Rick se despertó exaltado, Nika estaba a su lado, parecía pensativa y solo fingió una pequeña sonrisa cuando notó que Rick la observaba.
—Despertaste— dijo la rubia con dulce voz.
—¿Cuánto tiempo llevo dormido?— preguntó con voz grave.
—No mucho, solo fue un par de horas más que yo, apenas es mediodía.— Nika se acercó al chico desorientado y acarició su mejilla. —Gracias por salvarme anoche— reconoció, Rick genuinamente estaba aliviado de ver a Nika sana, tomó su mano y se dejó llevar por la calidez de su cuerpo humano por unos segundos.
—¿Dónde está Jim?— el gesto de Nika se endureció.
—No lo sabemos, tampoco encontramos a Beatriz, los muchachos y Lena dicen que no la han visto desde que regresamos— dijo Nika con seriedad y preocupación.
—¿Betty?—
—Ya envié a un grupo a que busque por los alrededores, y revisen en la casa de su padre.— comentó la chica, incluso Rick se sorprendió de su iniciativa, Veronika se había ganado el respeto de los Rebeldes por ser la única mujer humana en sus filas, admiraban su valor y su presencia, muchos en silencio incluso la comparaban con la difunta Reina Annelise.
—Debemos encontrar a Betty y a Jim.— murmuró Rick, un sentimiento extraño despertó en su interior, algo que nunca había sentido en su vida.
En la mansión Van Durguen se respiraba un aire extraño, desolado, abrumador, Chrys estaba sola en el comedor, nadie de la familia había bajado al desayuno, Lila y Violet habían decidido tener un desayuno privado en su alcoba, Red no había sido visto desde la noche anterior, y por ende su Guardia tampoco estaba cerca, Olivia había ordenado su desayuno en su oficina, y John había comenzado el entrenamiento con los reclutas desde muy temprano, del Rey, tampoco habían escuchado nada desde la tarde anterior, solo era Chrys sentada en la amplia mesa observando su plato.
—Le saludo mi Señora, ¿me permite acompañarla?— una voz poco familiar la sacó de sus pensamientos, era Fred, nunca había hablado tanto con ese chico, pero parecía ser unido a Red y a Tony, Chrys examinó sus peculiares ojos bicolor.
—Claro, siéntate, Friedrich ¿cierto?—
—Es un honor que conozca mi nombre— dijo Fred con su resplandeciente sonrisa mientras se sentaba frente a Chrys con un plato lleno de diversas frutas.
Fred notó a Chrys perdida, triste.
—En el mar no se tiene mucho tiempo para desayunar de esta manera, por eso mi apetito no es grande a estas horas de la mañana, usualmente una copa de licor de col y un cigarrillo son mis inicios de día.— comentó el marino tratando de ser amable, la chica parecía hundida aún en sus pensamientos.
—Capitán, ¿puedo hacerle una pregunta?— dijo la chica, Fred se mostró sorprendido y curioso.
—Por supuesto mi Señora.—
—Como bien sabrá, soy nueva en este lugar...—
—Y si me permite mi Señora ha logrado adaptarse muy bien rápidamente.—
—He... hecho algunas investigaciones, leído algunos libros.—
—No esperaba menos de alguien con su posición.—
—Pero verá, ese es el problema, no importa cuántos libros lea, o qué tan rápido controle mi magia, aún no comprendo cuál es mi posición, ¿qué soy yo en este mundo?, ¿qué tan importante soy?— divagó la chica ante la mirada compasiva de Fred, quien era la primera persona desde su llegada a ese lugar que vió a Chrys en ese momento como quien en realidad era, una adolescente humana, siendo que todos desde el inicio la trataron como ese objeto poderoso que les daría ventaja a su bando.
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Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]
FantasíaEn el Inframundo una guerra se ha desatado, cuatro hermanos pueden detenerla, solo siguiendo un camino de sangre, traición y hermandad. Del Poema de la Creación y Destrucción