Capítulo 15

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Ya a eso del mediodía, llegaba hasta la dirección dada por Encarna y aparcaba su moto a la altura del número de vivienda que buscaba.

R: Hey... tienes una moto too guapa- aparecía por asomado al murillo de una vivienda.

N: ¿A que si?- la aseguraba.

R: Claro... para aprender no está mal. Yo te puedo conseguir algo mejor.

N: Ya... pero no quiero algo mejor, me gusta mi moto.

R: ¿Y a mi sobrina donde la subes?

N: Pegadita a mi... ¿como lo ves?

R: Jajaja yo bien... habrá que ver como lo ve ella... Raúl- ofrecía su mano por el murillo.

N: Natalia- la apretaba.

R: Tenía ganas de conocerte... y de que aparecieras por aquí... las Martínez ansiosas son insoportables... te voy a dar yo unos cuantos consejillos, porque me imagino que has venido a llevártela ¿no?

N: Si... si me deja- encogía sus hombros.

R: Tu hazme caso en todo lo que yo te diga... y esta noche mojas.

N: Joder- se le abrían los ojos ante la expresión usada por Raúl.

R: Y de paso mojo yo jajajaja, dame cincuenta pavos que voy a por unas cervecillas y hablamos- la veía negar con la cabeza- ¿que pasa?

N: Me advirtieron de que me querrías tangar... y además tengo pocos pavos y los necesito.

R: ¿Siendo millonetis tengo que invitarte yo?

N: Jajaja ¿millonetis?... ex-millonetis mas bien.

R: Vaya tela, pasa y cuida de Pablo, mientras yo las compro... eso si, voy en tu moto.

N: Joder... el caso es tangarme en algo.

R: No lo voy a poner yo todo.

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Sentados en el jardín de la casa, conversaban mientras tomaban unas cervezas y Pablo tomaba el sol en su moises.

R: Cuando ahora lleguen, lo que hemos hablado... tu ahí con porte, destilando seguridad.

N: No sé si sabre Raúl... que además yo lo único que quiero, ahora mismo, es abrazarla.

R: ¿Otra vez con las ñoñerías?

N: Esto es muy complicado... tengo que ser segura y a la vez cariñosa.

R: Que sobrina más retorcía tengo. Vaya cosas te pide.

N: Jajaja dame otra cervecilla.

R: Cuidao... no te me embales... que es capaz de arrearme.

N: Naa tu dame otra y un pity.

Cr: Ahora que la veo- los espiaban por el murillo, nada más llegar de la peluquería- es la primera vez que una Lacunza pisa mi casa.

A: ¿Pero que hace fumando?

Cr: Mejor entra o mi animal te la envicia... me gusta su nuevo estilo. ¿Y a ti?

A: A mí me mata, directamente.

Cr: Se, se ve en tu cara.

R: Ya están ahí... pero no mires... tu como si nada... y deja de beber.

N: Estoy nerviosa.

Cr: Ya estamos aquí- anunciaba su entrada.

R: ¿Qué pasa?... ¿cómo ha ido?- tiraba de la camiseta de Natalia para sentarla una vez puesta en pie.

La SexólogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora