๛ quince.

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JEAN KIRSCHTEIN.

Me siento cómo un jodido adolescente desde que aquello ocurrió la noche anterior, pero no puedo evitarlo; sus labios son incluso mejor de lo que había imaginado y la forma en que se puso nerviosa al separarnos fue algo que logró despertar las mariposas en mi estómago.

Y estoy genuinamente nervioso por hoy, pero trataré de mantener mi profesionalismo el mayor tiempo posible.

Alcé mi vista hacia el reloj que colgaba de la pared y visualicé la hora, las nueve y media, quizás debería levantarme.

Mi estómago gruñó y eso fue suficiente para hacerme levantar y caminar hacia el baño para asearme y posteriormente hacia la cocina para hacerme algo de comer. Mi cabeza está en las nubes y tengo demasiado en la mente cómo para centrarme en un sólo asunto a la vez; primero tengo todo el lío de la junta con Zacharias en un par de horas en uno de sus hoteles, también estoy pensando en cómo puede estar Nathaniel, y finalmente pero no menos importante, lo que sucedió anoche con Charlotte.

Dios, lo que sucedió anoche.

—Estás jodido, Jean.—me susurré a mi mismo mientras terminaba de prepararme una taza de té— Estás tan jodido...

Oí un ruido a mis espaldas y entonces me volteé, encontrándome así con la imagen de Charlotte recién despertando. Su cabello estaba algo desordenado, estaba restregándose un ojo y uno de los tirantes de su blusa de satin estaba cayendo por su hombro.

Se veía linda.

—Buenos días.—murmuró aún con algo de desconcierto en su voz— ¿Qué hora es?

—Ya serán las diez.—dije mientras le echaba la última cucharada de azúcar a mi té— Preparé té, ¿quieres?

—No, gracias. Iré a bañarme.

La vi voltearse e irse nuevamente, y fue cuándo estuve completamente solo que me permití soltar un suspiro cansado. ¿Soy yo o está más callada que de costumbre? ¿Es acaso por lo que pasó anoche o es que le ocurrió algo más?
No lo sé, y muy en el fondo quizás tampoco quiera averiguarlo. ¿Y qué si realmente está así por lo de anoche? No sería muy grato para mi enterarme que gracias a ese beso, ahora ella está incómoda o algo así.

Para mi buena suerte, mi teléfono comenzó a sonar estrepitosamente sobre el mesón y eso logró ahuyentar mis pensamientos intrusivos que no hacían más que hundirme aún más. En la pantalla de mi teléfono se leía claramente que el remitente de aquella llamada era Marco, por lo que no dudé en contestarle.

—¿Marco? Allá son las siete de la mañana, ¿ocurrió algo?

—Hola Jean, estoy muy bien, gracias por preguntar.—soltó con falsa ironía en sus palabras y reí ante ello— Sólo llamaba para saber cómo fue tu primera noche en San Francisco, ¿todo bien?

Mi respiración se volvió pesada ante esa pregunta, ¿que cómo fue mi primera noche en San Francisco? ¿Qué se supone que le conteste a Marco? No puedo decirle "todo bien, besé a Charlotte pero ahora ella me ignora" sin que me dé el peor regaño de mi vida.

—Pasó algo, ¿verdad?

—Dios santo, ¿es que acaso lo sabes todo? —cuestioné mientras me llevaba la taza a los labios— Sí, pasó algo.

troublemaker | jean k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora