Tierra Salvaje | Saga Salvaje I

Capítulo 3

-De vez en cuando viene bien que le bajen los humos-dijo Beth- pero intenta comprender porque es así Kendrick, no lo juzgues a la primera. Ya conoces su historia. Ahora ve a dormir May estarás cansada, yo me quedaré para frenar la fiebre de Galahad.

Y con esas palabras, Beth se despidió de May. La morena se sentía mal por partida doble, en primer lugar por la fiebre de Galahad por haber estado expuesto bajo las intensas lluvias, todo para evitar que ella se mojara, y en segundo lugar por haber causado el conflicto con Kendrick. Tras haber bloqueado la puerta se deshizo del vestido, cayendo en la cama sin fuerzas. Sobre todo se sentía mal por Beth, ahora tenía que pasar la noche velando a Galahad con lo cansaba que estaba y para colmo la hacía sentir mal con la riña con Kendrick. La pelirroja no se lo había dicho, pero May podía ver en sus ojos grises cuanto sufría por su primo. Suspiró. Definitivamente se disculparía con Kendrick y ayudaría a Beth con los cuidados de Galahad.

Se levantó alba, fue a la cocina donde desayuno rápidamente y preparó una bandeja para Beth. Tocó la puerta antes de entrar, pero nadie contestó, de modo que entró sin esperar permiso. Beth estaba dormida en el sillón junto a la cama de Galahad. May dejó la bandeja en una mesa cercana y se acercó a la pelirroja.

-Beth-susurró mientras movía suavemente su hombro- Beth despierta, ya ha amanecido.- los ojos grises comenzaron a abrirse lentamente- te he traído el desayuno- señaló la bandeja- ¿Cómo está?- miró hacia Galahad que tenía el rostro empapado en sudor.

-Conseguí que la fiebre remitiera- informó Beth mientras se levantaba para desentumecer su cuerpo- pero necesita descansar, será mejor que no se levante en todo el día.

-Tú también necesitas dormir un par de horas, toma el desayuno y ve a la cama. Yo me ocuparé de él.- insistió May.

-Si se pone testarudo dale esto- dijo pasándole un tarrito idéntico al que uso anoche- caerá dormido en cuestión de un minuto. Iré a la cocina a desayunar, no quiero despertarlo.- dicho esto, Beth salió de la habitación.

May mojó la toalla en el agua tibia de la palangana y con sumo cuidado fue limpiando las perlas de sudor del rostro de Galahad. Su cuerpo tenía ahora una temperatura normal. Empezó por la frente, mojando también los mechones rojos que caían sobre ella. Después siguió por la nariz recta y las mejillas. Debía admitir que era muy atractivo. Estaba limpiando la barbilla y el cuello cuando abrieron la puerta sin previo aviso.

Era Kendrick, llevaba entre sus manos un plato con gachas. Los ojos de May se cruzaron con los de él, se mantuvo quieto y en silencio.

-Buenos días- dijo May mientras volvía a concentrarse en refrescar el cuello de Galahad.

-Buenos días- contestó dejando el plato en la mesa- Esperaba encontrar a Beth aquí, le he traído el desayuno.

-La relevé hace unos minutos, necesitaba descansar- se levantó para enjuagar la toalla en la palangana, que estaba ubicada sobre un mueble junto a la mesa. Kendrick se hizo a un lado. Se podía notar la tensión en el ambiente.

-¿Cómo está Galahad?

-Beth consiguió detener la fiebre, pero necesita descansar- May no paraba de mojar y retorcer la toalla. Se iba a disculpar, pero no esperaba hacerlo tan pronto- Kendrick-comenzó aun dándole la espalda- espero que me disculpes por lo de anoche.- Ya está, ya lo había dicho.

-Yo tampoco me comporte como debiera-contestó él. May se giró sorprendida no esperaba esa respuesta- de modo que deberás disculparme.-Incluso su voz sonaba amable- Aun así no sé cómo te atreves a estar a solas en una habitación con él.-volvió el Kendrick de siempre.

-Esta inconsciente- le espetó.- es inofensivo.

-Cuando se trata de la reputación de una mujer, eso no importa.- se encogió de hombros- De no haber sido yo el que abriera esa puerta, os juro que ya estaríais comprometida con él.