La Reencarnación de Pandora (Serie Veneno sobre ruedas II)

La venganza es dulce (parte 2)

Pov Pandora:

Grito con todas mis fuerzas y barro con todo lo que está a mi paso, tirando mesas, incluso rompiendo una, tiro cajas con materiales, la mayoría se hace a un costado viendo mi ataque de rabia tan fuera de control. Creo que ninguno de ellos jamás me había visto tan enojada en toda mi vida y es que creo que no lo había estado realmente en mucho tiempo, y no es porque sea ELLA en particular, sino por lo estúpida que fui de no matarla cuando tuve la oportunidad en su momento. 

Debí meterle una bala justo entre los ojos desde el instante uno, desde el momento en que su molesta voz me hizo doler los oídos. Y no solo por Líon, sino por ser ella, por mostrar la personalidad desagradable que tenía y que, al parecer, aún tiene. 

Rápidamente, vuelvo hacia el desgraciado y lo agarro por el cuello, obligándolo a mirarme, su piel poniéndose roja por la falta de oxígeno que no llega a sus pulmones y en camino a ponerse azul. 

-¿Dónde está?

-N-no... yo...

-No me hagas repetirlo, decime ahora mismo dónde está, dónde lo tiene, o te juro que voy a hacer que desees jamás haber nacido.

-M-mi com-mputa... dora...

-¿Qué con ella?

Franki me obliga a soltar su cuello, mirándome con una advertencia, porque estuve a punto de matarlo, cortándole el suministro de oxígeno antes de que pudiera decirme nada. El maldito tose mientras se recupera y yo lo miro con odio puro. No tengo que permitir que mi ira me haga asesinarlo antes de tiempo, él es solo un idiota desgraciado que me llevará hasta ella, la maldita que hizo todo esto posible, de lo contrario, no podré encontrar su escondite, porque ha desaparecido hace tiempo y no tengo cómo rastrearla. 

-Respondé la pregunta de una buena vez o nadie me va a frenar ésta vez.

-Mi... mi computadora... rastreo. 

-¿Qué?

-Ella... a veces desaparecía... no contestaba... así que mandé a... intervenir su teléfono...

-¿Así que la rastreabas con tu computadora?

-Sí...

-Llévenle la computadora a Witch, ahora, que busque a esa desgraciada y que se preparen todos, porque en cuanto la encuentren, vamos a ir por ella y no planeo que nadie quede vivo.

-Hecho. 

Al tiempo en que los presentes se retiran, miro al maldito, el cual me devuelve el mismo odio (o hasta más que el que siento por él) y me acerco, agarrándolo ésta vez del pelo, alzando su cabeza para verlo directo a los ojos. 

-Vivirás... por ahora. Agradecé que me fuiste útil, porque de lo contrario, ya estarías siendo comida para perros. 

Lo suelto con asco y me alejo, encontrándome de sorpresa con la castaña mirada de alguien que no debería haber visto nada de lo que pasó acá adentro, porque su hermano quería mantenerla protegida de éstas cosas.

-¿Quién es? ¿Quién se llevó a Líon? Decímelo. 

-Flor...

-Quiero que me lo digas, quiero saber quién fue la desgraciada que destruyó mi casa, casi mata al hombre que amo y se llevó a la única familia de sangre que me queda. Tengo derecho a saber, así que no me intentes disuadir y solo respondeme. 

Suspiro frotándome la cara con un poco de frustración por su necedad (digna hermana de mi demonio) y simplemente la agarro del brazo, llevándola a mi oficina para poder hablar. Necesito un pucho y tratar de calmarme, porque con la ira que tengo encima, la espera va a ser muy difícil y necesito también que los gemelos vengan, porque tengo más encargos para ellos.