Viaje adentro
escucho el rumor de las olas
mientras reúno las partes
dispersas de mi interior
desordenado.
Armonía en el caos,
hormiguero ensortijado
del inconsciente.
Ato los cabos,
anudo remiendos,
blindo costuras.
La repetición persistente
de los mágicos patrones de
la naturaleza pesan en mi mente
y no se contienen.
Observarlos sin censura
me permiten disfrutar
de la estética de lo efímero,
de la eternidad concentrada
en una perla,
de la contradicción que nos brinda
la existencia,
como el éxtasis adivinado en la mirada
de una pupila dilatada.
Eclipse es la belleza de la rareza.
Relajo la tensión de mi espalda cruda,
de mi mandíbula rígida.
Abro los dedos del puño de mi mano,
y permito que escape la arena del tiempo,
que se diluya en mis piernas de ébano.
Alas rotas de libélula.
