Chapter VIII: Snap Out Of It

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Luego de la boda, Jessie se despidió de su padre y de un par de amigos con los que se encontró y volvimos al jet privado de los Ross para volver a New York

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Luego de la boda, Jessie se despidió de su padre y de un par de amigos con los que se encontró y volvimos al jet privado de los Ross para volver a New York.

Justo ahora, Luke estaba acabando con toda la comida que había en el mini bar del jet.

—¿Has probado estos alguna vez?— Dice Luke, levantando unas barras de queso, de las que siempre venden en los aviones.

—No, ni quiero hacerlo— Le respondí mientras seguía escribiendo en mi computadora, debía terminar el trabajo que el profesor de matemáticas, el cual no me he interesado en aprenderme su nombre en todo el año, nos había asignado.

No es que sea aplicada, todo lo contrario, pero no necesito que mis padres se enteren de que voy algo mal en la escuela.

Algo...

—Estoy aburrido— Exclamó él, levantado los posa brazos de los tres asientos junto al mío. Él quitó mi computadora de mi regazo y la dejó en una mesita al lado de mí.  

Luke se acostó en los asientos, poniendo su cabeza en mi regazo y sus piernas en los asientos que había despejado segundos antes.

—Estoy aburrido— Repitió.

—Despegamos hace 20 minutos... y es un vuelo de 5 horas, Luke. Por favor no digas eso— Dije tirando mi cabeza hacia atrás con pesadez.

—¿Qué quieres que haga? En verdad estoy aburrido.

—Duérmete.

Luke me miró mal y tomó una de mis manos para comenzar a jugar con mis anillos.

—Podríamos ir a ver a los Jankees cuando volvamos a New York— Dijo él.

—¿No juegan pasado mañana?— Le pregunté, extrañada.

Hemos ido tantas veces que luego de un tiempo, se volvió ley ir juntos que a veces ni siquiera le preguntábamos al otro si iríamos.

En cualquier caso, le avisábamos al otro que NO íbamos.

—Si, pero quiero ir contigo y quiero asegurarme de que iras conmigo.

De repente, sentí algo en mi estomago, algo como un pequeño revoloteo en mi interior y mis ganas de sonreír crecieron pero simplemente me limite a mantener mi cara original.

—Oh, bueno, sabes que si— Le sonreí y aproveché de saciar mis ganas que ya tenía de hacerlo.

—Oh, claro, de acuerdo— Él me sonrió también, y volvió su mirada a mi mano con la que estaba jugando


. . .


Hoy, 22 de Octubre, ya habían pasado algunos días desde que viajamos a Texas.

Estábamos todos en la sala de Pent-House, cada uno en su dispositivo electrónico.

De pronto, Jessie entró a la sala por la puerta de la cocina, aclarando su garganta para llamar nuestra atención.

𝐋𝐮𝐤𝐞 𝐑𝐨𝐬𝐬 𝐘 𝐓𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora