15 Latidos

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Latidos

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Heike

El ruido de las manecillas del reloj no dejaba de sonar, invadían mis sentidos y aumentaba la velocidad en cada gota de sangre que caía.

Cada gota cayendo directamente a mis suaves labios mojándolos, cada sonido resonando en mi cabeza haciéndola arder en pequeñas punzadas.

Quería que el dolor parara, pero no podía evitar sentirme así, sentirlo todo. La sangre me llenaba, me excitaba y dejaba que en cada respiro me llenará de sensaciones extrañas.

Abrí los ojos de golpe, estaba recostada en mi cama, lograba ver cómo perfectamente extrañamente mis sábanas eran blancas.

Notaba perfectamente como un gran líquido rojo las manchaba.

Ese líquido rojo oscuro que me infectaba de pensamientos enfermos, era esa poción perversa que quería que en inyectaran.

Los sonidos no paraban, dejé de mirar el gran espejo en mi techo y observé el reloj en mi pared.

Entre cerré los ojos, mi mirada se fijó claramente en reloj que cada vez que indica a otra hora, un fuerte sonido que hacía arder mis oídos aparecía.

Volví a mirar el espejo, fruncí el ceño al ver a una persona acostada a mi lado.

Su cuerpo al lado del mío; sus labios partidos, la daga en su pecho, su mano en mi cuello sin generar ningún tipo de presión. Su piel se veía tan pálida y sin vida que las venas y la sangre sobresalían.

Aún se oía aquel sonido, cada gota de sangre cayendo en algún lugar que no lograba percibir.

En solo unos segundos detalle todo su rostro bello lleno de sangre y vacío de vida.

El ruido aumentaba, pero yo no podía dejar de verlo. Cowen, sus labios partidos se veían tan lindos que quería tenerlos junto a los míos.

El dolor no dejaba mi cabeza, no lo aguante más así que cerré fuertemente los ojos.

Al abrirlos desperté notando la realidad y dejando atrás todas esas alucinaciones, sueños o imaginaciones.

¿Qué te pasa? -Pregunto Chris serio recostado en la puerta. Fruncí el ceño en caución y ladeé un poco la cabeza - te ves horrible, estas hiperventilado y está saliendo sangre de tu labio.

- ¿Crees que me veo mal teniendo sangre en mi labio?

-No - respondió con simpleza y relamió un poco su labio inferior - ¿Porque todavía tienes una caja de mis anillos?

- ¿Qué carajos haces aquí? - el hizo su cabeza hacia atrás y coloco su ante brazo en la frente cerrando los ojos con fuerza. Al ver su cuello recordé como la sangre lo manchaba - ¿Me veías mientras dormía?

-Demasiadas preguntas, pero... ¿Acaso eso es raro? -Su voz sonaba algo ronca ya que hablaba casi en susurros.

-No - aclare con naturalidad - ¿Qué haces aquí?

-Me desperté hace tres horas y no podía dormir - sus ojos oscuros se encontraron con los míos.

- Pudiste haber espiado a otra persona, incluso matarla.

- No son interesantes. Esos huérfanos ni siquiera saben para que existen.

- Somos huérfanos también.

Una Mentira En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora