1. ¡¿En dónde está?!

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— La marea no nos dejará llegar a tierra firme antes del anochecer señor, deberíamos parar en escocia. Antes de arribar en la costa — 

Markus volteó a ver a unos de sus hombres de confianza, no le desagradaba la idea, pero si se enteraban en el resto de escocia, que habían arribado a la costa, entonces se le dificultaría aquel intento. Las personas al sur de escocia huirían, y no quería echar abajo el buen viento siendo soplado por los dioses, y aquel plan que había sido calculado precisamente para ese día.

Tenía el favor de Odín, podía saborearlo en el aire, y no, no iba a arriesgarse a que su venganza no fuera saldada, porque tenía promesas que cumplir. No tenía otra opción, debía cumplir con su palabra.

— Bjorn sigue la ruta trazada hombre, llegaremos cuando debamos llegar. — Nadie pudo replicarle algo a Markus.

Era un hombre intimidante, tenía un tono de voz que causaba escalofríos, y su cabello rubio estaba trenzado hacia atrás para que no estorbara su visión al luchar, tenía un par de cicatrices que sólo le recordaban la deuda que tenía con su padre, y una promesa que aún no había cumplido, habían pasado 15 largos años, en donde tuvo que luchar para que fuera nombrado el verdadero y legítimo sucesor de su padre, y demostrarle al resto de la villa que podía liderarlos, pero todos esos años valdrían la pena en ese momento, en donde finalmente le pondría fin a su cometido.

— Como ordené. — Eso fue todo, porque los feroces navegantes sólo obedecerían sus órdenes, sabían lo difícil que había sido para Markus obtener lo que quería, y todos estaban al tanto que la ciudad a punto de atacar era la culpable de la enorme cicatriz en su rostro, había sido obtenida en su juventud.

No veían mal las cicatrices de guerra que habían sido obtenidas limpiamente, pero aquella cicatriz no era recordada por una guerra, era el recuerdo de una traición a todo su pueblo, una traición a su padre. Y esa tarde todo el oeste de escocia pagaría con sangre aquella traición.

— Recuerden por lo que pelean. — Markus observó a aquellos feroces hombres que esperaban llegar a la orilla para pelear, para luchar porque para eso habían nacido. — Toda la villa será suya, pero la casa en la colina es mía. No pueden tocar a nadie ahí. — Y así se aseguraba de cumplir con su promesa.

Porque aquella enorme casa en la colina junto aquel acantilado era el testigo de la traición y sus promesas 15 años atrás. Y todavía recordaba como si fuera ayer haber corrido entre el bosque, abatido, horrorizado de que descubrieran que estaba escapando. Asustado de lo que le harían a la niña si descubrían que la pequeña le había ayudado a escapar.

Si descubría que había sido asesinada, convertiría en cenizas todo el pueblo, hasta la más remota piedra. Y cada una de las personas en ella.

El viento soplo fuerte, y de pronto el silencio en la costa había sido tan audible como las hojas de los árboles moviéndose, los insectos y los sapos que se escuchaban tan audiblemente bosque adentro. Tan pronto como aseguraron sus barcos en la costa se desplegaron con sigilo, no podían escuchar más que el sonido de sus respiraciones, sus corazones golpeando fuertemente en sus pechos. Sus pasos silenciados por las hojas y el sigilo, las ramas se quebraron bajo sus pies con rapidez.

Las primeras chozas se asomaron entre las hojas verdes de los árboles, los arbustos cubrieron sus cuerpos en principio. Observaron las primeras casas que serían sus víctimas, la noche los había alcanzado y sabían que tenían la ventaja, e iban a aprovecharla. Los pueblerinos de la costa estaban tan ensimismados en su acarreada vida, una miserable vida que el Lord de ese pueblo les había obligado a cumplir, no se percataron del peligro que acechaba, que los despojaría de la vida que llevaban hasta ese momento.

Aquellos rabiosos guerreros del norte comenzaron con su travesía en el crepúsculo, los llantos y los gritos fueron escuchados demasiado tarde, porque los insignificantes guerreros de la costa de escocia apenas pudieron responder, terminaron heridos, y sometidos. Desenvainando sus espadas sin cometido alguno.

Las sonrisas de Markus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora