—¿Pasa algo Annie? Estás muy pálida— expresó mi compañera pero me limité a ignorarla, no porque fuera culpable de nada; sólo es que lo que menos quería en este momento era responder su pregunta. Y eso hice, la ignoré, salí de casa apresuradamente mientras él me seguía por las escaleras. Traté de ser más rápida pero mis piernas cortas me traicionaron.
—Annie déjame explicarte— lleva sus manos a su cabeza tirando de su pelo desesperadamente —no le digas a Hannah por favor, déjame hacerlo— noté preocupación en sus ojos, preocupación que de todos modos no me convenció. Si alguien era capaz de mentirle a la persona que ama, ¿Por qué me estaría diciendo a mi la verdad?
—No puedo creer que le hayas hecho esto a mi mejor amiga, te creí otro tipo de persona Rodrigo. Me duele creer que solo estás arrepentido porque te descubrí. Después de todo lo que Hannah ha luchado, de verdad; no puedo creer que le hagas esto.
—Yo también he luchado por esta relación, no confundas las cosas Annie— en el momento que esas palabras salieron de su boca supe que él mejor talento de un traidor era victimizarse
—Todo lo que tengas que decir lo tiene que escuchar Hannah, no yo. Sí alguna vez tuvimos una amistad, el mayor consejo que podría darte sería que se lo digas tú antes que yo lo haga.
—Déjame hacerlo a mi, no quiero que se entere por otra persona—
—Te doy hasta mañana, ni un día más.
No supe si estaba de acuerdo y poco me importaba a decir verdad. Briana vino tras nosotros sin tener idea de lo que estaba pasando, con una cara de confusión, brazos cruzados y la cabeza ligeramente inclinada en dirección a nosotros.
—Explícale Rodrigo, dile a Briana lo que está pasando.
—Annie no hagas esto— niega repetidamente mientras me mira con ojos de súplica
—Yo no hice esto.
—¿Alguien me puede explicar lo que está pasando?, ¿De donde se conocen?— esta vez habló Briana
—Fuimos al mismo instituto, nos conocemos por —hice una pausa— ¿Te he hablado de Hannah antes, no?— ella asintió —Pues por ella nos conocemos.
—Bien, pero aún no entiendo lo que está sucediendo— los tres nos quedamos en silencio —Rodrigo di algo, quiero saber lo que está pasando—
—Briana es que yo— titubeó —yo— volvió a titubear y no pude resistirme
—Lo que está sucediendo es que Hannah y tú tienen el mismo novio— dije sin remordimiento alguno
—Resultaste ser igual a todos— su voz sonaba rota, como si pronto empezaría a llorar.
Decidí dejarlos solos, no es que Rodrigo mereciera si quiera eso de mi pero entendía que había cosas que Briana querría decirle en privado.
Me recosté en el sofá, leí unas cuantas páginas del libro que me había encargado la señora de la biblioteca hasta que caí rendida en un profundo sueño.
Calculo que fue un total de una hora y media antes de que escuchara la puerta abrirse dejando ver una nueva versión desconocida para mi de aquella chica ruda que parecía no importarle nada. Estaba hecha un mar de lágrimas, corrían por sus mejillas sin cesar.
Nunca he sido buena consolando, me limité a abrazarla; ella se aferró al abrazo por unos cinco minutos con su cara contra mi pecho.Me sentía lo suficientemente impotente y eso que aún no había visto a Hannah.
—Arruinó un noviazgo de muchos años— sorbió su nariz con uno de los pañuelos que le había ofrecido junto a un vaso con agua (para que pudiera entenderle algo cada que hablara )
—¿De cuántos años estamos hablando— tuve el atrevimiento de preguntar
—Cinco años— empezó a llorar otra vez.
Así fue el resto de mi día, el resto de mi noche, entre quejas y llanto. Pero es lo menos que podía hacer; estaré viviendo doblemente este amargo momento durante un largo rato.
Mi compañera estaba atravesando el peor momento: el primer día tras la ruptura. Tuve que convencerla para que se parara de la cama a rehacer su vida, no fue fácil hacerlo pero lo logré.
No quería ser yo quien le dijera esto a su mejor amiga pero si Rodrigo no lo hacía antes me vería obligada. No era lo que deseaba.
Salimos juntas a la universidad, por desgracia hoy llovía otra vez, como si el clima se enteraba por lo que atravesaba Briana.
Al llegar tomamos caminos diferentes. Me encontré con mis amigas quienes botaron de inmediato mis ojeras.—¿¡Cuántos días tienes sin dormir!?— preguntó Brenda aterrorizada
¿Realmente me veía así de mal?
El espejo que me extendió Anisha resolvió mi incógnita, realmente me veía así de mal.
—Iré a cubrir esto con algo de maquillaje mientras empieza la clase—
—¿Estás segura? La siguiente clase corresponde a Sorní— musitó Anisha con temor de ser escuchada, algo ilógico; de todas formas no estaba diciendo nada malo.
—Iré de todas formas— tomé mis cosas, me dirigí al baño donde tardé un rato cubriendo mi aspecto descuidado. Traté de hacerlo lo más rápido posible, en el fondo si me aterraba ser reprendida por ese señor nuevamente.
Cuando terminé me dirigí al salón. Desgraciadamente ya estaba ahí, la clase parecía haber empezado hace poco pero había iniciado, y ahí estaba el problema.
Respiré profundo antes de interrumpir, sabía lo que venía pero era preferible antes que lucir mal.
—No me sorprende— fue lo único que dijo. La sorprendida fui yo, estaba esperando lo peor. —Tome asiento— me invitó a pasar. Me senté junto a mis amigas como de costumbre.
—Te la tiene jurada— susurra una compañera de clase que no conocía del todo pero tenía razón.
—Estoy llegando a pensar que si— murmuré entre bostezos