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Era una hermosa tarde de Diciembre en las calles de Miyagi. Había una atardecer cómo ningún otro, el cielo hoy estuvo pintado de naranja, amarillo y rojo.

La calidez de la vista hacía contraste con la temperatura, esta era ventosa y fría pero sin ninguna señal de lluvia o nieve.

El joven Oikawa Tooru de 25 años se paseaba por las calles del lugar de su infancia. Hace poco había llegado de Argentina a sus vacaciones de final de año.

Lo primero que el joven hizo al llegar fue ir a su restaurante favorito de ramen y comer un plato más grande que su cara.

Oikawa amaba Argentina pero para él, nunca habría otro lugar cómo Japón.

Después de su almuerzo, se dirigió a la casa de sus padres en donde tenía planeado quedarse.

La señora Oikawa casi llora al ver a su hijito luego de casi dos años. El señor Oikawa nunca admitiría en voz alta que él si llegó a derramar de sus lágrimas.

Unos días después de la llegada del castaño, llegó su hermana. La cuál actualmente trabajaba en Paris cómo una exitosa empresaria.

Junto a ella llegó su sobrino y su cuñado. Dos personas quienes tenían un lugar especial en el corazón de Tooru, en especial el primer nombrado.

Apenas llegó el adolescente, Oikawa no tardó ni cinco minutos en avisar a su familia que se lo llevaría al parque a jugar voleibol.

El voleibol era la vida de Oikawa, literalmente. Su vida se la ganaba haciendo lo que más ama en todo el mundo. ¿Qué más podría el pedir?

Hace bastante tiempo su madre le dijo: "Trabaja en lo que amas y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida".

Desde muy pequeño Tooru supo que quería dedicarse al voleibol por el resto de su vida. Y de todas las personas en el mundo, el tuvo la suerte de poder cumplir esta meta.

Ahora él estaba aquí, a decir verdad ganaba bastante dinero así que podía viajar. Amaba su trabajo y era de los mejores en el.

Amaba a su familia tanto cómo ella lo amaba a él.

Después de tanto esfuerzo y sufrimiento, Oikawa se sentía satisfecho con todo lo que había logrado.

En esa hermosa tarde de Diciembre Oikawa se detuvo frente una pequeña tienda. Tenía unos cuantos letreros neon en la ventana y por lo que podía ver de adentro, era una explosión de colores.

Sin duda, esto llamó la atención del chico y decidió entrar.

"Hola, bienvenido. ¿En que le podemos ayudar?"

Un mes [iwaoi]ʰᵃⁱᵏʸᵘᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora