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Grandes puertas se abrieron sin la necesidad de una llave o contraseña. Las pisadas resonaban por aquel corto pasillo hasta llegar a aquella espaciosa habitación.
Una figura alta y delgada en la oscuridad, se reflejaba tras aquel enorme cristal gracias a la luz que habitaba afuera de aquel lugar y lograba entrar.

La nieve cubría todos los edificios. Con poca frecuencia autos iban y venían. Una noche bastante tranquila.

Otro individuo de estatura más baja se acercaba.
En aquellos cabellos dorados caían gotas y recorrían toda su piel hasta llegar y desaparecer en donde se encontraba la toalla. Tras el prender las luces de aquella habitación, se exaltó porque no esperaba aquella visita y eso lo molestó un poco, pues Hanma se reía de él y eso lo avergonzaba.

-¿Tú que haces aquí? Deberías estar esperando afuera.

-Tienes razón, pero decidí entrar porque hacía frío, y al igual que aquellas puertas se encontraban abiertas, eso lo tomé como una bienvenida para mí. - Aquella sonrisa se hizo otra vez en su rostro, cosa que Kisaki odiaba. A Hanma le gustaba molestar y hacer enfadar al más bajo.

-Vete, lo que venías a decírmelo, lo dirás luego. Ahora sólo desaparece si no quieres que te mate ahora mismo. - Sí, Hanma lo consiguió y lo hizo enojar, aunque se sentía bien haciéndolo.

-Hey, ¿No crees que estás bastante indefenso como para amenazarme? - Al terminar de decir aquellas palabras, lo miró de pies a cabeza indicando con exactitud a lo que se refería.
Ahora resulta que al amenazador lo terminaron amenazando con sólo la mirada y cero palabras.
Kisaki se encontraba rojo de pura molestia. Hanma se estaba jodidamente pasando de la raya. Si él hubiera poseído fuerza, simplemente lo hubiera molido a golpes.

-¿Acaso eres un jodido maricón? Me das repugnancia con lo que haces. -Le arrojó con un florero el cual se encontraba a su alcance.
Le producía cierto temor el como Hanma se estaba comportando, para ser sinceros, no es la primera vez sino que ya son varios días como si su comportamiento lo tomara a la ligera.

-¿Qué acaso me tienes miedo? - Mientras el alto reía y se acercaba hacía el bajo. Lo único que hizo Kisaki, fue el tener que huir y buscar algo para pegarle más fuerte y luego hacerlo entrar en razón.
Lamentablemente fue fácil pensarlo, pero no hacerlo. Al momento de actuar y querer correr, fue agarrado repentinamente de la cintura y atraído hacia el cuerpo del más alto.

Estaba tenso. No sabía qué hacer, estaba estático. Se sentía intimidado. Sentía la sensación de temor y enojo.
Hanma simplemente lo tomaba por diversión aunque, entre broma y broma, al final le terminó gustando más de lo normal. Kisaki se veía inferior, su rostro y orejas estaban de un color carmesí, estaba avergonzado al igual que su cuerpo temblaba. Era como si se tratase de un animal indefenso.

Quería apreciar más de su reacción por lo tanto, decidió acariciar su cintura. Provocando que en Kisaki, su piel se pusiera de gallina tras el tacto de aquella mano en la curvatura de su cintura.
Aquella toalla que se encontraba en su cadera, lograba señalar aquel bulto que empezaba a notarse cada vez más. Pero simplemente aún no era el momento adecuado para darle atención. Y Hanma por el momento no se atrevería a hacer algo para "ayudar".

Hanma no estaba tan seguro de que le gustaba el más bajo, sólo lo intentaba molestar aunque al final, le producía placer la reacción que tenía Kisaki. Pero no iba a pasarse de la raya, sabía su lugar aunque a la vez la tentación le gane.
En Kisaki, simplemente fue una "reacción" inevitable al sentir aquel tacto desconocido, o eso quería llegar a pensar.

Hanma por su lado, estaría bien de su parte continuar aunque ni siquiera tenía la menor idea de cómo hacerlo, era como dejarse llevar y que su propio cuerpo actúe ante el placer que le producía aquel individuo de baja estatura.
Pero en todo, siempre hay límites. No es tan simple como parece. Y aparte sería como cavar su propia tumba.

Sus manos dieron un recorrido dirigiéndose a su cuello y mejilla, dando un último y suave roce para luego una de sus manos, finalice el recorrido en su mentón, elevando la mirada del más bajo hacia la suya.
Hanma lo miró fijamente, disfrutaba la vista de aquel rostro el cual le resultaba atractivo.

Aunque antes no le tenía ese interés como el de ahora, todo pasó en esa noche para estar seguro de ver a la persona más jodidamente hermosa ante él. Obviamente no estaba completamente seguro de que eso denominaría el estar enamorado. Simplemente pensó que era alguien atractivo.

Repentinamente decidió acercarse hacía él. Lo cual hizo volver en sí a Kisaki de sus pensamientos y provocar que se pusiera rígido ante aquel acto, simplemente no podía pensar ni actuar en ese momento, no sabía qué era lo que iba a hacerle el más alto, y aparte de ello, aquella zona baja necesitaba ser atendida.

Mientras el más alto se iba acercando, Kisaki simplemente por instinto cerró los ojos. Hanma se desvió hacia su oreja, y decidió susurrar en el oído ajeno, provocando un escalofrío en el cuerpo del bajo.
Esa reacción hizo sonreír a Hanma.

-Hice todo lo que me pediste, ellos harán todo lo que tú desees. Pero no nos salió todo tan bien. Esa jodida mujer es una metiche, aunque ya lo solucioné. Solo necesito que me des la orden y actuaré.

-So... Sólo vete, mañana te diré qué hacer exactamente. - Y pensar que hace minutos parecía alguien frágil e indefenso, rápidamente cambió a alguien totalmente serio.

-Bien, y no olvides cerrar con seguro la puerta, mira que me podría desviar del camino y llegar al mismo lugar - Lo decía mientras sonreía y se dirigía a la puerta e irse.

Aquella gran figura, había desaparecido por completo de aquel lugar.
Tras un respiro profundo, decidió ahora dedicarse a aquella zona que aún pedía atención.
Obviamente esta vez, decidió relajarse ya que ahora sí puso seguro a aquella puerta que le causó bastantes problemas.

-Maldito imbécil.

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El Peón | HankisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora