Guerrera | Shingeki No Kyojin.

V

***

La pequeña luz tenue que se esparcía por la habitación hizo que abriera los ojos lentamente. Desorientada y sin levantarme de la camilla en donde estaba, miré el techo intentando reconocer el lugar. La enfermería.

—¡despertaste! –el techo de madera se vio opacado por los ojos azules de Krista– ¿como te encuentras, estás bien?

Volví a parpadear recordando el por qué estaba en esa camilla, levanté la mitad de mi cuerpo para poder sentarme cómoda y mirar la sala.

—estoy bien –dije tomando mi cabeza y mirarla directamente, haciendo que un pequeño rubor apareciese en sus mejillas– gracias por traerme acá, no sabía que tenías tanta fuerza.

—bueno, no fui yo la que te cargó... –de la puerta entró Ymir con un semblante cansado, sonreí.

—con que ya despertaste, espero no le hayas hecho nada raro a mi krista –bufé, como si pudiera hacer algo– debemos irnos, la operación ya está por comenzar.

—¿operación..? –Ymir me comenzó a explicar mientras ajustaba mi equipo tridimensional a mi cuerpo y salíamos por la puerta a encontrarnos con los otros– vaya plot twist, querían matar a Eren y ahora lo necesitan, la hipocresía para salvar a la humanidad.

Moviéndonos con el equipo, llegamos a la muralla, me uní con Reiner quien estaba acompañado de Berthold y Marco. Los dos primeros me miraron como si fuese un pequeño insecto, estaba segura de que no me querían cerca, pero debía tenerlos cerca.

—hola.. –moví mi mano de lado a lado– espero que acepten a uno más acá.

—¡por supuesto que sí! –miré a Marco que asentía emocionado– ¡d-digo! si no les molesta...

Los dos sobrantes se miraron entre sí, asintieron dándome el apruebo y uniéndome a su escuadrón.

—gracias.. –hice una pequeña sonrisa hacia los dos– vamos Marco, ¡este es el día nacional Mar-ka! –coloqué mi brazo en sus hombros– ¿entiendes? combine nuestros nombres.

Se mantuvo en silencio con su rostro rojo, saqué mi brazo de encima de él y me alejé , mi rostro estaba rojo, ¿qué clase de broma fue esa, Kate? ¿cimbini niistris nimbris? Suelo decir cosas graciosas en la mayoría de veces que abro la boca pero hay veces en las que son realmente estúpidas que hasta a mi me avergüenzan.

—¡v-vamos, soldado! –le dije saltando el muro.

La mayor parte del tiempo estuvimos distrayendo a los titanes que iban y venían por nuestros lados, los pocos titanes que mataba eran para salvar a Marco que siempre pasaba al filo de la muerte por estar distraído.

Por detrás sentí el grito de un soldado, corría a su máxima velocidad escapando de un titán, miré al frente y Reiner con Bert estaban parados en un techo, observé a Marco que estaba al frente mío mirándome.

—adelántate con ellos al techo, iré de inmediato, ¡rápido ya! –sin esperar su respuesta fui hacia el pobre soldado– ¡hey, bastardo!

Sin dejar que el titán me mirase, en un rápido movimiento estaba sacando el pedazo de carne desde su nuca.

—¡reúnete con tu escuadrón, soldado! –le grité mirándole.

—¡ayuda! –un minucioso grito se escuchó a mi derecha, me colgué de una casa y observé de donde vino.

Un titán tenía a Marco entre sus manos a punto de echárselo a la boca.

—¡¡KATERINA!! –sin pensarlo salí disparada y clavé las aspas en la nuca del titán, mis dos hojas atravesaron el pedazo de carne de su cuello y busqué con la mirada a los dos de mi equipo.