Amenaza

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— ¿Hola? —dijo David cuando respondió la llamada.

— ¡Hermano! —respondió Jessie— ¿Por qué sólo te comunicas hasta ahora?

—Lo siento. Estos días han estado bien pesados. ¿Qué pasó?

Solamente estamos preocupados por ti. Como no habías respondido ni nuestros mensajes, en realidad queríamos saber de ti, más que nada.

—No hay de qué preocuparse. Sigo en la escuela, no ha pasado nada nuevo fuera de eso. Los muchachos y yo estamos bien. 

Me alegra escuchar eso... Cuídate mucho, hermanito. Espero que podamos reunirnos el mes siguiente. El abuelo quiere verte, así que probablemente también vaya.

—No sé por qué no me dejan ir a los Estados Unidos, pero me pone feliz que vengan.

Al escuchar eso, Jessie se sintió triste. —Sí... Nosotros también estamos felices por verte. 

— ¿Cómo está mamá? 

Ella está bien. Ha estado un par de veces en el hospital, pero no es nada grave. Solamente sus tratamientos hormonales, como siempre.

—Avísame cuando esté libre para poder llamarla.

Lo haré. ¿Puedes encender la cámara? ¿No interrumpo tus clases?

—No. Estoy en descanso —dijo el pelirrojo mientras acomodaba su teléfono para poder activar la cámara frontal y así ella pudiera verlo.

En cuanto lo hizo y vio a su hermana, ella sonrió inevitablemente. Hacía ya un año que no se veían en persona, y aunque verse a través de una videollamada no era igual, poder tener ese contacto aunque fuera les alegraba bastante.

Jessie era una chica de veinticinco años. Una alfa dominante hija de una de las familias de abogados más prestigiosa de todo Estados Unidos. Sus ojos eran verdes y su cabello pelirrojo al igual que David. Ellos dos eran muy parecidos, con la diferencia de que Jessie tenía unas cuantas pecas. Ambos eran la viva imagen de su madre. Ella tenía un hermano gemelo, Frank, con el cuál lo único que compartía era la fecha de nacimiento, pues en realidad él era de cabello castaño oscuro y ojos grises, igualito a su padre.

— ¿Y cómo está Frank? —preguntó David.

Bien. Debe estar por ahí en el jardín... Te ves bastante diferente.

—Estoy en crecimiento, hermana. ¿Qué esperabas?

En ese momento, Suha, Kojiro y Kaoru entraron al salón donde se encontraba el pelirrojo. 

—Los muchachos están aquí —dijo el muchacho.

¡Quiero verlos!

David les hizo una seña para que se acercaran y ellos hicieron caso. El primero en aparecer en la imagen fue Suha, saludándola muy enérgico como siempre.

— ¡Hola Jessie! —dijo el coreano.

¡Hola, bebé! ¿Cómo estás? —preguntó ella.

—Estoy bien. Hace mucho que no te veía

Iremos el mes que viene. Ojalá podamos verlos a todos.

— ¡¿Van a venir?! —preguntó el peliverde emocionado.

¿Es Kojiro? Quiero verlo también —dijo Jessie.

El pelirrojo puso el teléfono frente a la cara de su amigo.

— ¡Jessie! —dijo Kojiro.

¡Hola! ¿Cómo has estado? David me contó que estuviste internado en el hospital. ¿Qué ocurrió? ¿Ya estás bien?

Proyecto Sakurayashiki || OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora