prólogo

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El rostro sonrojado del menor era totalmente un espectáculo para él, aunque por mantener sus ojos cerrados y su atención en sus acciones no lo dejaban disfrutar mucho la vista, pero todo valía la pena, Vachirawit esperó toda una eternidad para que este momento caluroso con su omega sea dado que no sabe que cual de sus cabezas debería usar en esta habitación. 

Él siente el paraíso en sus labios mientras impactaba su piel suavemente. 

El aleteo en el estómago, su vergüenza yendo a un drenaje, al no tener pudor ni razón de que ahorita mismo se hallen en casa de su novio para supuestamente ver una película. A Chivaree no le importaba, solo seguir tomando a su bebé con un estilo de pasión indomable era su preciado lujo del presente. 

Pero. 

Al parecer se olvidó de que tipo de omega se trataba su bebé. 

—¡A-ah! ¡Bright! —chilla el azabache al sentir los labios contrarios tomar un rumbo por debajo del mentón, casi en el cuello —¡Bri! 

Oh, vaya. 

El alfa para en seco, subiendo la cabeza para verificar no haberle hecho daño a su omega, mirándolo tan preocupado como si su alma dependiera de un hilo muy delgado. 

—¿Qué pasó, Nini? —pregunta con un tono sorprendentemente tan suave y alarmado. La mayoría de veces él describía su voz como una gélida si se trata de usarla con el resto, pero para el moreno, le salía dulce y serena. 

Bright se queda confundido al momento en el que Win abre lentamente los ojos, mostrando esa figura de un gatito pequeño enojón, tomando contacto visual directo, y luego haciendo un puchero. 

—Se supone que veríamos películas... —reprocha en un murmuro con las mejillas sonrosadas, en parte esa sí era la razón. Bright suspira algo aliviado, aunque un poco decepcionado, estaba tan cerca... como las otras treinta y cuatro veces. 

Sí, él las contaba. 

—Bueno, al menos solo era eso. —habla para sí mismo acomodándose otra vez al costado del omega. Hoy no será el día. 

Win ladea su cabeza y toma una bocanada de aire con el propósito de seguir continuando con la película de princesas que se habían dispuesto a ver al principio, sin embargo, este lanza un dramático grito de horror al visualizar el pase de los créditos en un fondo negruzco, cayendo en cuenta que no apretó el cuadradito que significa "stop" en el momento debido. 

 —¡Por culpa de hacer esas cosas raras no ví la parte en donde Tiana se convierte en humana! —lloriquea el omega —¡Has destruido MI infancia! 

Él regaña y Bright se encoge un poco en su sitio. 

—Pero, Win, ya has visto esa película millones de veces, ya te sabes esas partes al derecho y al revés —se intenta excusar el castaño—, además no es cosa del otro mundo tener se-

Rápidamente, Bright siente una mano en su boca, y de soslayo, un Win con las mejillas ceñidas del rojo más fuerte que haya visto sosteniendo con sus palmas los labios del alfa, que arque una ceja cruzándose de brazos, desorientado. 

El castaño abulta los labios aunque su novio no los vea por la mordaza carnal que lo cubría, solo con Win hacía esas acciones bajas, los demás, ni en sus sueños atisbaran a un Vachirawit con un puchero. 

No, no. 

—¿dbije adlgdo mabdo? —intenta hablar bajo la mano que lo cubría. el menor niega  —¿ebntonbcesb nobtebgusbtob?

Lo último suena desanimado. Win frunce el ceño levemente, claro que sí le gustaban las sensaciones que le transmitió el alfa en momentos anteriores. solo que se trataba de otra cosa, algo como desconfianza. 

Estaba seguro de que más allá de la vergüenza, Bright creía que se trataba de su inocencia el hecho de que lo impide llegar a realizar el segundo paso de la relación, ya que sería su primera vez. No obstante, era todo lo contrario, Win sabía perfectamente conllevar temas sexuales, sabía que esos besos en el cuello que le ofreció su novio iban a bajar poco a poco hasta llegar ahí. 

Y a decir verdad, Win le teme algo a ser "lastimado" en esa zona por la rudeza del momento. El día en el que su hermano mayor, Gun, regresó a casa luego de que haya pasado su celo con su novio, y acompañado de una novedosa marca que representaba el reclamo de un alfa, le forzó a contarle detalles sobre la famosa experiencia. 

Incluso si el pobre Gun se hallaba muy adolorido, este no demoró en narrar cada suceso para que lo deje descansar. El castaño juraba que llegó a explicarle las posiciones que tomaron Off y él, quedando de acuerdo en que todas era dolorosas y extrañas, muy excéntricas para su persona. 

Niega con la cabeza, sacándose esas ideas. 

—Solo quería verla —demanda apagando la pantalla para regresarla en televisión por cable normal. Tira el control por la mesita de su lado y apoya la cabeza por el plano pecho de su alfa, Win presiente calidez, y los latidos contrarios en su oído. —Bright...

—¿Uhm?

—¿Me amas mucho? —pregunta levantando sus ojos en dirección al castaño. Bright esboza una sonrisa enternecido y le da un beso en la frente con mucho cariño. 

—Es obvio que te amo, Nini, tanto que moriría por ti —contesta sin titubear. El azabache abre los ojos con demasía y le tira un golpe sonoro en el hombro. —¡Auch! ¡¿Y eso?!

—¡Es por decir que morirías por mí! —reprochó — Tú no vas a morir, Bri. jamás lo harás, es más, eres inmortal, o más te vale serlo o no te vuelvo a hablar en tu vida y encima lloro. 

Intenta amenazarlo fulminándolo con los ojos para luego cruzarse de brazos y el alfa los tuerce con un poco de miedo. 

—L-lo que tú digas, bebé. 

Porque sí, Win a pesar de todo era el bebé de Bright. Aunque el castaño se trate de un celebre alfa que marca pavor en cada paso que da, conllevando todos los días de su vida una chaqueta tan oscura como describirían su corazón, y una fuerza férrea en los campeonatos contra adversarios de la escuela. Él solo tiene un omega a quien amar. 

Y a quien temerle a veces porque lo ama mucho.  

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