4 días han pasado desde lo sucedido con Priamos. En el primer día, Julius me dio una habitación en el castillo y esa misma noche las hermanas se metieron a la habitación y durmieron conmigo, no vi a Scarlett por ningún lado ese día. En el segundo día fui a visitar a los lobos, jugué con ellos unas cuantas horas. En el tercer y cuarto día anduve por el castillo tratando de memorizarlo para no perderme, tampoco pude ver a Scarlett.
"Si mal no estoy, creo que es por aquí"
Me dirigía a la sala del trono para hablar con Julius y gracias a que había explorado el castillo el día anterior, me pude orientar un poco.
Mientras caminaba llegué hasta una gran puerta de madera donde dos guardias, a cada lado, la custodiaban.
Los guardias me vieron y abrieron la puerta.
"Gracias"
Los guardias temblaron ligeramente pero recobraron su compostura y dirigieron su mirada al frente sin decir nada, como si solo fueran unas estatuas.
Avancé unos pasos y entré a la sala.
Grandes y gruesos pilares de mármol a ambos lados y una gran y extensa alfombra roja con un borde dorado atravesaba el centro y terminaba a los pies del rey que se sentaba en lo alto, en el trono.
Caminé por la alfombra roja hasta que estuve a un metro del primer escalón para subir hacia el trono.
"¿Cómo se encuentra el día de hoy, mi señor?"
Julius, sentado en el trono y con una corona en su cabeza, me miró.
"Bien, ¿sabe dónde está la tumba del general Ross?"
La expresión de Julius se puso un poco sombría por un instante pero luego volvió a su expresión habitual.
"Si, permítame guiarle"
Julius se levantó el trono, bajó los escalones y llegó a mi lado.
"Bien. Por favor lléveme"
Julius asintió y salimos de la sala del trono.
XXX
Nos encontrábamos caminando por las calles de Tullen, todo el mundo miraba a Julius y al posar su mirada sobre mí agachaban sus cabezas. Todo me parecía pacífico, los niños jugaban en las calles sin miedo a un ataque, los adultos charlaban alegremente, en Tullen no se sentía...la guerra.
Ese tipo de ambiente, lo sentí raro, no estaba acostumbrado a ello.
Mientras caminábamos llegamos hasta una gran reja.
Julius puso su mano en la reja y momentos después se abrió.
Ya no me parecía raro.
Entramos y empezamos a caminar por un camino de piedra, a ambos lados del camino habían lápidas de piedra, algunas se veían recientes, otras estaban empezando a ser cubiertas con musgo y pasto, se les notaba el paso de los años.
"Llegamos"
Después de observar las lápidas llegamos a un mausoleo, parecía más bien un pequeño castillo. Había una puerta de madera que se veía pesada, a ambos lados de ésta habían dos caballeros en armadura completa y que en sus manos sostenían una alabarda, a simple vista parecían ser personas pero si se enfocaba bien la vista podrías ver que eran estatuas de piedra pintadas que daban la alusión de que dentro de las armaduras había una persona.
La puerta se abrió.
Julius dio un paso al frente pero las alabardas se inclinaron hacia la puerta impidiendo que Julius entrara.
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El surgimiento de un guardián
FantasyLuego de entrar en un estado de sueño debido a una máquina de criogenización, Julian Esteban Hernandez Piñeros despierta en un mundo que ya no es el que él conoce. Las armas de fuego no existen, la tecnología que conocía son solo los vestigios de lo...