Tal era la ausencia de la Familia Real que fue Linda la única presente cuando los criados sacaron los restos de Sera de la habitación de Reign, nadie cuestionó la razón por la que la chica estaba muerta, nadie cuestionaría o se enfrentaría al Teniente que arrojó la cabeza de un Príncipe Rider a los pies de los Van Durguen, nadie diría nada, solo limpiarían los restos y continuarían su vida como si ninguna joven de noble cuna hubiese muerto allí. Guardaron las cenizas en una pequeña urna y la entregaron a Linda.
—Finalmente irás a casa, tus padres te habrán extrañado mucho.— murmuró Linda caminando con la urna directo a la salida de la mansión con la intención de entregar las cenizas al mensajero que llevaría a Sera de regreso a la casa de sus padres.
—Si yo muriera aquí, ¿a quién entregarían mi cenizas?— preguntó Linda en voz baja mientras veía alejarse al mensajero.
Dentro del bar Lena observaba el atardecer con el corazón adolorido, Rick no había salido de la habitación de Jim y Nika no salía del suyo, ambos estaban devastados y lidiaron con su pesar cada uno a su paso.
—Él no ha salido para nada ¿cierto?— la voz de Nika sobresaltó a Lena, quien la miró vacilante, la rubia tenía los ojos hinchados y se veía pálida, pero su voz se escuchaba fuerte, decidida.
—No y no creo que lo haga— comentó Lena.
—Se culpa por lo de Jim—
—Jim y Rick nunca se llevaron bien cuando éramos niños...—Lena comenzó a recordar con una sonrisa. —... Rick siempre discutía con Jim, lo llamaba debilucho y Jim siempre respondía con alguna palabra difícil que sabía que Rick no conocería y que eso lo molestaría aún más...— Lena sonreía ante el recuerdo. —...Solían pelear incluso por ver con quien John pasaría la tarde, el pobre era su juguete favorito, uno quería leerle cuentos y el otro enseñarlo a trepar árboles, Linda y yo terminábamos cuidando a Johny porque ellos ya estaban peleando...— Nika imaginaba a las pequeñas versiones de sus amigos corriendo en un jardín, incluso pensar en John como un bebé indefenso le parecía adorable. —...Imagina lo feliz que hubiera sido crecer los seis juntos, con papá y los tíos Trek y Annie riéndose de nosotros por la ventana, no puedo recordar días más felices, fue hace tanto tiempo que parece un sueño.— dijo Lena con amargura.
—Y de un día a otro todos vivimos una verdadera pesadilla de mierda.— una voz fastidiada las interrumpió, Nika sintió terror, ¿quién era ese tipo?, ¿cómo sabía dónde estaban?, ¿por qué les hablaba con tanta confianza?
—Fellington— llamó Lena, Fred trató de sonreír pero solo pudo expresar una extraña mueca.
—Lena— saludó el chico acercándose.
—Veronika, él es Fridrich Fellington, por él tenemos la pólvora myisling, es un aliado, ha estado de infiltrado en la mansión Van Durguen, por eso no lo habías conocido.— explicó Lena, Fred hizo una leve reverencia.
—Milady, solo llameme Fred.—
—¿Infiltrado en la Mansión?, Christina— recordó Nika alterada, Fred le sonrió levemente.
—La Señora de la Oscuridad, ella está bien, por ahora, cada día más rechoncha pero es normal en su estado.— dijo Fred, Lena y Nika lo miraron extrañadas.
—¿En su estado?— preguntó Lena.
—Sí, esos dos pequeños herederos de la Oscuridad están creciendo rápidamente.— Lena y Nika enmudecieron del asombro y la confusión.
—¿Herederos?, ¡¿Christina está embarazada?!— preguntó Nika.
—De John— afirmó Lena dudosa.
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Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]
FantastikEn el Inframundo una guerra se ha desatado, cuatro hermanos pueden detenerla, solo siguiendo un camino de sangre, traición y hermandad. Del Poema de la Creación y Destrucción