Las palabras en neón le dejaron casi ciego al mirarlas tanto tiempo. La multitud ruidosa alrededor de él dejaban entrever ese ambiente de diversión y anhelo de evasión juvenil. Estaban esperando el pase de aquel antro, bastante colorido y que al parecer tenía mucha fama. Nunca se percató de el cuando salió la última vez pero se daría el placer esa misma noche. El frío de esa noche parecía solo poder paliarse con algo de alcohol en sangre.
Sorbió su nariz un par de veces antes de que una mano en su espalda le sobresaltara. Sus tres amigos estaban riendo a carcajadas por algo que Louis ni oyó, ni puso atención, honestamente. La voz de Calvin se coló cerca de su oído derecho.
"Esta noche va a ser épica, lo presiento."
La respiración de Calvin tan cerca de su piel le hizo moverse en un amago de apartarse, con una media sonrisa.
"Tal vez, ¿quién sabe?" Respondió Louis, mirando de nuevo hacia la entrada aún cerrada. Frunció el ceño. "¿Cuándo se suponía que abrían?"
"Justo a las nueve."
Louis resopló. "No sé por qué hemos venido tan pronto, no creo durar la noche entera."
Su amigo rio, dándole palmaditas en la espalda. Louis le miró, confundido pero con su característica media sonrisa. ¿Por qué tanto contacto físico?
"Créeme, tú siempre eras el último en salir."
Los ojos añiles brillaron al escuchar la revelación, y no sintió nada más que ese deja vú sin imagen mental. Su mente no le daría tregua alguna cuando se trataba de hacer el esfuerzo de recordar cualquier cosa. A ese punto, no sabía por qué se molestaba, era obvio que jamás volverá a tener de nuevo esos recuerdos.
Louis quiso hablar de nuevo, preguntar, imaginar aquello que hizo en el pasado, poder recrearlo como si fuera vivido, pero Calvin ya estaba inmerso en una conversación acalorada con Richard sobre el último partido del Manchester City.
Metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta y el calor que sintió fue más que reconfortante. El vaho que salía de su boca le provocaba exasperación, quería tomarse algo ya o moriría de hipotermia en pocos minutos.
De todas formas, por mucho que quisiera apartar ese pensamiento, el alcohol parecía no ser tan atractivo. Lo que realmente deseaba en ese momento era algo de calor en sus labios y garganta. En un movimiento fortuito, su cabeza se dirigió hacia el establecimiento metros al lado, y una calidez le invadió el cuerpo por milisegundos. Sí, un té. Eso era lo que su organismo le estaba pidiendo.
Pero...no iría a dejar a sus amigos ansiosos por una copas por tomar una taza de té, ¿verdad? O sea, un té antes que un chupito, ¿cuánto se reirían de él?
El sonido de la puerta del gran bar se hizo eco entre los presentes.
***
"No me puedo creer que te haya guiñado el ojo."
La risita de Elena la delató. "No ha estado mal."
El bochorno que sentía Harry era más grande de lo que mostraba. Maldito Ismael, siempre le hacía pasar momentos bochornosos, como en los viejos tiempos. Negó con la cabeza, irritado y divertido a la vez.
"No sabía que First Dates tenía formato cafetería ahora." Soltó Harry, provocando una risotada por parte de su acompañante, la cual no quedó inadvertida por cierto pelo chocolate de la barra.
¿Pero qué coño estaba pasando? Había pasado una hora y ya estaba ligando su ya-no-tan amigo dependiente con su psicóloga.
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¿Nos conocemos? (L.S.)
RomanceLouis pierde la memoria, y con ella, los cinco años que pasó con Harry. Borrón y cuenta nueva en un cuaderno de melodías. Al principio, la daga era solo eso, una daga que solo cortaba, que hacía daño, vacía por dentro. Un arma afilada que solo pre...