Después de la pelea, y habiendo bajado la adrenalina, llego el cansancio y el dolor de cuerpo. Estaba contento con haber logrado su cometido, aunque no iba a negar que sentía un poco de tristeza por haber perdido a quien hubiera sido un buen compañero de pelea. Quizá un nuevo amigo.
Sin embargo, no podía quedarse quieto en ese lugar. Tenia que ir en busca de Fushiguro, idear nuevos planes, seguir adelante para poder acabar con ese juego enfermo, rescatar a su sensei y levantar lo poco que les quedaba de normalidad.
Se quedo sentado unos momentos, intentando regular la respiración, tomo su uniforme y lentamente se lo fue colocando, Yuuji nunca bajaba la guardia, vigilando que nada ni nadie lo tomara desprevenido. El lugar había quedado medio destrozado, pero; siendo ya tarde, pensó que también le serviría para pasar de noche.
Por peores cosas había pasado como para quejarse si dormía a descampado, así que tener ese techo sobre su cabeza era prácticamente un lujo, uno que no pensaba desaprovechar.
Se encamino hacia la puerta, buscando una forma de evitar que lo tomaran por sorpresa, pero no logro dar mas de tres pasos cuando sintió que fue enviado al vacío, su cuerpo se adormeció y después se llenó de escalofríos.
Sus rodillas sintieron el impacto primero, uno que agradecía no fue doloroso, la humedad lo envolvió rápidamente, el color rojo hasta donde su mirada podía alcanzar, apoyo las manos en el agua roja, evitando irse de cara y mojarse completamente el cuerpo.
—¡Sukuna!—
Yuuji salto, poniéndose en guardia, busco a la maldición por todos lados, pero no logro encontrarlo. Luego de eso un golpe en el estomago lo envió lejos, el aire no llegaba con toda su capacidad a los pulmones, el dolor en la espalda y la cabeza por la fuera del impacto lo hizo tambalear, pero no cayo, sintiendo los brazos de Sukuna alrededor de su cuerpo.
Sus movimientos eran instintivos, casi animales y como una presa frente a su depredador, decidió esperar. Trago saliva, intentando pensar en lo que fuera para salir con rapidez de la situación en la que se encontraba.
—Encuentro innecesario que te desnudez para lograr un objetivo, mocoso...— le dijo
Yuuji sintió la voz tan cercana a su piel, que rápidamente esta se erizo por el cambio de temperatura, además de que estaba un poco mojado, le daba una sensación un poco más fría a todo su cuerpo.
—¿Tu hablando de desnudez? — le dijo con ironía —Quien se arranco la ropa frente a mi mejor amigo—
Yuuji podía sentir el sudor cayendo por su rostro mientras el corazón latía tan fuerte que pensó que le atravesaría el pecho y esperaba que no fuera de una manera que atentara contra su vida. Estaba sorprendido por la abrumadora sensación de excitación que llenaba su sangre, que se escurría entre cada vena e iba a cada parte de su cuerpo.
Y solo por la forma en la que estaba apresado contra un enorme pilar de huesos a sus espaldas.
—¡Ah...! Su-Sukuna— gimoteo lleno de dolor
—No te vayas mocoso, todavía tienes que recibir una lección—
Yuuji apretó sus manos en puños, soportando las ganas de lanzarlos en contra de la milenaria maldición, pero sus labios paseándose por su piel, sus manos moviéndose con lentitud por su espalda y debajo de la ropa cabe destacar, le hacían perder la noción de lo que fuera.
Su mente estaba en blanco, concentrada en como la boca de Sukuna se apretaba contra su piel, como chupaba hasta lo que sabía serán grandes marcas, como sus dientes, sus colmillos dejaban agujeros, pero no lo suficiente como para sacar sangre.
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Lo dejare pasar esta vez...
FanfictionEscondido en la profundidad de su lujuria, encontrara que su propia sombra está llena de un oscuro deseo que no le es indiferente. Su mirada liquida irradia poder, el dolor en su piel; pertenencia ¿Qué tan mal estaría para él, caer? "Un au sobre lo...