Ya había pasado más de dos semanas de que el inútil de Fredtonto, upss perdón... Freddie Benson había sido ingresado al hospital después de esa horrible caída en la piscina llena de atunes hambrientos, y que obviamente yo su salvadora Samantha Puckett lo había rescatado. Freddie no había dejado de ser el mismo nerd tecnológico de toda la vida.
-¿Ya le hablaste a tu insoportable e irritante mamá Fredwardo? -le dije al castaño que estaba sentado sobre la cama mientras esperaba que le amarrara las agujetas de sus tenis porque él no podía por el hecho que aún tenía un collarín sobre su cuello.
-¡Obviamente no! O sería capaz de estar día y noche diciendo que era mala idea venir a L.A y sobretodo venir a ver a la rubia egoísta y grosera que siempre termina metiéndome en problemas en los cuales siempre o la mayoría de las veces termino herido.
Agachó su mirada y me vio a los ojos con un poco de molestia.
-Quizá tiene razón tu horrible madre Freddie... -terminé de amarrar sus agujetas y me senté a su lado -. Siempre termino arruinándolo todo.
Me observó sorprendido. Nunca se imaginó que esa fuera mi respuesta.
-Wou Wou ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Dónde quedó la agresiva y salvaje come carne de siempre?
-¡Ni yo misma lo sé!... ¡Te odio Freddie!
Me levanté y salí de la habitación del hospital decepcionada de mí y de lo que un día había llegado a ser. Dónde había quedado la dominante y agresiva Sam Puckett.
-¡Sam! ... ¡Sam! Por favor espera... Necesitamos hablar.
Escuché la voz de Freddie alejándose cada vez más de mis oídos. No le tomé ni la más mínima importancia y tomé un taxi sin tener un rumbo fijo en mi mente.
-¿Señorita a dónde nos dirigimos?
Dijo el chofer del automóvil mientras yo tenía en mi mente las palabras de Freddie. Él seguía viéndome como la misma Samantha Puckett que había salido de Seattle hace más de un año. Muy dentro de mí quería que se diera cuenta que yo ya no era la misma desde el momento en que me había enamorado de él.
-Simplemente y avance y cierre esa boca.
PVO Freddie Benson
Sam salió corriendo sin que yo entendiera el porqué de su reacción, aunque vaya, ella siempre había sido tan voluble en sus sentimientos. Cuando estaba en Seattle, algunas veces se comportaba como la misma chica agresiva y altamente peligrosa de siempre y otras veces parecía, cómo decirlo, ¿normal? De cualquier forma en que se comportara yo la quería.
Yo había notado que después de ese día en el elevador, ella había disminuido los golpes y las ofensas como siempre se lo había pedido y eso para mí se estaba tornando extraño, hasta podría decir que era incómodo. Pero qué diría la gente de mí si yo se los contara, ¿Qué estaba loco por extrañar el ahorcarnos mutuamente siempre?
Así que intenté de todo, volver a odiarla, ignorarla, intentar vivir mi vida como antes de ese primer beso que había cambiado mi vida, y lo digo así porque a pesar de odiar a Sam, ella había sido mi primer beso formal y no estaba arrepentido de que hubiera sido así. Les aseguro que antes yo soñaba con que mi primer beso hubiera sido con la que yo creía era mi amor verdadero, Carly Shay, pero llegó Sam a cambiar el destino de mi vida.
Esa rubia que constantemente me atacaba, me golpeaba con cualquier cosa que encontraba en su camino y que inventaba cualquier ofensa para hacerme recordar que yo era el más cobarde de los tres.
Aunque al principio que la conocí me molestaban todas sus agresiones, cada día que pasaba me sorprendía la gran imaginación que tenía para encontrar la forma de molestarme, hasta llegué a creer que antes de que se durmiera pensaba una nueva forma de tortura y yo una nueva forma de evitar cualquier confrontación, pero al final ella siempre ganaba y terminaba haciéndome odiarla cada día más y hacerme la misma pregunta todas las noches.
¿Por qué simplemente no te alejas de ella?
PVO Sam Puckett.
Luego de divagar por las calles de L.A. La mayor parte de la tarde decidí ir a mi lugar preferido, el lugar donde las personas idiotas tropezaban con esa grieta, la misma banca donde Cat había despertado un sentimiento extraño en mí, el necesitar un verdadero amigo.
Después de un largo año sin Carly, creí que jamás volvería a encontrar una amiga verdadera hasta que esa pelirroja que parecía tan torpe e ingenua apareció en mi vida. Cómo lo había hecho Freddie Benson.
Yo no entendía por qué apesar de haber aceptado terminar esa relación aún me preguntaba qué hubiera sido si ahora siguieramos juntos, si tan sólo no hubiéramos escuchado esa plática que había sostenido con Spencer, Carly. ¿Freddie me hubiera cambiado y hubiera dejado de ser yo misma? Lo único que sabía era que tenía miedo de enamorarme aún más de él y aceptar que siempre estuve equivocada creyendo que me gustaba molestarlo.
