Capítulo 87

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Esa noche, Luzu le haría compañía a Rubius, cuando la video llamada con Arsilex y Lexosi fue terminada, Elyas, Herny y Jesús volvieron a sus respectivas casas. El moreno se comprometió a mantenerlos informados de lo que fuera descubriendo por muy poco que fuera.
Hablaron con Roberto para saber si había novedades con respecto al estado de Samuel, pero no había cambios, seguía igual, eso era lo que siempre decía la doctora.

-¿Estás bien?- preguntó Luzu mientras cenaba con Rubén.

El castaño estaba perdido en sus pensamientos. Miró al mayor que esperaba por una respuesta y simplemente asintió con su cabeza.

-Rabis ¿Hablabas en serio cuando nos dijiste de terminar con Vege?- preguntó, aún estaba un tanto preocupado por ello porque sabía que Vegetta no iba a tomarlo bien.

-Si... es que, siento que lo meto en problemas todo el tiempo- suspiró- él no merece todo esto, se merece algo mejor, ya ha sufrido bastante- dijo cerrando con fuerza sus puños sobre la mesa.

Luzu no apartó la mirada del menor- cuando nos conocimos, Vegetta no era de los más demostrativos, pero aun así sus compañeros de clases siempre le tenían cariño, en su mayoría al menos- comenzó a contarle- él siempre ayudaba a los demás, más si algo le parecía injusto. Solía mediar cuando compañeros de la misma clase o amigos peleaban. Y eso terminaba por hacerlo famoso en la escuela, era la admiración de muchos y la envidia de otros- la cena en su plato ya había desaparecido.

Rubén prestó especial atención, parte de él sentía esa curiosidad de saber cómo se habían conocido ellos dos y también le hacía ilusión conocer un poco más del pasado de Sam, visto desde otros ojos.

-¿Cómo se conocieron Samu y tú, Luzu?- preguntó continuado con la cena que aún descansaba en su plato.

El mayor le dio un sorbo a su jugo y luego inclinó su cabeza en su mano, con su codo descansando en la mesa y haciendo de soporte, pensando en la respuesta. Quizás no fue un inicio lindo el de su peculiar amistad, pero si Samuel confiaba en Rubén era más que suficiente para el mayor.

-Tú me conoces Rubén, soy la paz y la amabilidad personificada- comenzó con seriedad mientras el menor asentía- o eso creen todos de mi- suspiró- la verdad es que hay algo oculto en mi-.

-¿Algo?-.

-Cuando realmente me enojo, puedo ser alguien muy vengativo y violento- le contó notando la cara de sorpresa del menor- así como lo oyes, siempre me esfuerzo en que nadie sepa de ello, sin embargo en mi primer año en el mismo instituto al que iba Sam, hubo una situación que me superó y me di de a golpes con un grupo de chicos, todo el instituto nos vio- no se sentía orgulloso de eso, para nada.

-¿Por qué peleaste?- preguntó sorprendido y no era para menos, del tiempo que conocía a Luzu jamás lo había visto enojado, Auron siempre decía que era muy difícil hacerlo cabrear, pero de lograrlo habría que ir con mucho cuidado.

-Se enteraron de mi orientación sexual- lo vio fruncir el ceño- hemos avanzado mucho en ese aspecto, pero aún queda gente cerrada de mente que les cuesta aceptar este tipo de cosas- notó la expresión de enojo en Rubén y sonrió- no es su culpa, hay gente que simplemente no puede aceptarlo, son estructuras que cuestan romper. Mi padre es el ejemplo perfecto, cuando se enteró de que me atraían los chicos me ignoró tres meses, hasta que se fue dando cuenta que yo no dejaba de ser yo sólo porque me gustarán los chicos- contó volviendo a su pasado, no había sido sencillo pero tampoco trágico- él me dijo que estaba intentando aceptar eso de mi porque yo era su hijo y me amaba a pesar de todo, pero me pidió que, en caso de tener una relación, la tuviera fuera de casa hasta que él mejorará en aceptarlo-.

Mi trébol de cuatro hojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora