41. EL PRECIO

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NICOLÁS

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NICOLÁS

Lo hizo.

Tengo a Berenstain en la línea esperando una respuesta sobre las acciones a seguir. Tengo sentimientos encontrados respecto a los hechos.

Por un lado, me llena de orgullo su arrojo y al mismo tiempo, me irrita profundamente. Me asqueó la cobardía que mostró ante Davina, por eso no lo creí capaz de acabar con ese infeliz.

¿Será que sabe de mí y se siente protegido? ¿O simplemente no le interesa lo que pueda pasar? Posiblemente crea que no habrán consecuencias legales como la vez anterior y me pregunto si debo ayudarlo para que así sea.

Tal vez deba dejar que las cosas caigan por su propio peso. Ya después entraré en acción. Sería muy obvio que se librara otra vez como por arte de magia. Podría dejarme en evidencia.

Qué vaya a la cárcel. Se lo merece por estúpido sentimental. Al menos sabré dónde está cada día y estaré seguro que no será con ella.

—Señor...

La voz demandante de Berenstain me saca de mis cavilaciones. Debo dar una respuesta.

—No hagas nada, Julián.

—¿Está seguro, señor?

—Por supuesto, Berenstain. Ah, y encárgate de que  le den unos cuantos golpes más antes de detenerlo.

—Pero señor...

—Unos cuántos más, no que lo maten. Sí son policías los que lo hagan, todavía mejor. Dales dinero, todos son unos muertos de hambre, harán lo que sea por unos cuantos miles de pesos. Es necesario, Julián.

—Entendido, señor —cuelga.

—Es por tu bien mi amor, después lo entenderás.

—Es por tu bien mi amor, después lo entenderás

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ELEODORO

Acaban de llevarse el cuerpo de ese imbécil. Le escupiría con gusto, pero debo aparentar que estoy muy afectado. He tenido suficientes de estos ataques para fingir otro.

¡Dios! ¡Qué difícil es fingir que me importa su muerte! Cómo siempre, parece que las cosas salen mejor cuando no las planeo. Solito se colocó sobre la plancha. Eres libre mi reina. Tú y tu hijo son libres. Al menos de ese enorme saco de mierda.

ELE (Versión Extendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora