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📍Las Condes, Santiago.

Laia

¿Cuando viajas?—Preguntó mostrando su amplia sonrisa. Yo me cocinaba la cena mientras hacíamos FaceTime.

—Pasado mañana, pero estaré solo unos días—Corté las últimas verduras—ya sabes que se vienen los meses en los que tengo mucho trabajo.

Entonces hay que aprovechar, después no te veré hasta la navidad y Año Nuevo.

—¿Que harás sin mi, mocoso?—Rodó los ojos y luego se rio.

Mi vida sería más aburrida sin ti—Se confesó—te dejo para que comas, aquí ya es muy tarde y mañana tengo que entrenar. Te llamo mañana y nos ponemos de acuerdo para ir a buscarte al aeropuerto.

—Genial porque no quiero cargar las maletas yo sola hasta un taxi.

—¿Cuantas maletas traes?.

—Tres no más.

Laia, ¿para que? Solo estarás una semana—Negó riendo—nunca vas a cambiar.

—Tú auto es lo suficientemente grande para que quepan así que no te quejes.

Ya ridícula hablamos después. Cuídate, te quiero polla.

—Yo también pollo, nos vemos pronto.

Corté y seguí preparando mi sopa. Con el Erick siempre hablábamos a esta hora, aunque en realidad llevábamos hablando tres horas seguidas, nunca es suficiente.

Viajaría a Italia por una semana solamente, era poquito pero no podía ir por más tiempo si al final también estaríamos juntos en Navidad y Año Nuevo. Desde hace tiempo paso las fiestas con él y su familia que ya es como la mía.

Acabe de comer y me acosté a dormir. Mi alarma sonaría a las 8AM.

—Lais, ¿tienes más clientas hoy?—Susana era mi colega, ambas trabajábamos juntas en mi salón de belleza y ya era como mi amiga.

—Si Susy, viene la Gabi ahora en un ratito pero es la última así que si ya terminaste te puedes ir más temprano si quieres.

—Gracias Lais, yo dejé todo limpio así que nos vemos mañana.

—Nos vemos bebé, cuídate.

Ordenó sus cosas y se fue, la Gabi llegaría en unos 20 minutos más a retocarse el balayage y cortarse un poquito el pelo. Yo y ella nos habíamos hecho amigas en la Universidad cuando entre a estudiar por dos años Ingeniería Civil y aunque yo después lo dejé siempre seguimos en contacto y ella se convirtió en mi mejor amiga.

—Llegué—Cerró la puerta tras ella—hola, mi vida.

—Hola bebé, ¿cómo vas?.

—Corriendo de un lado a otro con el cambio de casa—Se acomodó en el sillón y yo le acomodé la capa—nos cambiaremos en dos días y ni yo sabía que tenía tantos muebles.

—La pura cagá—Reímos—entonces ya estarás allá para cuando yo vuelva.

—¿Irás a Italia?—Asentí—maldita, a penas llegues tienes que ir. Con el Gabriel haríamos una junta para inaugurar pero no estarás tú así que ya no quiero nada.

—Pero yo solo estaré una semana y vuelvo, a penas llegue voy—Corté un poquito para luego ponerme a trabajar en el color.

—Más te vale maldita. Oye a todo esto, ¿a que vas?.

-Easy on me-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora