o tomar un desvío, yo me ponía delante; el no quería preocuparse de direcciones y carreteras. cuando había más tráfico, pedaleábamos el uno detrás del otro, a veces el delante, a veces yo. el tenía una bicicleta con los radios, los pedales y los platos protegidos, y llevaba un Short azul ancho que aleteaba al viento. al principio yo temía que el short se enganchara entre los radios o los piñones y JiMin se cayera, pero luego se me pasó el miedo y empecé a disfrutar viéndolo pedalear delante de mí.
Antes de salir había estado soñando con las noches que nos esperaban. nos imaginaba haciendo el amor, durmiendo, despertándonos, haciendo de nuevo el amor, durmiendo de nuevo, despertándonos de nuevo y así sucesivamente, noche tras noche. pero sólo me desperté la primera noche. JiMin me daba la espalda; mi incliné sobre el y lo besé, y el se puso boca arriba, me tomó y me retuvo entre sus brazos.
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El lector - ºKookMinº
Fanfiction- Siendo un adolescente tuve una aventura... - ¿Con un amigo? - Podría decirse que si... le gustaba que le leyera "Nunca me explicas lo que lees" "Es una obra, puedes leerlo tú" "Prefiero escucharte a ti" Jungkook es un niño de 15 años que se enamor...