Capítulo 13

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-Me robaron.—respondió.

-¡¿Qué?!—exclamó sin creer lo que acababa de escuchar.

-Iba por la calle y me empujaron con fuerza al suelo para robarme el bolso.—una lágrima se deslizó por su mejilla.

-¿Te hicieron algo más?—suspiró agobiado.

-No.—se secó las lágrimas como pudo.

-Amor no llores.—intentó calmarla.—Ojalá pudiera estar ahí.—comenzó a sentirse culpable al no poder estar a su lado.—¿Denunciaste?—preguntó.

-Si, ya lo hice.—respondió.—Por eso no te llamé antes porque sabía que te ibas a frustrar al verme. Aún estás con lo de tú madre y no quería preocuparte más.—desvío su mirada.

-Hande, es normal que me ponga así. Estás lejos y ahora te encuentras mal. Me siento impotente.—bufó.

-Gato, no te preocupes. Afortunadamente sólo se llevaron el bolso y no me hicieron nada más. Ahora estoy bien. Las chicas y yo nos vamos a quedar en un hotel los cuatro días que faltan ya que conseguimos terminar el videoclip con Bruno Mars.—le quitó hierro al asunto.

-Estoy muy orgulloso de ti.—sonrío.

-Gracias.—le devolvió la sonrisa para no preocuparlo.—Por cierto, ¿cómo está tú madre? ¿Salió todo bien amor?—preguntó.

-Gracias a Dios todo salió bien. Cuando salió de la zona de riesgo pude verla. No sabes el alivio que sentí al volver a abrazarla. De hecho, también preguntó por ti.—respondió.

-¡Eso es maravilloso Kerem!—sonrió.—Me alegro de que esté mucho mejor. Cuando la veas dale un beso de mi parte.—se alegró.

-Lo haré.—sus ojos brillaron al ver el cariño que le tenía a su madre.

-Gato, después hablamos, ¿si? Tengo a mi madre esperando en la otra línea. Te quiero muchísimo. Lo sabes, ¿verdad?—lo miró con cariño.

-Lo sé. Yo también te quiero mucho mi ángel. Dale saludos a tu madre de mi parte.—se despidió.

-Nos vemos pronto mi hermoso gato. Ya sabes, nada de fumar.—lo apuntó con el dedo.

-Si madre.—respondió divertido.—Adiós mi vida.—le dedicó una última sonrisa antes de finalizar la videollamada.

Sin pensárselo dos veces y, sin sacarse de la cabeza la imagen de la mejilla golpeada de Hande, tomó sus cosas y salió de casa dirección al gimnasio. Necesitaba descargar esa impotencia y rabia que sentía al no poder estar cerca de ella para protegerla y cuidarla.

Cuando llegó, soltó la mochila en la taquilla y se sentó en el banco para amarrar con más firmeza los cordones de las zapatillas. Comenzó a colocar las vendas en sus manos bien ajustadas para evitar cualquier tipo de lesión en sus nudillos o muñecas. Abrió y cerró las manos varias veces para comprobar que estuvieran fijas y caminó hasta el primer saco libre que encontró. Sólo bastaron unos cuantos golpes para desencadenar el resto sintiendo como toda la rabia se canalizaba a través de ellos.

-Ey, ey, para un poco.—la voz de Sahin se hizo presente.

-Estoy bien.—comenzó a toser fuerte intentado tomar aire.

-Mira lo que te pasa por fumar tanto.—le regañó.

-Que importa.—lanzó un golpe fuerte que hizo sacudir el saco.

-¿Hablaste con Hande?—desvió la conversación para no discutir.

-Si.—respondió.

-¿Por qué no pudo responder tus llamadas antes?—preguntó.

Lucharé por ti 》HankerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora