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Lee Mirin

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Lee Mirin.

—Buenas tardes Kim Jungwoo, hoy te traigo tu sopa favorita —sonreí.

Camine hacia él para dejar el plato y obsérvalo detenidamente, sin nada más que decir o hacer salí de la habitación.

Otro día más aquí... viendo cómo llegan pacientes y caminan por los pasillos.

Salir del hospital era tan aburrido, en sí mi vida lo era. Una rutina diaria que me tenía atada.

Había escuchado algunos pacientes gritar mientras salía del hospital, era aterrador, ventanas llenas de telarañas y paredes despintadas.

Es tan feo este lugar, quizá, sino hubiera seguido los consejos de mamá no estaría viviendo esta pesadilla siniestra, sin duda lo único que le provocaba a los pacientes era dolor de cabeza.

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Ya había llegado a casa, tomar un baño e ir a la cama fue lo que hice.

Un buen sueño era lo que faltaba en mi cuerpo cansado.

—Listo —suspiré.

Antes de cerrar mis ojos sonó mi celular. Bufé cansada y mi estiré para tomar el maldito celular que yacía en el buró justo alado de la cama.

—Diga —dije irritada.

—Mirin soy yo, tienes que venir —habló rápido.

—¿Qué pasó Jini? —tallé mi ojo.

—El paciente 102, la Directora Moon te quiere urgentemente en el hospital—, suspiró —tienes que venir.

—¿102? —cerré mis ojos mientras pensaba —102, maldición Kim Jungwoo, ¿qué le ha pasado Jini? —me levante de la cama.

—Se ha escapado Mirin.

—¡Mierda! —exclamé —¿Cómo se escapó del hospital? Es uno de los lugares más seguros del país —puse mis sandalias en apuro.

—No lo sé Mirin, cuando fue mi turno —hizo una pausa —el paciente 102 ya no estaba, fue tan aterrador, pensé que aparecería justo atrás de mi como las películas de terror.

—Olvida eso, ya iré para allá —colgué.

Con rapidez me cambié y salí de casa, afuera estaba tan helado que pensé en morir de una hipotermia sino aparecía un taxi en ese momento.

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Ya me encontraba en el hospital, el sol se había ido y ahora la estancia era aún más aterradora.

—Mirin —Jini me abrazo —que bueno que has llegado.

—Sí —, quite sus brazos de mi —el paciente 102, ¿ya lo encontraron?

—No Mirin, ese tipo desalmando nos tiene con dolor de cabeza.

—Jini, no le digas así—, chasqueé la lengua —estudiaste para entenderlos, no para juzgarlos.

Jini bajo la mirada y asintió.

—Mirin, ya buscaron al paciente 102 por todo el hospital —mencionó la Directora Moon.

Era la directora del hospital, siempre con bata blanca y bien planchada, sin duda tenía en la frente, Directora del mejor hospital psiquiátrico del país.

—Directora Moon —suspiró Jini —¿Qué pasará si me encuentro al paciente 102 y me quiere matar? —hizo una cara de preocupación —O peor Directora —puso sus manos en su boca —me aniquila.

—No diga tonterías señorita Kim —contestó —vaya a hacer su trabajo.

—Sí Directora.

Jini y la Directora Moon se habían ido de mi vista, ¿qué haría yo aquí? Supongo que nada, ya era hora de volver a casa y tomar mis 8 horas de sueño que merecía.

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Había vuelto al departamento, ingrese la contraseña de la puerta y entre.

—Dulce hogar por fin —sonreí.

Fui directamente a mi cuarto a cambiarme.

¡PUMMM!

Se escucho un gran estruendo que me hizo sobresaltar, así sin más salí de la habitación.

Sentía que algo estaba mal, ahí fue cuando me arrepentí de haber visto películas de terror una noche antes.

Sentí como mi cabello voló por un aire desconocido, sin embargo, recordé que no había dejado ninguna ventana abierta por el maldito frío que hacía afuera.

Creo que solo era mi imaginación, así que fui hacia mi cama y me tapé con la cobija para poder dormir.

—𝑀𝑖𝑟𝑖𝑛 𝑚𝑖𝑟𝑖𝑛, 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑖𝑛𝑑𝑎 𝑒𝑟𝑒𝑠.

𝑃𝑠𝑦𝑐ℎ𝑜𝑝𝑎𝑡ℎ 𝑖𝑛 𝑙𝑜𝑣𝑒 • Kim JungwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora