Capítulo 130: El Flujo

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El entrenamiento de Tsukiyomi en el templo de la luna había comenzado, el dios más frívolo y el que más me odiaba con diferencia. En este caso el dios me hacía blandir mi katana con esfuerzo y dedicación, sin dejarme ni un minuto descansar.

--Eres demasiado débil, mantienes un toque de katana simple y no fuerzas el agarre. Blande esa espada y dirige tu ataque a esos soldados de plomo con los ojos cerrados, no me importa si tardas una eternidad.--Anunciaba el rey de la luna bastante molesto mientras mantenía los ojos cerrados, y como no podía ver ni oír ningún ruido, además de no poder distinguir un aroma o activar el Mundo Cósmico me dificultaba demasiado.

--Sí señor, lo haré.--Respondía ante su orden de manera respetuosa, aunque con algo de miedo ya que en cualquier momento podría matarme si no tenía un sumo cuidado. El entrenamiento consistía en atacar a unos soldados de plomo con una ubicación desconocida y con los ojos cerrados, y según mi maestro era por "saber atacar sin el uso de ninguna habilidad sensitiva, sino por mi instinto agudo", lo cual era bastante complicado ya que sabía los movimientos que hacía, pero no distinguía la dirección, supongo que eso significaba aprender como se sentían las personas sordociegas. No obstante nunca me rendía en intentar acertar un golpe, más todos los intentos eran fallidos sin ningún problema.

Después de diversos intentos fallidos recordé una cosa importante, ¿por qué no seguía el flujo? Cada respiración tenía un método de ser fluida, lo mismo con el poder divino, entonces solo había que concentrar el espíritu para llegar a ellos. A través de una meditación exhaustiva y concentrándome pude llegar a distinguir por la mente un camino, una especie de rayo que me guiaba por donde debía atacar. Asimismo me deslicé lentamente por el lugar y cortar en diversos movimientos, para que al abrir mis ojos todos hubieran sido destruidos.

--No está mal, has aprendido a sentir el flujo de tu respiración y guiarte bajo tu instinto de batalla, espléndido. Contra oponentes que sean muy poderosos y no puedas sentir su presencia o no se distinga el sonido es bueno usar ese método, es una táctica de batalla que solo una persona tranquila puede hacer. Bien, ahora quiero que desenvaines tu espada y la balancees durante un tiempo dado, yo te diré el tiempo exacto que debes hacerlo.--Me avisaba el dios de la luna con un tono frívolo, en el que me pasaba un arma de filo realmente ancho y afilado, pero al momento de cargarla directamente caí de rodillas por tal fuerza que tenía, ¿qué diablos era esta espada?

--Comprendido, lo haré tal y como dice.--Aseguraba algo fatigada y aumentando mi tonificación muscular para tratar de cogerla, pero por algún motivo no sólo era pesada, sino también unos pequeños rayos electrizaban mis manos, entendiendo al momento la situación de lo que quería hacer: cuanto más pesado y fuerte era un arma, los movimientos eran lentos, y la electricidad servía para dañar al usuario y conscientemente mejorar la resistencia. Por lo mismo respiré hondo para aplicar toda la fuerza que tenía en mis manos para ir levantando el arma, que a duras penas podía mantenerla alzada, y después la descendía con un paso lento, para que de manera seguida dichos movimientos se repitieran con consonancia. El esfuerzo era inmenso,y al repetir los tajos una y otra vez empezaba a acostumbrarme al peso, subiendo y bajando con cada vez más velocidad,incluso los rayos empezaban a ser simples cosquillas después de estar días realizando dichos ejercicios. El problema era que una vez lo tenía dominado aumentaba el peso cada vez más, y me ordenaba cambiar la dirección de mis golpes. Por un momento quedé en shock, pero por mi pura determinación recordaba el amor que había entre los dos amantes, y me obligaba a continuar con mera resistencia y fuerza de mis músculos, lo que pareció sorprender a mi maestro como podía dominarlo en tan poco tiempo.

--No está mal niña, eres poderosa. A decir verdad te pareces a tu madre, siempre se esforzaba para convertirse en la diosa de la vida que tanto deseaba y es actualmente. Sin embargo...dejémonos de tonterías, es momento de seguir tu entrenamiento, y como sabrás al usar un arma más pesada y dominarla, tus movimientos con la katana deberían ser más eficaces y ser más rápida. Ahora practicaremos como te defiendes con ella, usa tu arma de sangre y atácame con toda tu fuerza, no me verás en ningún momento.--Llegó a decir con una voz tan fría como el hielo que perfectamente me recordaba a Kyoko, pero mucho más efímera, aguda y llena de rencor, haciéndose imponer como un rey tirano. Entonces, desapareció de mi vista sin ni siquiera esforzarse hasta notar una presencia detrás de mí, pero al momento de dar la vuelta un golpe con su mango dio en mi hombro, pero no era cualquier dolor, sino uno tan fuerte que sentí mi hueso haberse roto en pedazos.

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