Capítulo 17

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Un día antes del video musical.

Días antes, justo ese día que tuvo ese último sueño se encontraba en plena composición de una pieza musical teniendo solo una melodía, durante sus tiempos libres practicó con la guitarra hasta que consiguió algo agradable al oído pero no se había puesto a pensar en la letra de la dichosa canción. Aquel viernes por la tarde se recostó en su cama dejando de lado la guitarra porque termino unos ajustes, tenía la inexorable meta de que la letra de la canción significara algo especial para él, era su manera de que sus sentimientos florecieran pero se sentía incapaz de encontrar las palabras adecuadas para expresarse, ¿Como sabria que serian las perfectas? ¿Es lo que quiere expresar? ¿Serán buenas? ¿Malas?

Llevo ambas manos a su rostro en señal de frustración al no poner sus ideas en claro, por lo que se le ocurrió la maravillosa y original idea de pararse de su cama, tomar una sudadera y salir a buscar inspiración, por lo que eso hizo, tomando su casco para poder pasear en su bicicleta además de una mochila donde llevaba un cuaderno por si de pura casualidad su mente se veía iluminada con unos efímeros segundos de imaginación e inspiración para realizar su tarea personal. Una vez fuera de su casa flotante junto con su vehículo, este fue montado comenzando su paseo donde vio a algunos de sus amigos (o mejor dicho los amigos de su hermana) y los saludo con un ademán pero no detuvo su andar, también noto algunos turistas andar por ahí tomando fotos a todo lo que se encontraban o algunos batallando con el idioma de la capital francesa. Al estar manejando sin ningún destino claro hasta que sus piernas se rindieron cerca del museo donde una pirámide de cristal era lo más representativo del sitio.

El sitio que lo comenzó todo... Se detuvo en el sitio con un sentimiento de nostalgia invadiendo su corazón y las memorias de ese dia invadieron su mente como si de una pelicula a blanco y negro se tratase, era tan actual pero al mismo tiempo sentia que habia pasado tanto tiempo desde que se metio en algo tan surrealista, como si estuviera en un cuento medieval.

En otra parte de París se encontraba un peli azul o mejor dicho sólo las puntas de su cabello, estaba preocupado por que Marinette y Adrien se habían ido, y no regresaban así que quería ir a buscarlo pero se sintió atraído por otra fuerza. No se enteró de en qué momento había llegado al Louvre y veía aquel espectáculo de seres alados danzando en la punta de la pirámide, se acercó y pudo ver a Adrien, se alivió de saber que estaba a salvo.

—Eso es mala suerte para mí o buena tal vez —cantaban las hadas. El chico algo sintió, como unas palabras se formaban en su garganta, como si conociera aquel cántico.

—Cuando la luz de sus ojos me golpea. No existe nada más para mi

Aquellas palabras salieron del guitarrista como si conociera aquella melodía de toda la vida, esto hizo que las criaturas detuvieran su canto y festejo. Volteando a ver a ambos chicos sus rostros se llenaron de alegría y volaron a ellos retomando su danzar rodeando a ambos jóvenes, rezando internamente porque el rubio respondiera las palabras que él otro chico había dicho y así su búsqueda terminaría junto con la promesa que siglos atrás habían hecho.

—Debo de estar de pie frente a él y esperar mi deleite como el pequeño pajarito la luz del amanecer. ¿Cuándo voy a conseguir tal felicidad?

Las hadas seguían rodeando a la pareja con regocijo que se encontraba asombrada por las criaturas e ignoraban a los presentes.

—Me heriría de muerte al no estar más aquí, si el poder de mi venganza quisiera huir, por causa de esto que yo siento así. Él así me haría tan feliz que he de morir con dicha y placer.

Una gota de agua tocó la punta de su nariz abriendo un poco los ojos por el asombro ¿Cuánto tiempo había estado sumergido en sus pensamientos? Seguro las personas que pasaron, al verlo, pensaron que estaba loco por cerrar los ojos en un lugar público por tanto tiempo, un sonrojo de vergüenza se apoderó de sus mejillas. Ignorando unos segundos después lo estupido que se debe de ver elevo la mirada encontrándose con varias nubes grises cubriendo el filamento y lo que comenzó con unas gotas cayendo en un lapso de tiempo separado se transformó en un sirimiri. Soltó un pequeño suspiro de decepción al notar que sus deseos no fueron escuchados porque fue a buscar algo de inspiración y parece que recibió una señal para regresar a su casa antes de pescar un resfriado.

El adolescente se preparó para volver a montar su bicicleta y dirigirse a su casa para bañarse porque sino sería un seguro resfriado y no quería pensar en lo horrible que se sentía estar en cama con los mocos que nunca se acababan, pero antes de dar el primer pedaleo para encarrerse a su hogar vio un anuncio del rubio, lo que le hizo pensar en todo lo que había pasado después de que esas hadas aparecieron.

El insistente ahínco de las hadas al relacionarlos con personas muertas hace cientos de años.

Los sueños.

Los presentimientos.

Aquella pelirroja que parece odiarlos a muerte.

Adrien actuando como un zombie.

Atilano y Licero eran la cereza en el pastel.

El agua cubrió su cuerpo, sentía cada gota acariciar cada parte de él.

—Y cada que la lluvia cae sabes que soy quien estará cerca...

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Gracias por leer, los veo en el siguiente capítulo.  

Tanz Mit Mir [Lukadrien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora