Año nuevo

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El año nuevo era posiblemente la fecha más llena de actividades que se podría ver en Japón, todo el mundo debía hacer algo para recibir el año de forma correcta, de no hacerse se creía que la mala suerte los atacaría, era una forma de vivir de forma correcta el siguiente año.

Eso no excluía a todos los usuarios de habilidad que vivían en Yokohama...

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Estaban Atsushi y Kyoka limpiando su casa hasta el último rincón, debían asegurarse de alejar la mala suerte y que parecía seguir a los habitantes de aquella pequeña residencia,— Ten mucho cuidado con el shimekazari — pidió Atsushi al ver a Kyoka sacar la basura que había. El mencionado shimekazari, era un objeto creado con el fin de ahuyentar a la mala suerte, se colgaba afuera de la casa.

— Ya casi está listo todo — aseguró la menor antes de cerrar la puerta con fuerza, solo faltaba su cena estuviera lista y así podrían recibir el año de la manera correcta,— Oye Kyoka-chan, ¿escuchaste algo raro? — pregunto el menor antes de que oler a quemado en la cocina,— ¡La cena! — gritó, estaba seguro que había apagado la estufa, es más porque había un trapo cerca suyo y ahora había un mini incendio en la cocina,— Voy por agua — dijo Izumi antes de ir al baño por el agua, cuando ya le tenía fue corriendo pero de alguna forma sus pies se enredaron con los cables del árbol de navidad y el agua cayó sobre la televisión, la cual se fundió.
Con todo el humo, la alarma empezó a sonar, su ruido era estridente, como pudieron la apagaron junto con todo el desastre que se había causado pero no antes de que se dieran las doce de la noche,— Espero que este año sea mejor — susurro Atsushi a lo que Kyoka asintió, no sabían que su shimekazari se encontraba en el suelo.

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— ¡Ranpo-san! — se emocionó Poe al ver su tarjeta de año nuevo, había sido hecha por las manos de Edogawa, « Cuando regreses ten un nuevo misterio para mí» se podía leer arriba del dibujo de un ¿Gato? Posiblemente era un tigre ya que este era su año, pero aún fuera un dibujo horrible, la alegría se veía en el rostro de Edgar, tenía una tarjeta en dónde le deseaban un feliz año, hecha por las manos de su rival, podría estar todo bien hasta que un niño, posiblemente un hijo de una de sus primas se lo quito,— ¿Qué es esta cosa tan horrible? — preguntó mirando con desagrado la tarjeta, antes de que el ex miembro de Guild se la arrebatará de las manos,— Es un tarjeta no un espejo — contesto molesto, no permitiría que nadie insultara su más valiosa posesión pero termino haciendo llorar al niño— ¡Mi hijo está llorando! ¿¡Qué piensas hacer al respecto!? — preguntó su prima política, era adoptado por lo que no compartía vínculos de sangre, no sentían mucho cariño entre ellos, tenían la costumbre de molestar al escritor durante esas fechas y este solía embriagarse hasta hacer la situación más soportable pero normalmente nunca contestaba pero esta vez tenía su tarjeta y no permitiría que alguien hablará mal de su regalo,— Edgar, discúlpate — pidió su padre adoptivo,— ¿Y si no quiero? Qué le enseñen a no tocar las cosas ajenas — respondió, obligando a que una nueva pelea familiar comenzará, ya era suficiente con la de hace unos momentos en dónde discutieron sobre la herencia, “ ¿En qué momento creí que era buena idea visitar a esta familia? Si me hubiera quedado estaría pasando navidad con Ranpo-san, Allcot-kun y Mushitaro-kun como hice en navidad” se dijo molesto, esa sería una larga noche, no solo por ser año nuevo.

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El año nuevo no termina solo en eso, existen otros ritos, como el que estaba apunto de hacer Kunikida, el bien conocido otoshidama, un acto en dónde los adultos le dan dinero a los niños, es algo muy importante y que este año era Aya la pequeña en recibir el obsequio, no era tanto para que se volviera loca pero no poco para pensar en que era un tacaño, suficiente para una niña,— Muchas gracias — dijo antes de abrir el sobre,— Podré pagar la inscripción este año — susurro contenta,— ¿Inscripción? — pregunto el ex maestro,— Es de mis clases de defensa personal, a mi papá no le gusta que las tome así que cada año con el otoshidama que me dan y algo de dinero extra pago la inscripción — explico intentando no darle mucha importancia, por un segundo Doppo estaba listo para decirle que el podría ayudarla hablando con su padre sobre lo realmente necesario que era aprender a defenderse pero de alguna forma Dazai llegó,— Kunikida-kuuun — gritó antes de invadir el espacio personal de su compañero,— ¿¡Qué quieres!? ¡Tengo que ver tu cara a principio de año también! — renegó de su mala suerte, había ido a pedir al templo por un año tranquilo pero encontrarse a Dazai dejaba en claro que posiblemente nadie escuchaba sus súplicas,— Solo vine por algo — de la nada su tomo cambio a uno completamente serio, parecía estar a punto de decir algo importante— ¿Qué sucede? — cuestionó, creyendo que tal vez finalmente el suicida diría algo importante,— Me das mi otoshidama —.
El puñetazo que le dió Kunikida quedó corto luego de seguir golpeando mientras le decía todas la razones por la cual era una petición estúpida considerando su edad.
Aya se fue, no era divertido ver esa escena, era mejor seguir consiguiendo sus otoshidamas de más personas.

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