Capítulo 5

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Mcgonagall lleva a los tres a un aula que no está ocupada y llama los jefes de cada una de sus casas, en eso, vino el profesor Snape, con semblante serio; el profesor Flitwick, un tanto confundido; y la señora Sprout, tras ellos.

Después de que la profesora de transformaciones les contara lo sucedido a los demás, estos se pusieron de acuerdo en que la alumna de Hufflepuff no había cometido ningún error, por lo tanto no tendría que recibir ningún castigo, sin embargo, los dos alumnos restantes pagarían su error, limpiando la torre oeste.

Salieron del aula y alumno de Ravenclaw  le dio un leve golpe en el hombro a la rubia de cabellos cortos para llamar su atención.

– Nos vemos a las cinco, Smith – dijo de forma burlona para después darse la vuelta y dirigirse al lado contrario del que iban ellas.

– Imbécil – dijo entre dientes María.

Iba a dirigirse a su amiga cuando se dio cuenta de que esta la había adelantado, María corrió tras ella y la cogió del codo para pararla.

– ¿A que ha venido lo de antes? – preguntó molesta.

– Solo intentaba que no te metieras en líos – respondió – pero como nunca me haces caso.

– ESO NO – exclamó sobresaltando a Inma – estabas a punto de disculparte – reprochó.

María estaba con los brazos en jarra mirando  a su amiga con ferocidad y esta rodó los ojos y soltó un suspiro intentando no perder la paciencia.

– Menos mal que ha llegado Mcgonagall antes de cometieras tal cosa – dijo con dramatismo.

– Déjalo ya reina del drama, solo era una disculpa – contestó.

– Y tú deja de ser tan bondadosa con todos – dijo empezando a exasperarse – ¡Él es el que TE tiene que pedir perdón A TÍ, no al revés!

– Vale – dijo derrotada – tienes razón no tendría que haberlo intentado siquiera, pero cálmate, por favor.

María hizo caso a lo que decía y se calmó mientras seguían andando hacia su próxima clase hasta que se acordó de algo MUY IMPORTANTE.

– ¡¡NO SABES QUÉ!! – dijo sobresaltando a la rubia que iba a su lado, otra vez – ¡¡DRACO ME A MIRADO CUANDO LE HE DADO EL PUÑETAZO A ESE IMBECIL!! ¡¡Y LUEGO ME HA SONREIDO!! – exclamó casi gritando mientras daba saltitos de la alegría.

– ¡Madre mía, tú estás muy mal! – espetó Inma – Solo te falta tener unos calzoncillos suyos.

María abre la boca de asombro ante la "idea" que a propuesto su amiga, quién se da cuenta de sus intenciones en cuanto ve ese brillo característico en sus ojos.

– No María, ¿no será lo que yo estoy pensando? – la nombrada asiente con énfasis – NI SE TE OCURRA, prefiero que le hables a que hagas tal locura – le ordenó.

– Venga ya Inma, parece mentira que no me conozcas – Inma soltó un suspiro de alivio el cuál se desvaneció  tras las siguientes palabras – primero le hablo y luego le robo los calzoncillos.

– Sí claro – dijo vacilando – y si tú haces eso yo le contesto al pijo cuando se me encare ¿no te jode? – y después empezó a carcajearse.

– Trato echo – gritó mientras echaba a correr por el pasillo y se perdía tras doblar la esquina.

***

– ¿Sabes? –  dijo Jack en el otro extremo de la lechucería donde se encontraba limpiando con María –  tu amiga es menos irritante que tú.

El chico pensó que este comentario enfadaría a la chica que estaba en el otro lado de la sala, pero nada más lejos de lo sucedido, pues la rubia soltó una pequeña carcajada.

– ¿Y que te ha llevado a pensar eso? –  dijo María con un gesto de asco por un excremento de búho.

– No sé, emmm, déjame pensar –  dijo irónicamente –  que ella no se dedica a pegar puñetazos a diestro y siniestro cuando  alguien dice un comentario que no le agrada por ejemplo.

– Pues debería hacerlo , de todas formas eso que dijiste no estuvo bien , no tienes derecho a juzgar a nadie por su tipo de sangre ¿entiendes o eres demasiado imbécil para hacerlo?

–  ¡Eh! cuida tu lenguaje Smith

– Cállate.

– Cuanto te gusta mandar a callar a la gente pero que poco te gusta callarte a ti –  se escuchó tras ellos y María corrió a darle un abrazo a su amiga.

– Menos mal que has venido –  dijo con alivio –  ahora relévame un rato que si no voy al baño me va ha explotar la vejiga –  y con las mismas echó a correr antes de que Inma le pudiera rechistar.

Esta cogió una escoba y siguió con lo que estaba haciendo María ignorando completamente al chico moreno que se encontraba en la habitación.

–  ¿Dónde aprendiste ha hacer pociones? –  preguntó curioso, pues no se creería que hubiera sido un simple golpe de suerte.

La chica siguió a lo suyo como si no le hubiera escuchado y empezó a tararear una canción, pues después de pensarlo durante toda la tarde, se dio cuenta de que su amiga tenía razón, se tenía bien merecido ese puñetazo que le había dado.

Jack dejó de hacer su tarea y se paró a mirarla, no se había detenido a observarla bien desde que la vio por primera vez en el tren. Sus rizos dorados le caían por las espalda hasta llegar a mitad de esta, cada vez que se movía ellos se movían al compás de su cuerpo y al moreno le entraron ganas de comprobar si era tan suave como parecía.

¿Pero en que estoy pensando?, preferiría tocar a un escarabajo antes que tocarla a ella

Entonces el moreno se dio cuanta de algo:

¿Me estas ignorando? – se sorprendió y soltó una carcajada seca –  me lo esperaría de todos excepto de una Hufflepuff.

–  Y yo esperaba que, siendo un Ravenclaw – se burló – te hubieras dado cuenta antes en vez de quedarte mirándome embobado.  – ella dijo esto sin girarse a ver al chico ni un segundo, pues aunque él no se hubiera dado cuenta, justo delante de ella había un cristal que lo reflejaba como si fuera un espejo. 

¿a caso tiene ojos en la espalda o qué? pensó mientras abría los ojos como platos.

– Solo estaba observando lo mal que barres –  dijo lo primero que se le vino a la cabeza.

La chica, recogió lo que había barrido y lo dejó en un lado para después girarse hacia el moreno.

– Sí, Sí – habló sarcásticamente –  lo que tú digas, yo me voy que esto ya está recogido.

El chico de ojos azules se quedó parado sin saber que contestar y se asombró aún más cuando ella se paró a su lado y de dijo en un susurro:

–  Sigue repitiendo eso hasta que te lo creas, pero ambos sabemos que mientes –  y con las mismas salió de allí dejando al chico sin palabras por primera vez en su vida.

Me ha dejado sin palabras, a mí, a Jack Collins Servetti  pensó molesto, la gracia es que no le molestaba que hubiera sido una chica, sino que hubiera sido esa chica, la chica a la cuál subestimó y con la cuál se había equivocado, eso era lo que a él le molestaba, equivocarse.

Un hogar distinto [Fanfic Hogwarts]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora