Capítulo Único

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Fué un chillido lo que asustó a Zenitsu

Allí afuera, en la oscuridad de una nueva ciudad, derrotando a algún demonio rana feo,que de la nada, un chillido de pánico agudo hizo que se le llenaran los ojos de lágrimas. Por lo que Zenitsu sabía, el demonio que había decapitado había sido el único demonio en el área. Miró a Chuntaro acurrucado dentro de su hoari con una mirada asustadiza.

—¿No me diste el mensaje completo?— El gimió—¿Se suponía que debías decirme algo más? ¡Oh, Dios, voy a morir!

Chuntaro le devolvió pió en respuesta, diciéndole que no se había equivocado con su información. En cambio, el pequeño traidor pareció decirle que fuera a investigar el lugar. Era el deber de Zenitsu asegurarse de que la gente estuviera a salvo de cualquier demonio que pudiera haber aparecido de repente.

Zenitsu odiaba saber que el gorrión tenía razón,aún así, a pesar de la indignación, Chuntaro no estaba saliendo rotundamente del interior de su haori,por lo que no podía hacer nada.

Zenitsu se arrastró hacia el sonido, las piernas temblándoles mientras lo hacía. Estaba mejorando luchando despierto, pero eso no significaba que le gustara mirar la cara de un demonio feo. Al menos si estuviera inconsciente evitaría mirarlos.

Los chillidos eran cada vez más fuertes a medida que se acercaban a las afueras de la ciudad. Todo lo que había ahí fuera era un oscuro camino de árboles que se abría hacia una montaña. Zenitsu pensó que jamás entendería cómo Tanjirou e Inosuke vivían cómodamente allí.

—Eres tan desagradable ¡No eres adorable en absoluto! ¡La próxima vez, dejaré que Inosuke te coma!

Chuntaro lo picoteó, echando humo dentro de su ropa. Zenitsu gimió dolido de nuevo.

—¿¡Lo ves!? ¡De eso estoy hablando— El chillido se estaba volviendo más fuerte ahora—Chuntaro ... aunque me recordarás con cariño, ¿verdad?

El gorrión no respondió,Zenitsu se acercó sigilosamente por la montaña  y vió algunos arbustos moviéndose,el sonido comenzaba a sonar más angustiado que cualquier otra cosa. Separó los arbustos y miró hacia adentro.

Allí, entre los arbustos, había un bebé jabalí con un puñado de manchas blancas como una pequeña sandía marrón redonda.

Por un momento se preguntó si Inosuke había sido así de lindo, como pudiera parecer cuando era niño. Si creció y llegó a ser tan bonito como era, entonces debe haber sido absolutamente adorable cuando era un bebé.

Zenitsu se dió una palmada en las mejillas. ¡Ahora no era el momento! Entrecerró los ojos en la oscuridad ante lo que estaba causando tanta angustia al lechón.

Este estaba atrapado en largas enredaderas, probablemente habiéndose enredado cuanto más trataba de liberarse. Solo, atrapado en la oscuridad, Zenitsu podía simpatizar con su miedo. El rubio se agachó y lentamente lo alcanzó,finalmente el animal pareció sentirlo, callándose por un segundo antes de que los chillidos empeoraran. Zenitsu solo esperaba que su madre no estuviera cerca para intentar abrirle un agujero.

Zenitsu ya estaba bastante cansado de ataques de cerdos.

Suavemente, puso sus manos sobre los ojos del lechón, atravesando las enredaderas con la otra mano. Parecía funcionar bastante bien, el lechón solo respiraba un poco demasiado profundo mientras Zenitsu le quitaba las ataduras. Cuando las últimas enredaderas fueron desalojadas, Zenitsu retiró las manos.

—¡Ya está! Eres libre ahora

El lechón se dio la vuelta, estirando las patas y haciendo ruidos más felices por estar libre,Zenitsu volvió a levantarse sonriéndole,era dos por dos ese día,primero el demonio, ahora el lechón. No pudo evitar la pequeña oleada de felicidad en él.

Tempura °Inozen° Traducción EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora