Peces

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Algún día espero escribir está historia completa pero por ahora un pequeño Capítulo...

El fin del año se acercaba, la luna iluminaba y al mismo creaba las sombras donde personas de mi profesión podríamos escondernos, mientras que en el pequeño estanque podía ver a los peces nadar, eran kois, tan brillantes y coloridos, sus dueños los mantenían aún en el agua helada porque se veían lindos para los clientes, las ganancias darían para comprar más,— Un desperdicio — susurré para mí mismo, algo tan hermoso destinado a morir por las condiciones impuestas por otros, lo había visto tantas veces y seguía siendo algo ilógico para mí.
— Mori...— era la voz de Fukuzawa-dono, nos habíamos reunido durante tantas noches pero esa sería la última, ni siquiera tenía que verlo o que el me lo dijera para saberlo, podía olerlo, sentirlo en cada parte de mi, la carta con la que tantos riesgos había corrido solo para poder verme en el lugar más peligroso porque sabía que no tendría más tiempo que este, en el sitio donde en pocos minutos tendría que trabajar y que si me veían con él, sabía cómo sería castigo pero estaba ansioso de verme, eso solo significaba una despedida, pero aún así me negaba a aceptar esa realidad pero al darme la vuelta y verlo con su uniforme militar con el que había llegado a la ciudad, supe que era el momento en que debía ir a otro sitio.
Me llegue a sorprender de mí propia tristeza, era el final,— ¿Ya te vas? — pregunté como si realmente esperara otra repuesta, solo un día más, era todo lo que quería, daría lo que fuera pero no había a nadie a quien suplicarle tal cosa,— Sí... Tengo que irme... — el mismo estaba decepcionado de nuestro final, tan abrupto y sin sentido como la misma relación que habíamos tenido,— Mori...— mi nombre real en su boca es una maravillosa melodía, la cual nunca más volveré a escuchar,— Yo... — se escuchaba tan nervioso que decidí hablar yo primero,— Aún con el poco tiempo que llevo conociéndote se que eres un hombre de pocas palabras, dejemos las largas despedidas para las historias de amor trágico de la literatura, seamos tu y yo está noche — le dije, no quería escuchar un adiós, era preferible tratarlo como otra noche normal y al día siguiente lo volvería a ver,— Los peces grandes necesitan estanques grandes — soltó como si eso tuviera algún sentido, su mirada estaba perdida en aquel estanque que antes había llamado mi atención,— ¿Qué? — pregunté, no esperaba una respuesta, creí que solo lo había dicho por decirlo,— Este lugar es pequeño para ti, eres un pez grande Mori, necesitas un lugar con más libertad, sino terminarás muriendo — me explicó a lo que sonreír con tristeza, esas palabras eran vacías para mí,— ¿Libertad? ¿Y tú me la darás? — cuestioné a lo que el me vio, asintió con tal confianza, de ser más inocente y torpe la habría creído,— Tonterías — contesté antes de acercarme y estar a su lado, aunque lo que dijera fuera una fantasía, me gustaba estar a su lado,— ¿Por qué? — preguntó,— ¿Sabes que son los peces Koi? — respondí con un cuestionamiento, su mirada estaba confusa,— Los peces Koi son solo carpas comunes, algo en ellas las hizo diferentes, alguien pensó que eran bonitos, las criaron y ahora están los peces Koi — contesté antes de recargar mi cabeza en su hombro, si iban a verme con él quiero ser castigado como por haber disfrutando de su compañía al máximo,— ¿Eres un pez Koi? — me cuestionó a lo que yo negué,— Sabías que muchos comerciantes toman a las Carpas comunes y las pintan para que sean peces Koi, pero al final pierden el color — expliqué antes de sentir como tomaba mi mano,— Pero al final siempre la carpas perderán su color y nunca podrán ser peces Koi. Yo nunca podré ser un pez Koi, olvídame, seamos un buen recuerdo para ambos, no compres un carpa, creyendo que algún día será un pez Koi — susurré, sabía que eso no podría convencerlo de dejarme ir, de olvidar todo lo que fuimos,— No quiero un pez Koi, te quiero a ti — fue su respuesta, “ ¿Por qué haces esto tan difícil?” me dije mentalmente, no quería que las cosas continuarán para un final trágico,— No soy solo yo... Nunca pondría dejar a Chuya-kun, le prometí a Rimbaud que lo protegería... Tampoco dejaré a Akutagawa... Lo abandoné durante mucho tiempo... Merece que me quedé en este infierno con él, debo protegerlo... — si solo fuera yo, tal vez, solo tal vez saldría corriendo en ese momento con Fukuzawa-dono, no me importaría el final, pero eran más personas las que dependían de mí, tenía todo que perder,— ¿Sabes que es un cardumen? — no me dio tiempo para contestar cuando ya dijo la respuesta,— Es un conjunto de peces, viajan juntos, no se separan. Nunca te pediría que los dejaras... — agregó con tranquilidad, haciendo que por un segundo creyera en sus palabras, pero se el final de esto,— ¿Por qué hablamos de peces? — pregunté intentando dejar esa conversación, llena de fantasías sin sentido,— Porque las aves son aburridas, todo el mundo puede hablar de ellas, si vamos a hablar de “ Tonterías” como tú las llamas, al menos debemos tener originalidad, siempre te quejas de que no soy muy creativo —.
“ ¿Qué haré cuando te vayas? ” me pregunté aterrado de perder a la única persona que estimula mi mente y me obliga a tener esperanza ante cualquier lógica,— Tengo un amigo, su nombre es Natsume-sensei, el podría cuidarlos en lo que termino mi servicio, vive aquí en Yokohama pero lejos de este barrio que tanto daño te ha hecho... — soltó el plan mientras me decía como llegar, mientras más lo explicaba, sentía como mi final llegaría en cada error visible, no se puede salir del barrio mortuario, por lo menos no vivo,— ¿Otro amigo? Siendo sincero odio a tus amigos — contesté sin ningún tipo de remordimiento, odio a Fukuchi, sabía que el solo era un cliente más, que de algún lado debía conseguir Akutagawa para comer, no le había hecho nada diferente a ningún otro cliente pero sentía tanto rencor por lo que hizo,— El ya no es mi amigo — dijo antes de tomar mi rostro entre sus manos,— Nunca permitiré que los lastimen, no mientras yo esté a tu lado — me aseguro, sus ojos eran tan honestos, lo que decía era verdad pero no podía creer en sus palabras,— Los salmones son peces idiotas — solté antes de alejarme de Fukuzawa-dono, si seguía escuchando sus palabras, terminaría haciendo una locura,— Luchan contra la corriente, nadan hasta la cima y saltan, algunos mueren, otros sobreviven, pero todos se arriesgan por una tonta ilusión, no tiene sentido alguno... Yo no soy un salmón — quería salir corriendo de ese lugar y aún así mis piernas no se movían,— ¿Qué tiene de malo vivir aferrándose a una esperanza? ¿Existe algo malo por luchar por lo que queremos? —.
— ¿Luchar? ¡Eso es un suicidio! Lo sé, nadie tiene que decírmelo, se que es una locura —.
— ¿Cómo lo sabes? — sus palabras hacían que deseara llorar, se de dónde vengo y a dónde iré,— Conocí muchos salmones en mi vida. ¡Vi Rimbaud ser abandonado, teniendo que luchar solo contra la corriente para luego morir por gastar energía esperando a su supuesto salvador, le cual nunca volvería! —le expliqué molesto, no podía pedirme tener fe, como se puede tener cuando vi todo el dolor producido por la misma,— Jamás te dejaría — me aseguró, se que el nunca me dejará, es verdad pero eso no quita que su palabra no tenga algo de sentido o valor,— ¿Y eso lo hace mejor? Kouyou murió junto al hombre que aseguraba la sacaría de este lugar. ¡No quiero que mueras, no dejaré a Akutagawa y a Chuya-kun solos en este mundo, solo por unas promesas vacías! ¡Nací en este mundo y moriré en este mundo! ¡No tengo otra forma de sobrevivir! — cuidaba mi voz para no gritar pero es tan difícil, además que pronto iba a entrar a trabajar, nuestros minutos se acaban,— Mori, dime una cosa — me pidió, creí que ya se había rendido,— ¡¿Qué?! — cuestione molestó, quería terminar ya,— ¿Qué eres? Ambos sabemos que no eres una carpa común, tampoco eres un pez Koi según tu y tampoco eres un salmón... ¿Dime qué eres? — pregunto a lo que lo miré extrañado,— Yo... — no tenía respuesta alguna,— Yo se que eres, y cuando me vaya piensa en eso — me dijo antes de avanzar hasta donde yo estaba,— Eres un tiburón, la gente no lo sabe pero también son peces, solo los más fuertes sobreviven desde el vientre están destinados a luchar, nunca se dejan de mover porque de ser así morirán, no nacen para estanques pequeños, necesitan el océano entero — me dijo antes de tomarme entre sus brazos, siempre se que estaré a salvó si estoy con él,— Si quieres no creas en mí, pero cree en tí, en la fuerza que tienes, esa que te ha permitido sobrevivir más que cualquiera, vete antes de que sea muy tarde —.
— ¿Tarde? ¿Tarde para qué? — pregunté antes de levantar la vista, quería ver su rostro y que este quedará grabado en mi memoria,— A los tiburones se les cortan sus aletas y luego se les deja en el mar, aún están vivos cuando eso pasa, se quedan en el mar varados hasta que mueren porque ya no se mueven — me explico,— No quiero que sea muy tarde y veas que ya no tienes lugar a donde más ir — era una súplica, quería mi libertad más que cualquier otra cosa, yo solo lo bese, no había nada mas que decir, era nuestro final, ambos podíamos sentirlo y aún así no queríamos aceptarlo, solo deseábamos un momento juntos y soñar con una vida mejor...

Espero que les gustará, estamos a un día del final, gracias por el apoyo ( ◜‿◝ )♡

BingoNavideñoBSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora