Capítulo L4

684 40 4
                                    

Aiden

—Fue un movimiento estúpido, lo sé, pero algo me poseyó —respondió Ashley a alguien que le había preguntado sobre su famosa casi pelea con Katherine Nash. Era de lo que todos habían estado hablando desde ayer, sobre todo porque no era muy visto que hubiera peleas iniciadas por chicas del sur, sabiendo cómo terminaba eso la mayoría de las veces. Al menos podía estar tranquilo de que Katherine no le iría con la historia al director para que expulsaran a Ash.

—Esa es una horrible excusa. —Se rio Gabe.

—Como si se necesitara alguna excusa para golpear a esa perra con sarna —murmuró Lily, quien estaba casualmente escuchando nuestra conversación a través de la mesa. Ashley frunció un poco el ceño, pero no dijo nada. Me pregunté brevemente si se sentía bien con la gente hablando así de Katherine, porque no lo parecía en lo absoluto.

Ajeno a nuestra conversación, Kyle estaba mirando la comida en su plato con asco.

—¿Estamos seguros de que esto es carne? —Frunció el ceño.

—No lo sé, y es por eso que agradezco a papá por enviarme comida con forma y sabor definidos. —Murmuré mientras apuntaba las sobras que había traído de la cena de ayer, que papá había guardado especialmente para evitarme el día de "carne especial".

—Estoy empezando a creer que la comida de esta escuela está envenenada. ¿Acaso soy el único que nota que Aiden es más alto que todos nosotros? De seguro es porque él come comida de verdad. No puede ser coincidencia.

—Estoy segura de que su gigante familia italiana tiene que ver con eso —replicó Ash.

—Quizás son gigantes porque comen comida de verdad —Ofrecí, y ella rodó los ojos.

—Los italianos ni siquiera son altos para el estándar europeo —masculló.

—Alguien está de mal humor y tiene ganas de desquitarse conmigo —Le di una sonrisa juguetona que Ash no apreció. Ya eran muchos años de conocerla, y cuando se ponía así, no había nada mejor que molestarla un poco.

Kyle se quejó un poco más, pero dejé de escucharlo cuando avisté a Alex entrando a la cafetería. Esto podía sonar estúpido, pero sentía que entre más días pasaban, más hermosa se ponía, y hoy se veía especialmente bien vestida con pantalones apretados, botas altas y un suéter que descubría parte de su estómago plano al caminar. Viéndose así, le fue imposible no atraer varias miradas en la cafetería, sin esfuerzo alguno más que caminar como si estuviera en una pasarela de modelaje, pero estaba seguro de que Alex ni siquiera lo notaba. Probablemente era algo natural para ella, y definitivamente hacía que sus caderas, piernas y culo se vieran espectaculares. Era una pena que no pudiera verla por detrás y...

—¡Aiden! ¿Qué te pasa? Te fuiste ahí un momento. —Kyle interrumpió mis pensamientos, y a regañadientes tuve que dejar de mirar a Alex.

—Lo siento, ¿qué decías?

—Decía que mataría por que tu papá me enviara comida italiana. ¿Es muy tarde para que me adopte?

Solté una risa, y antes de que pudiera responderle, Beatrice tiró su bandeja con comida estruendosamente fuerte sobre la mesa, soltando un suspiro dramático a su paso. Todos nos giramos a verla. Parecía enojada.

—Tengo horribles noticias —dijo e incluso Ashley, que había estado mirando su plato todo el tiempo, giró la cabeza—. Las del norte nos embaucaron.

—¿De qué hablas? —preguntó Lily.

—El director Price ha decidido fusionar los equipos de animadoras. Sí, escucharon bien, ahora estaremos animando con las putas de los Pumas.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora