prologo

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Recuerdo aquel momento como si apenas hubiera sido ayer, esas imágenes vagan en mi mente una y otra vez atormentandome hasta dejarme sin ganas de dormir y con un profundo dolor en mi pecho y garganta, el solo pensarlo me carcome día y noche hasta volverme loca. Muchas veces fui a terapia, pero aun así no lograba separarme de ese horroroso momento de mi vida, donde perdí lo que mas amaba.

¿alguna vez has perdido todo lo que querías en este mundo? 

tal vez no, tal vez si, muchos me dijeron que lo superara, pero la verdad es que eso es imposible, tan solo e aprendido a vivir con el dolor.

La tarde era muy tranquila, me encontraba junto a mi madre, quien no sabia que vestido comprarme.

-mami, ya vámonos, este vestido me molesta! -le suplique mientras hacia un puchero en mi rostro.

-ya nos vamos a ir, ¿ok? solo dejame buscar uno mas para que te lo pruebes -sabia que estaba mintiendo, si era por ella nos quedaríamos años ahí. tal vez habría sido mejor.

-mami.. pero ya se esta haciendo muy tarde! así no me va a dar tiempo de jugar... - mi aburrimiento aumentaba con el sonido de las agujas del reloj que estaba colgado en la pared - mami, mami, mami, mami...

pude carcajearme un poco al ver su rostro ya harto de mis quejas.

-bien, bien, tu ganas! -dijo y yo Sonreí victoriosa, por primera vez en mi vida lograba convencerla de algo, la mayoría de las veces que le llegaba a hacer berrinche o algo no terminaba muy bien que digamos.

me cambie aquel molesto vestido y me coloque la ropa que llevaba antes de venir, tome la mano de mi mama y nos fuimos de allí.

-¿papá viene hoy? -pregunte mientras caminaba con una sonrisa de oreja a oreja.

-mm no lo se, tal vez si, dijo que no estaba muy ocupado en su trabajo -mis ojos se iluminaron al escucharlo, tenia meses que no veía a mi padre, y estar junto a el era un muy buen regalo antes de navidad.

-¿y que vamos a comer hoy mami? -volvi a preguntar inocentemente.

-comida - contesto en tono burlón.

-ay mami, hablo enserio! -dije a lo que ella se hecho a carcajear.

-comeremos sopa de tomate - mencionó haciendo que se me revolviera el estomago.

- guacala, no debí preguntar, ¿verdad? -esta se volvió a reír al igual que yo.

Era de noche, todo se encontraban en un profundo silencio, no había otra alma despierta en la casa, tan solo estaba yo, ya que mis padres se encontraban rendidos en los brazos del tan conocido Morfeo. Aquellas muñecas que sostenía entre mis manos eran mi única compañía en ese momento, las movía y hablaba simulando que todo lo hacían ellas, si mi madre se enteraba que estaba despierta a esas horas seguramente me habría regañado, pero era una niña en ese entonces, tenia mucha energía y consideraba que con mis deberes de la escuela tenia muy poco tiempo para jugar.

El frío me hizo estremecer,  giré mi vista y note que mi ventana se había abierto, me levante del suelo y me dirigí a ella para cerrarla. Mi casa era bastante grande, tenia dos pisos y mi habitación se encontraba en el segundo, sin poder evitarlo, enfoque mi mirada hacia abajo, mis ojos se abrieron al notar a tres hombres abajo, en la entrada, estos estaban cubiertos con ropa negra, y cosas que cubrían su rostro, yo cerré lo mas rápido que pude la ventana y corrí a mi cama, tapandome por completo con aquella Sabana acolchada.

Segundos después escuche como golpeteaban la puerta central con fuerza, podía jurar que en cualquier momento la romperían.

Escuche que mi papá salio de su habitación, por lo tanto hice lo mismo y me dirigí hacia el.

-Papi ¿que sucede? -el me vio con sorpresa, y luego con preocupación.

-Britanny, que haces despierta, deberías estar dormida -se escucho otra vez ese golpeteo molesto.

De un momento a otro mi mamá se encuentran junto a nosotros, su rostro tambien mostraba miedo.

-Bri, hija, necesito que te quedes con tu madre, ¿ok? -yo asentí, mi mamá me cargo y me llevo a su habitación.

Mi mamá y yo nos escondimos en su armario, las luces estaban apagadas, yo estaba abrazada a ella, pude notar que su corazón iba mas rápido de lo habitual.

Escuche a mi papá abrirle la puerta a esos señores, los escuche discutir.

—¿que hacen aquí? ¿¿Quienes son ustedes?? —hablo mi padre desde la sala.

—eso no te incumbe... —escuche decir a uno de los hombre que estaban allí.

—Michael Brown.. ¿Como es posible que te hayas atrevido a estafar al hombre que te brindo su mano? —hablo otra persona.

—yo no estafé a nadie, el jugo sucio, Y YO SOLO CANCELE EL TRATO! —escuchar a mi padre alzar la voz me daba terror y me hizo tragar hondo.

—eso no nos interesa, ¿sabes a que vinimos? ¿No es cierto? —se escuchaban sus pasos lentos rechinar con la madera del suelo.

—por favor... Hablemos al menos... no hagan nada de lo que se puedan arrepentir...

—creeme que con la paga que el nos dará no nos arrepentiremos...

Una cosa llego a la otra y de la nada escuche un sonido muy fuerte y el grito desgarrador de mi padre. Mi mamá me soltó y salió rápidamente, dejándome a mi helada, yo solo fui detrás de ella, no entendía mucho, pero tenia miedo de lo que pasaba.

—¡¡p-PAPÁ!!

Al llegar a la sala un hombre tomo a mi mamá y la apunto con un arma, el otro me tomo a mi y lo único que podía ver era a mi madre llorar y gritar desconsolada y a mi padre tirado en el suelo, encima de un charco de algún liquido rojo que corría de su cabeza.

—MAMI, MAMI ,AYUDA!! —suplique mientras observaba como la golpeaban dejándole moretones, a mis tambien me golpearon....

—POR FAVOR DEJEN A MI NIÑA, POR FAVOR!!! SE LOS SUPLICO!!! —la escuche decir ahogada en su propio sufrimiento, lo ultimo que vi fue su cabeza ser perforada por una bala y sus ojos apagarse como mis sueños.

—¿que hago con la niña? De algo nos debe servir... —pregunto el hombre que me sostenía.

—por favor dejenme!! No me hagan daño por favor! Prometo portarme bien —mis lágrimas salían por si solas.

—has lo que se te de la gana, el señor Brown va a entender que no se deben meter con el jefe —mis ojos se nublaron al sentir como me golpeaban, en mi boca sentía ese horrendo sabor a oxido, de mi cabeza caían varia gotas de mi propia sangre, pude sentir como me despojaban de mi ropa, sentía que iba a morir en cualquier momento, tal vez solo fueron unos minutos, pero los sentí como años atrapada en un infierno. 

Sentí el frío caer una vez mas sobre mi piel, lo ultimo que vi fue a otros hombres entrar a el lugar, gritando "Que nadie se mueva, FBI" uno de ellos me tomo en brazos diciéndome que todo estaría bien...

caí en la incociencia, justo en ese momento me di cuenta de algo...

que la vida era una mierda.

Flor Roja (El comienzo de un asesino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora