(VORE) La Mujer que Devora Humanos

EL SEÑOR DE LAS RATAS

—URP... BLUAAAGH!!! —vomitó Karina al sujeto que había devorado—. Que asco... —se limpia la boca— no valía la pena digerirte.


Lo que ella vomitó no eran más que los huesos de su asaltante.

—Bueno... tengo que encontrar a ese chico. Ahora que tengo el estómago vacío, podré deshacerme de él.

Karina salió del almacén, y usando su desarrollado olfato empezó a seguir el rastro de Darío.
Mientras tanto, Darío estaba regresando de la escuela.

—Mierda... —pensaba Darío— debió haber sido un mal sueño, ayer estaba muy cansado y seguro por eso estoy confundiendo una pesadilla con la realidad...

Por la misma calle por la que caminaba, había una chica de cabello largo y negro, piel clara, y contextura delgada. Ella se dirigía hacia él.

—Esa chica!... se parece mucho a la que vi en mi sueño. Espera... se está acercando a mi!

La chica entonces lo agarra de la muñeca.

—Darío, cierto?

Él asiente con algo de temor.

—S-si... Disculpa pero... ¿Te conozco?

—Eh? Acaso no recuerdas lo que pasó ayer?

Darío retrocede impactado.

—NO!... IMPOSIBLE!

—Que te pasa imbécil? acaso tienes poca memoria o qué

(pensamiento) —Entonces eso significa que todo era real!

—Hola? —Karina le hacía señas en la cara para ver si reaccionaba—

—Oye... ya viste a ese gato de allá? —señala Darío para otra dirección

—Un gato? —Karina voltea—. No veo ninguno

Darío había escapado.

—Maldito miserable! 

Darío corrió hasta subirse a un bus que pasó en el momento justo. Se sintió seguro allí dentro.

—Carajo... eso estuvo cerca. —dijo Darío mientras se relajaba en su asiento—. No puedo creerlo... en serio ella era real... entonces de verdad la vi tragarse a una persona.

El transporte se detuvo en la siguiente parada, subieron más pasajeros.

—Joven... —dijo una señora anciana— podría cederme su asiento?

(pensamiento) —Vieja de mierda... (voz) Claro, es suyo.

Darío se acomodó entre las personas que iban a pie.

—Oye... —dijo una voz femenina—. Me hiciste correr bastante.

Darío no pudo creer cuando vio a Karina a su costado.

—BAJA ATRÁS! —gritó Darío

Las puertas de atrás se abrieron y Darío salió apresurado del autobús, sin embargo esta vez no podría ir demasiado lejos antes que Karina lo atrapase. Él corrió hasta quedar atrapado en un callejón sin salida.

—Mierda, ahora como hago.

Karina de repente aparece frente a él.

—Tu ya me tienes harta! al parecer no quieres recordar tu compromiso conmigo, habíamos acordado que yo te dejaría irte a cambio de que me ayudaras a alimentarme! Pero viendo la actitud que tienes no creo que quieras vivir. Y viendo el sitio al que tu mismo te acorralaste solo me facilita las cosas.