33. ¿Qué hiciste?:

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Memorias:

Aquel sábado, mi corazón se sentía confundido, era melancolía combinada con felicidad, no sabía que sentir, desearía no haberte visto nunca más así superarte de la manera más fácil, no podía ni voltear a mirarte por temor a que lo notaras rompiendo el pacto, no sabía que rondaba por tu cabeza y desearía haberlo sabido, ahí fue cuando inicio mi aventura con dos de mis amigas, una llamada Katie y la otra ya conocida por ti, Tefa, era hermoso, ya que tenía a dos grandes a mi lado, apoyándome y apoyándolas, tu siempre con tu grupito siendo el único varón ahí, nadie sabía de lo nuestro, no creo que le hayas contado, por mi parte, tampoco, pero vamos, Tefa no era tonta, había estado con nosotros todo los ciclos, era más que evidente, creo.  

Hoy era un nuevo día, como siempre era característico de ti llevarte los primero 10 puntos de participación el primer día de clase, ahora estando en otra nueva semana, nos tocaba a los demás, salí a participar, esperando a que me miraras en lo que me levantaba de mi asiento, pero para nada, caí rendida a que no haría nada, entonces llamaron tu nombre en la lista, a participar de nuevo, cruzaste muy cerca a mí, quería mirarte pero solo bajé la mirada, en mi mente rondaba los pensamientos ¿Hago que me prestes atención o no? Tenía un lápiz en mi mano ¿Lo dejo caer? juro que no se si fui yo o la gravedad que el lápiz aterrizo cerca a tus pies en el momento justo cuando ibas cruzando, Hades, te agachaste a levantarlo, al entregármelo, traté de tomarlo lo más lejano que tu mano podía, te sonreí ¿recuerdas? pero no era de felicidad, si para aparentar la buena acción que habías hecho, sentía mi corazón latir fuertemente, odiaba eso. 

Así fueron pasando todos los fines de semana, a veces te miraba pero temía que me tomes haciéndolo, hasta hacía que conversaba con Tefa con la excusa de darte un vistazo, mi cuello me dolía tanto que lo forzaba no voltear, pero un dato que no sabía y que Tefa me terminó diciendo, fue qué tu grupito, si aquel que adorabas y sacabas a comer, tenían una mirada algo retadora y mal intencionada hacia mí, yo no me había dado cuenta, sabía que a veces me miraban pero era normal suponía, ellas me lo dijeron, incluso pregunté a amigas que ya se habían retirado de aquella academia confirmando lo dicho, no me sorprendía mucho, supongo que era porqué tenía una atención especial por parte tuya, en fin, yo no podía hacer algo, lo dejé así.

Sabes, a Katie muchas veces le pedí que te viera para ver si me estabas mirando, que confuso aquello, casi siempre me respondía que no, ni volteabas a dónde estaba y eso que estaba al frente, adelante de la pizarra, que horror, me sentía fatal e infantil.

Todo eso hasta que ese día llegó, la verdad yo aquel día me di por vencida, ya no sabría de ti en mucho tiempo, era día del examen final, definiendo si pasaríamos o no, yo decidí devolverte todo, apenas pisara un pie fuera de la academia, ya no tenía por qué seguir reteniendo mis sentimientos, los liberaría dejándote ir.

Como todos ya sabíamos, formamos cuatro filas, como mi carpeta estaba cerca a la puerta, teniendo aquel ventanal de vidrio que daba afuera del aula, viendo perfectamente la máquina expendedora, la escalera que conducía al otro piso, me quedé admirando pero me di cuenta de algo, el reflejo del vidrio, podía verte sin que me veas viéndote, punto para mí, por ahí pude ver que nadie de tu grupo quería colocarse a lado mío, era la 4ta en la fila, así que era incómodo el hecho de que se sentaran a mi lado, desiste avanzar último ¿o me equivoco? tampoco querías estar a mi lado...

Una vez de haberse formado las filas te atrape viéndome una vez a través del reflejo, touche, sentí mi corazón latir, se dio inicio al tedioso y abrumador examen, todos concentrados en lo que tenían que hacer, nadie miraba a nadie, muchos tratando de recordar algo de lo que habían escuchado, los más flojos viendo si podían traducir alguna palabra, los inteligentes, como tú, llenando sin parar y digamos que me volví promedio, tratando de razonar todas las respuestas de acuerdo al repaso con Katie y Tefa; no se si sabías pero, cada que me pongo ansiosa o nerviosa, por un examen o exponer, tenían tres síntomas, ir al baño, vomitar y sed, cosa que siempre me pasaba, así que faltándome dos hojas, las más fáciles decidí ir al sanitario, aproveché para tomarme un respiro del ambiente, al parecer no era la única, la cola de hizo algo larga, cuando salí a lavarme las manos y mirar el espejo te vi, te vi en la esquina del pasillo, aquel espejo podía darte vista desde la esquina del pasillo hasta la escalera, te vi parado ahí, mi respiración de aceleró, traté de calmarme, espere unos minutos a que te fueras pero si perdía más tiempo no podría acabar mi examen, tome los pocos ovarios que tenía y salí, haciendo como que me arreglaba los anillos que traía ese día...

— ¿Podemos hablar? — cuestiona Joss

Yo no sabía qué decir, escuchar tu voz dirigirse a mi después de tiempo, mi corazón se aceleró más, sentía todo moverse, me quedé en blanco y pude responder torpemente.

— ¿Ahora? — levanto mi mirada hacia ti — aún no acabo mi examen, deja-

— Claro, cuando acabes, te espero

— Esta bien — asiento con la cabeza para seguir mi camino.

Mis ojos picaban por llorar ¿porqué ahora? hubieras esperado que termine mi examen mínimo, mi mente se lleno de ti, de pensamientos sobre que conversarías conmigo, que harías conmigo, que mierda íbamos a hablar. 

Intenté concentrarme de nuevo, pero te sentaste en la escalera a ver tu celular, por una mierda, porqué de nuevo, vete, espérame en otra parte, me puse más que nerviosa, no sabía que hacer.

Llené las dos últimas hojas por llenar, ni siquiera pude responder bien, me abrume mucho, no dejaba de pensar en ti, a penas le di el último círculo a la hoja de respuestas, sonó el timbre, todo el mundo se levantó, algunos corrían a gran velocidad fuera del aula, algunos con tristeza revisando por última vez sus respuestas, fue una mezcla de personas, en las que entregué mi examen, para cuando salí no te vi, mi corazón dio un vuelco, vi a Katie y Tefa esperando por mi, así que bajamos las escaleras conversando del examen, con Katie me despedí en la puerta, vendría su hermano a recogerla, luego de ver a tu grupo solitario caminando, temí lo peor, tome un gran suspiro para cuando llegamos a la esquina, Tefa se despidió de mí, apenas se despidió pasó su autobús, maldito momento para pasar puntual autobús de mierda, ahora solo era yo, yo y solamente yo, crucé la calle, espero exactamente dos minutos, en lo que "acomodaba mis audífonos" no te vi, tomé una bocanada de aire y emprendí mi camino hacia mi casa, como era domingo, iba por la plaza de la ciudad, iba me sentaba un rato y luego iba a casa, así que al recorrer una cuadra te vi, regresando de la plazuela, viniendo en mi dirección, pensé en darme vuelta, dije oh mierda, simplemente me hice la enojada, tenía que ser tan dura como tu lo fuiste conmigo, tenía que protegerme de lo que dirías, mis primeras palabras, si mal no recuerdo fueron "Habla rápido ¿Qué quieres?" o no, pero algo así, se dio inicio a una conversación muy fría, primero diste una previa a todo lo que hablaríamos, pediste perdón en primera instancia, te dije el daño que me habías hecho, pensaste de nuevo tus palabras, no te la haría fácil, sufre por mi perdón como yo con tu ruptura, aún recuerdo claramente como me ofreciste comprarme un helado, te dije que tenía dinero suficiente para pagármelo sola, me pedí el más grande, aún que me quedara exactamente para mi pasaje, pero oh no, no tenía, así que me conforme con el normal, pediste uno igual al mío, cruzamos y me dijiste:

— Me tengo que ir...

— Ok, ándate. 

Frío, como tu corazón y como el delicioso helado que estaba disfrutando, así de frío.

— No, espera ¿Cómo quedamos?

— Aún no te perdono.

— Pero me tengo que ir.

— Vete, ahí esta el camino, no te retengo.

Esa conversación se repitió unas seis veces más, no quería dejártela fácil, obviamente no, esta vez no.

Mi helado se me había derretido horriblemente para cuando llegamos a la otra pequeña plazuela, te lo di, te dije que hicieras lo que quieras con el helado, terminaste comiéndotelo, me preguntaste un lugar para lavarte la mano llena de dulce, te dije que no sabía, capaz en restante dónde tanto disfrutábamos comer y reír, me dijiste que te espere, como si no me importa te dije ya, pero la verdad era otra, me importaba y mucho.

Cuando regresaste empecé a caminar pero me frenaste, retomando las palabras que habías repetido tantas veces.

— Kathlyn, me tengo que ir

— Ya te dije, ahí está-

— No estoy jugando, enserio, tengo que irme.

— Está bien.

— Entonces ¿Me perdonas?

— No, aún no, tendrás que hacer méritos, lo pensaré y luego de un tiempo tomaré una decisión ¿Vale?

— Trato hecho, gracias ¿Puedes irte desde aquí sola?

— Sí, anda cuidado.

Te despediste con un apretón de manos, no sabías al principio como hacerlo, yo tampoco, algo incómodo pero conforme.

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