1 | Primer día de clases

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-verano 2013-

El día tranquilo como de costumbre, el cielo despejado, los rayos del sol al horizonte, una atmósfera armoniosa. Los pequeños niños del vecindario, jugaban en el parque, como era costumbre. Siempre se podía apreciar aún peculiar dúo de pequeños, ellos siempre alejados del resto, a veces se encontraban leyendo otras veces dibujando.

Los rayos del sol cada vez eran menos notorios, estaba oscureciendo. Los padres llamaban a sus hijos para irse a su hogar, nuestro dúo no fue la excepción. Sus padres gritaban sus nombres para llamarlos "¡Dylan, es hora de volver a casa!", "¡Tu igual Alyne!".

-Otoño 2022-


-¡Dylan, la comida está lista!"- su madre le gritaban desde el primer piso, todos ya se encontraban sentados, esperándolo.

El chico acostado viendo al techo desde su cama, tomó un suspiro y con un impulso se sentó. Se acercó a su puerta, tomó el pomo girándolo lentamente, al abrir un un olor exquisito invadió su olfato, su madre habría preparado su famoso spaghetti. El chico cabizbajo bajo las escaleras, camino lentamente a donde se encontraban esperándolo.

-¿Emocionado por el nuevo ciclo escolar, Dylan?- pregunto su madre mientras le pasaba su ración de spaghetti.

-No- susurro para si mismo.

-Habla más fuerte, con el ruido de tus hermanos no te pude escuchar.

-¿Qué no es evidente su emoción?- la voz de un chico interrumpió la conversación.

-No estés de sarcástico Damián, deja a tu hermano hablar, entonces cariño, ¿emocionado?.

-Si mamá, estoy muy emocionado, se que me irá bien...- fingió un tono alegre.

Dylan desde que tiene memoria ha sido un chico reservado, tímido y asustadizo. Nunca ha logrado formar más de una que otra amistad a lo largo de su vida. Ir a la escuela para el siempre fue una tortura, siempre le esperaba el desprecio y rechazo de sus compañeros, siempre fue así... excepto en una ocasión, una chica de nombre Alyne fue su amiga cuando eran niños, siempre estaban juntos, dejaron de hablar cuando entraron a 3 de primaria, cada uno había tomado un rumbo distinto.

-¡Que bueno! amor, me alegra que este año pienses positivo.

La cena transcurrió con normalidad, algún que otro tema de conversación salía a lo largo de la cena, como siempre los gemelos no se callaban ni un instante. Una familia feliz se podría decir, todos unidos y amorosos, la típica familia promedio.

A la mañana siguiente, los chicos se preparaban para su primer día de escuela, los gemelos entrarían a 6to de primaria, mientras que Dylan entraría a 2 de preparatoria, como era de costumbre Dylan era el más atrasado, a el no le importaba su apariencia, siempre iba descuidado a donde sea que fuera, no importaba la ocasión.

-Dylan, apúrate que vamos a llegar tarde y perderemos los mejores asientos del autobús- expreso su hermana con disgusto

-Deja de molestar, Clara, si tanta urgencia tienen en irse y tomar los "mejores asientos del autobús", váyanse ustedes solos.

-¡Agg!, lo haríamos si mamá nos dejara, pero como no es así, no tienes que acompañar- le contesto irritado el gemelo mayor, James.

después de su pequeña discusión los chicos ya se encontraban en espera del famoso autobús, los gemelos emocionados y Dylan buscaba en alguna de sus playlist alguna canción que lo distrajera de la situación. El autobús por fin llegó, los gemelos corrieron a esos esperados asientos, Dylan por otro lado se dirijo al asiento trasero, poso su mirada en la pequeña ventana, afuera aún estaba oscuro, aún no salía el sol, era realmente temprano. Dylan había insistido para que este año tuviera clases en casa, pero sus padres se lo negaron, por un tiempo se había enojado, pero al paso de los días no tuvo más remedio que aceptarlo e ir. El camino a su nuevo colegio solo vio por la ventana el paisaje, no estaba listo, no quería tener que bajar, aunque el viaje fue agotador prefería estar en el.

Sonríe Para MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora