❥ Logan
-Pss, Alex- Llamé en susurro la atención del guardia que pasaba por mi lado.
El al instante se detuvo.
-Dígame, su majestad-
-¿Podrías ocupar mi lugar y quedarte aquí a recibir a los invitados?-Pregunté con una sonrisa inocente.
Alex no sorprendido ante mi propuesta soltó una carcajada.
-Claro que sí, su majestad-
-Genial, porque ya me duelen los cachetes de tanto sonreír. No sé en qué momento pensé que sería buena idea obedecer a mi hermana en esto de "venir a recibir a los invitados".- Imité lo último con una voz aguda.
Alex negó sonriendo ante mi comentario.
Sin más que hacer decidí girarme para bajar por el lado de las escaleras que estaba vacío. Ya que, del otro, era donde bajaban las personas que estaban siendo presentadas al público.
Pero una voz me detuvo.
-¿Quiere ser presentada ante el público?- el Sir. Joseph habló.
-¿Presentada?- una voz femenina bastante confundida me hizo girarme para observarla.
Joseph sonrió.
-Si, ya sabe. Proporcionarme su nombre para sonar la trompeta y poder presentarla a los de allá abajo- con una mirada rápida de parte de Joseph le apuntó al gran público que aguardaba en la sala.
La chica miro a su lado a un hombre mayor que ella, y al instante los nos negaron.
-¡No, no, no!- Vetaron al mismo tiempo- Pero, muchas gracias por la oferta- La chica finalizó.
Antes de que me dejara analizarla, ella salió volando literalmente entre las personas. Me sorprendió verla bajar los escalones por una orilla sin importarle que a su lado también bajaban los demás invitados que habían sido presentadas ya. Casi suelto una risa al ver como las personas la miraban con una mueca, pero ella estaba tan sumida en su mundo que no le importaba.
-¿Se le ofrece algo, Príncipe Logan?- Sir. Joseph me llamó al verme a unos pasos detrás de él.
Mi vista seguía en la chica que ya estaba en la sala, el brillo en sus ojos me conmocionaba, caminaba por el lugar como si sólo existiera ella, parecía tan ilusionada por estar donde estaba que cualquiera podría compararla con una niña en una dulcería.
-¿Príncipe Logan?- Repitió Sir. Joseph al no recibir respuesta mía.
Pestañeé recobrando la postura.
-Eh, no, no. Nada Sir. Joseph. Siga con la trompeta... yo... yo creo que me retiro- Hablé y sin perder tiempo también bajé las escaleras.
Me sorprendí a mí mismo al haber tomado el mismo camino que la chica, solo que, al contrario de ella de recibir malas caras, las personas ahogaban un chillido al verme, y en plenos escalones se disponían a hacer una alabanza. Me hubiera gustado poder agradecer cada una de ellas. Pero, mi vista sólo estaba en ella. Esa pelinegra que seguía ahí de pie, admirando el lugar.
Cuando bajé el último escalón, la divisé entre la gente, cerca de la que se colocaba para poder ver las cuadrillas. Y ahí iba ir si no fuera por mis hermanas.
-¡Ahí estás, niño!- Elena salió desde la gente de mi derecha.
-Elena, ahora no...
-¡¿Qué haces aquí abajo?!-Exclamó ignorándome.
-Yo...
-Te dijimos que debías de quedarte arriba recibiendo a los invitados- Elisa se le unió a su hermana gemela.
Lo que me faltaba.
Las dos cotorras juntas.
-Ya se me había entumido la cara entera, necesitaba un descanso- Hablé mientras mi vista seguía en la chica. Para mi suerte no se movía, solo hablaba con el acompañante mayor que trajo.
-¡¿Descanso?!- Espetó Elena en una risa.- Lo último que sigue para ti es un descanso, hermanito.-
-¿Ya conseguiste pareja para el baile?- Elisa cuestionó al instante.
Solo me limite a negar con mi cabeza. Me aturdió la sonrisa sincera que la chica misteriosa portaba en su rostro.
Era tan... tan natural.
-Pues, ¿por qué crees que te hemos enviado arriba? ¿Para cachar moscas? Era para que pudieras echar unas miraditas y ver si alguien te gustaba de las invitadas para pareja.- Elena explicó.
-¡Exacto!-Continuó Elisa- Te recordamos que mamá y papá te pidieron que fueras el que diera apertura al baile con la primera cuadrilla, y para eso necesitas pareja. No estarás pensando en bailar por ti solo, ¿verdad?, ¡sería una locura!-
Sonreí ante la idea de mi hermana, que en parte no se equivocaba. A principios de la noche esa era mi idea, pero ahora...
-No negaré que esa idea sí cruzó por mi mente- Puntualicé y mi hermana Elisa soltó un bufido- Pero, para su buena suerte, me complace avisarles que ya he encontrado pareja.- Dejé de mirar a la chica desconocida para por fin prestar atención a mi dos hermanas.
-¡¿QUÉ?!-Exclamaron las dos más que sorprendidas.
Sonreí victorioso.
-¿A qué no se lo esperaban, tortolinas?-Levanté las cejas divertido.
Las dos negaron perplejas al mismo tiempo.
-¿Nos estás jugando una broma, Logan?-Susurró Elena confundida.
-Porque si es así, no es gracioso-Prosiguió Elisa- Como tus hermanas mayores, te ordenamos que no juegues con nosotras- Elisa levanto su mentón queriendo intimidar.
Lo cual era divertido, porque las dos aun con tacones, yo les sacaba una cabeza a favor. Y más divertido porque yo era el chiquitín en cuestión de edad.
Sonreí de boca cerrada-Si me permiten... tengo que ir por mi pareja. Vayan con sus esposos, yo que sé. O quizás vayan a ver si ya puso la marrana. Entreténganse en algo- Me encogí de hombros divertido.
Y las dejé ahí con el ceño fruncido mientras iba a por la chica misteriosa. Lo cual, en cualquier momento hubiera pensado que era ridículo, apenas y la había visto. Pero desde que llegó tuve la impresión de algo. No que la hubiera visto antes. Si no, que, por su forma de ver el mundo, sabría que me esperaría algo.
Bueno o malo me arriesgaría.
Cada vez que me acercaba más ella, podía divisarla mejor. Su vestido era precioso, y no estaba seguro si hubiera visto un diseño tan peculiar como el que portaba ella. Su corsé era de color blanco, en este había un bordado de ramificación color rojo. Los pliegues en sus hombros eran de color blanco y rojo. Y su falda ni muy pomposa ni muy común era completamente roja, y también como el corsé, en sus terminaciones tenía otro bordado de ramificaciones, pero estas de color blanco. Como si llevara puesto un vestido de flor o quizás de espinas. No lo sé, solo sé que se veía hermosa.
Su piel dorada brillaba con las luces que iluminaban al reino, y su pelo, como lo dije, era negro, largo hasta su cintura, e iba suelto. A un metro de ella, la comparé con la estatura de mis hermanas, quizás medirían lo mismo.
Otro paso más y lo tienes, Logan.
Lo doy.
No hay duda. No vacilo. No titubeo. Simplemente lo pregunto.
-¿Le gustaría bailar esta pieza conmigo?-
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¿Qué es el color?-(En proceso)
FantasíaEl pueblo de Senium es serio, o así lo hacen llamar los reyes Montelleist. Porque para ser honestos, es aburrido, todo rige bajo tonalidades oscuras. Y no metafóricamente. Es la cruda verdad. En el pueblo Senium se tenía completamente prohibido util...