𝐋𝐈𝐄𝐒 ||| [ᴋᴀᴢᴜғᴜʏᴜ]

Love, Protect, Lie.

“Aún en el peor de los casos te ame, porque eras todo lo que tenía y pensaba que no merecía más. En ese ser lamentable me convertí y te arrastre a ello haciéndote creer que me quedaría para siempre. Pero si no había duda de algo entre todas las verdades y mentiras que dije, fue el justo amor profesado que te entregué durante aquellos años”

Amar, una palabra bastante fuerte y significativa, una palabra que Baji Keisuke nunca había tenido idea de como interpretar, amaba a su madre y a sus amigos. Pero había cierta forma aún que no descubría de la palabra. “Amar”, no recuerda si ha amado a alguien verdaderamente o al menos solía fingir que no lo hacía hasta ese entonces.

Cuando descubrió a aquel chiquillo que se paseaba por los callejones mirando las calles solitarias, pateando las latas del suelo y suspirando pesadamente. Quizás solo era un niño, pero era inteligente para ciertas cosas. La primera vez que se lo cruzó lo ignoro, pero hubo varias ocasiones más, como si el destino deseara que se encontrarán. Después de golpear a esos bravucones que lo atosigaron, podría decirse que si, se volvieron amigos, la madre de Baji apreciaba demasiado a Kazutora, y por ende Kazutora apreciaba mucho a la señora y a él. Habían sido gran parte de sus infancias, amigos. A donde fuera que Keisuke avanzará, el de cabellos negros y ojos amarillos iba también. Era una especie de marcha agraciada que llevaban años haciendo. Deseaba salvar a sus amigos. De aquellos problemas familiares que parecían aplastar al chico, de los maltratos que recibía, la poca atención y aquella sensación que irradiaba el pequeño de ojos amarillos al no sentirse lo suficiente. El pelinegro siempre habría querido que el chico se quedara con él y jamás tuviera que volver a casa.

Internamente lo deseo más de una vez, pero siempre por alguna razón Kazutora se levantaba y se iba.

Empezó a preguntarse que significaba aquella sensación cuando te palpita fuerte el corazón en el pecho y piensas que no hay forma de que este se detenga. Cuando solo una sonrisa te hace sentir tan pleno y feliz que duele horrorosamente bien. Kazutora Hanemiya se convirtió en su felicidad tan rápido como llego, su primer amigo, quizás. La persona con la que compartió buenos y malos momentos sin importar que.