O5. Gelatina de café

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El día que más de 40 adolescentes dijeron que querían estudiar para poder ser grandes héroes, olvidaron leer en las letras pequeñas del contrato "Los sábados también tendrán clases"

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El día que más de 40 adolescentes dijeron que querían estudiar para poder ser grandes héroes, olvidaron leer en las letras pequeñas del contrato "Los sábados también tendrán clases".

Los entrenamientos durante la semana ya eran lo suficientemente pesados, y cada vez se convencían más de que todos en la Academia querían arrancarles las extremidades una por una y volverselas a colocar para iniciar nuevamente.

Todo eso para que además, su profesor tenga tan poca humanidad para dejarles una tarea que probablemente abarcaría también parte de su único día libre.

Los cuerpos exhaustos y adoloridos de los jóvenes reposaban inmóviles sobre sus respectivos asientos, esperando ansiosamente el momento en que las campanas de la libertad tocaran su maravillosa melodía.

El anhelado momento en el que el profesor daba por terminado el día seguido del angelical y aturdidos timbre llegó al fin después de algunos minutos de una aburrida lección sobre matemáticas.

Ochako se levantó aliviada y se estiró alzando los brazos. Guardó sus cosas mientras conversaba un poco con Tenya para después salir del aula. Se dirigieron a los casilleros y cambiaron sus zapatos como era costumbre.

En uno de los últimos casilleros del pasillo logró divisar a Minami, quien se encontraba de igual manera arreglando sus cosas. Sintió un leve cosquilleo en las mejillas al observar su rostro de perfil, levemente iluminado con los luceros artificiales y se disculpó con Iida antes de caminar hacia la persona.

-¡Hey! -apareció con una gran y cálida sonrisa. Jade giró y le devolvió el gesto.

-¡Ochako!

-No te vi en el receso hoy, ¿Comiste? -preguntó curiosa.

-No, estuve estudiando y terminando algunos trabajos -respondió con algo de nerviosismo mientras una pequeña gota de sudor caía por su frente-. Menos mal que traje tu regalo en la hielera hoy, afortunadamente aún sigue fría.

Giró de nuevo a su casillero y abrió la pequeña hielera que había traído desde casa. Una maletita de plástico duro color azul oscuro.

Ochako, si bien estaba un poco preocupada por su acompañante, también tenía curiosidad por saber lo que trajo esta vez.

Extendió sus manos hacia la chica mostrando el dulce que había preparado para hoy. Un pequeño bowl de cristal cuyo contenido era color marrón, y sobre él había un tanto de crema batida que ya había perdido parte de su firmeza por el calor.

La chica la tomó y la observó un poco, aún tenía algo de aire frío saliendo por la parte superior.

Minami le entregó una pequeña cuchara para después sacar la hielera y cerrar el casillero.

-Es una gelatina de café. Es deliciosa y bastante sencilla de preparar.

En silencio tanto la clase A como la B la envidiaban, envidia positiva ciertamente.

Esto se a repetido varias veces, pero vamos, ¿Quién no desearía tener todos los días alguien que te regale dulces sin pedir nada a cambio? Y en situaciones como esta, era aún más envidiable.

Café + Frío = Combinación perfecta después de un día de trabajo exhaustivo.

-Ven -acercó su mano a la cintura de la castaña, pero se retractó y la dirigió a su muñeca más libre.

Comenzó a jalarla con cuidado hasta salir de la academia.

-¿A dónde vamos? -preguntó confundida.

-Hay un pequeño parque aquí cerca, podemos sentarnos en una banca y conversar, además de que podrás comer tu gelatina claro.

Caminaron lentamente en un cómodo silencio hasta llegar a un pequeño parque, lleno de árboles y plantas verdes, una que otra rosa o morada, con algunas bancas de madera para sentarse y unos pocos juegos para niños.

-No conocía este lugar -mencionó mientras observaba el lugar con los ojos muy abiertos, sus pestañas bailando suavemente con la brisa.

-Muchos no lo conocen. Es curioso ya que está a una calle de la academia, pero también es bueno ya que lo convierte en un lugar muy tranquilo.

Se sentaron en una banca bajo la sombra de un gran fresno cuyas hojas eran tan verdes como la esmeralda o el jade bien tallado, ellas les brindaban de una fresca y cariñosa brisa mientras pintaban luminosas manchas soleadas sobre sus cuerpos a través de los huecos entre ellas.

El aire se sentía tan puro y liviano, únicamente con la melodía de las ramas danzando y chocando entre sí, un lugar tan apacible que parecía haber sido extraído de un cuento fantasioso o la pintura de un artista famoso.

-Es muy lindo para ser un lugar tan solitario.

-Lo es, pero así se mantiene la magia.

Ochako sonrió dándole la razón y miró la gelatina de café sobre su palma. Afirmó en su mano la cuchara y la hundió en el dulce sacando una pequeña parte.

La dirigió a su boca y la saboreó por unos segundos, quedando completamente fascinada tanto por el sabor como la suavidad del alimento. Una mezcla perfecta entre lo amargo del café y lo dulce de la gelatina.

Tomó otro pequeño bocado disfrutando un poco más de la cafeína inundando su paladar, generando ese magnífico cosquilleo de cuando pruebas algo que parece haber sido hecho por los dioses.

Tomó una tercera, pero mientras la probaba giró para observar a su acompañante. Estaba de perfil nuevamente, simplemente observando el paisaje y disfrutando del clima.

Sus mejillas tomaron un tono carmesí más intenso y en su rostro se apareció una pequeña sonrisa.

Los ojos aperlados de Jade brillaban vívidamente gracias al sol que los reflejaba, mientras su cabello revoloteaba suavemente con la fresca brisa que los golpeaba cariñosamente. Su pecho inflado durante unos segundos y luego regresando a lo normal debido a su lenta respiración.

El corazón de la castaña comenzó a latir con rapidez mientras observaba hipnotizada la escena. Era una figura digna de retratar, y que guardaría en sus recuerdos por siempre.

Jade la miró y sonrió. "¿Te gusta?" Preguntó.

-Demasiado -contestó aún en el trance de enamoramiento provocado.

-Supongo que, al menos una cosa debía hacer bien, y eso es cocinar -dijo con voz carismática.

-¿Quieres un poco?

Con una sonrisa tranquila acercó la cuchara a su boca. Minami accedió y la abrió para permitirle a la de piel vainilla darle una probada de su propia creación.

La saboreó y movió sus extremidades con emoción por toda la situación. Estar con tal chica de ensueño en un parque y compartiendo un dulce.

Un sueño para muchos, una realidad para Jade.

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⏰ Última actualización: Apr 09, 2023 ⏰

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