CAPITULO 1

31 2 0
                                    

         TODO EMPEZO AQUI...

      Las cortinas amarillas se mueven con el aire fresco de la mañana, dejando entrar por el ventanal los hermosos rayos del sol, indicando un nuevo dia. Mi despertador estaba programado para sonar a las 06:00am pero me he pasado toda la noche dando vueltas en la cama sin poder pegar un ojo haci que lo he desprogramado antes.

     Nuestro vuelo sale a las 07:30am. Haci que tenemos que estar media hora antes en el Aeropuerto Central de Dallas.

     Hoy a llegado el día que no quería que llegara. Hoy nos mudamos...

     Ha veces las mudanzas suelen ser el sueño de muchas personas, por ejemplo de las que odian adonde viven se la pasan toda la vida planeando o soñando con que llegue ese momento, pero para los que amamos adonde vivimos y le aterra las cosas nuevas suele ser su gran temor. Y ese es mi caso. Me aterran las cosas nuevas. No me gustan.

- ¡Hella! - grita mi madre desde el piso de abajo.

     Me levanto de mi pequeña pero cómoda cama. Desperezo mi cuerpo rápidamente, cojo un paño y me meto al baño. Me veo la cara levemente en el espejo del lavamanos, puedo notar que tengo unas diminutas ojeras que refleja mi desvele de anoche. He pasado toda la noche repitiendo me mentalmente: solo es una mudanza. Solo es Seattle. No hay nada que temer,¿cierto?.

     Abro la regadera y prendo el calefactor del agua mientras me cepillo.

      Me quito la ropa de pigama, metiendome bajo la regadera. El agua caliente, salpicante y ligera mojando mi cabello, se desliza por mi espalda, pasando por mis piernas hasta caer al suelo, relaja mis músculos tensos por la falta de sueño.

- ¡PAMELLA! -llama mi madre de nuevo pero mas fuerte - Date prisa qué el vuelo sale dentro de  cuarenta minutos y tenemos que estar en el Aeropuerto antes. - avisa con un tono de emoción.

      No se cual es la emoción debería centirce aterrada como yo. A, claro que se cual es, mi madre odia, literalmente detesta donde vivimos  porque según ella es un pueblo mugriento y nadie tiene futuro, incluyéndola claro.

- Mamá ya estoy levantada. Y no me llames Pamella. - no me gusta que me llamen por mi nombre.

     Me hace recordar mis tiempos de escuela donde me hacían bullying y me llamaban, Pamella la rara. Pamella la dálmata. Tiempos triste que no quisiera recordar.

     Salgo del baño y busco entre mi closep que ponerme. Saco mi par de pantis ortopédicas y me las coloco debajo de mi ropa interior naranja. Se preguntaran ¿que son pantis ortopédicas?. Pues son medias pantis color piel que las uso en todo mi cuerpo, para cubrir todas mis manchas muy notable, para parecer mas normal. Nadie se da cuenta que las uso porque se parecen mucho a mi piel. Y me hacen centir protegida, segura y menos expuesta a el rechazo de las personas. Porque ya estoy arta de el.

    Rebusco y tiro en la cama un mono olgado de cuadros azul y amarillos, un suéter ancho blanco de gorro. Me los coloco sobre las pantis y me pongo unos comber naranjas. Mi estilo es raro pero único.

     Seco mi cabello con la toalla y me paso el cepillo. Baño mi cuerpo de protector solar especial para mi piel, recomendada por mi medico las partes descubiertas que llevo como, las manos y la cara.

    Paso la mano por el borde de mi cama para recordar lo suave que es. Y me ciento en un extremo cuando alguien llama a mi puerta:

- Hella cariño ¿ ya estas lista ? - dice asomando su cabeza por la puerta - el taxi acaba de llegar.

- Si mamá ya bajo.

      Mi madre va impecable como siempre con un moño de lado que recoge su castaño cabello, y un maquillaje que resalta sus pómulos y tes bronceada.

     Agarro la ultima maleta que me falta por bajar. Solo llevo tres maletas con mis cosas esenciales. Ya que la casa que cosigio mi mamá viene amueblada. Según ella es una súper oferta. Hací que cuando vuelva de vacaciones tengo mi habitación intacta.

    Bajo las escaleras hasta el salón para recoger mis otras maletas, pero ya mi abuelo las ha llevado al taxi.

     Me pongo mis lentes de sol y el gorro del suéter antes de salir afuera. Amo el sol, el día, pero hací es la vida, injusta no puedo disfrutarlo. Al frente del taxi están mis abuelos despidiendose de mi madre.

     Me hacerco hacia ellos, le doy un abrazo a mi abuelo seguido de un beso.

    Cuando me doy la vuelta hacia mi abuela puedo notar como el labio inferior le tiembla y tiene los ojos rojos. Mi abuela es muy cencible. Me hacerco hacia ella y le doy un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

- Chao mi niña. Regresa pronto - odio las despedidas me ponen triste.

    Aunque ya tenga 17 años para mi abuela siempre voy a ser su niña. Ya que soy su única nieta.

- Lo haré abue. Te quiero.

- ¡Vamos, vamos! . Hella, sube que el sol esta muy fuerte - indica mi madre habriendo la puerta tracería del taxi. Aquí vamos otra vez.

    Mi madre se cienta en el a ciento del acompañante.

    Mi abuela se asoma por la ventanilla y me toma la mano:

- La fortaleza esta en ti - posa su arrugado dedo en mi corazón - nunca lo olvides mi niña.

     El taxi comienza handar y puedo ver por el retrovisor como el rostro arrugado y canoso de mi abuela desaparece. 

Tal vez tenga razón * la fortaleza esta en mi *.

    Por el retrovisor no hay rastros de mi pequeña granja materna, empiezo a centir la inseguridad que carcome por todo mi cuerpo.

    Me quedo observando por la ventanilla, como se tranpasan los rallos del sol por los arboles verdes, la grama, y el percivente aroma fresco y cálido de Dallas, los colores del hermoso paisaje son tan crudos, tan vivos. Creo que voy a extrañar este hermoso paisaje. Solo verlo ya que nunca puedo tocarlo. Ni centirlo.

     Al cabo de unos minutos despues el taxis se detiene.

- Ya hemos llegado - imforma mi madre sacandome de mis pensamientos.

     Miro hacia delante y me doy cuenta que estamos frente del aeropuerto. He estado distraida todo el camino que no me he dado cuenta de lo rapido que hemos llegado.

    Bajo mis maletas del baúl echando handar hacia adentro. Miro el listado de vuelos y el nuestro esta abordando.

    Nos dirigimos abarcar el equipaje para abordar. Dejo a Puka mi perrita en el area de animales y abordo el avión.

...

     Al cabo de un par de horas en el avión, doy un vistazo por la ventanilla y empiezo a notar las pequeñas luces que iluminan la encapotada ciudad.


    Desde aquí arriba la ciudad se ve hermosa, tan indefensa. Supongo que no cera tan malo después de todo. Además viendo el lado positivo el clima aquí es humedo, casi siempre nublado. Eso es lo que caracteriza a Washington, como una de las ciudades mas frias de los Estados Unidos, su inmenzo cielo encapotado de nuves blanca y un clima fresco y humedo.No tendré problemas por el sol, y tal vez pueda tener una vida social mas estable, mas normal.

 ¡ESO ESPERO!...

YOU - Todo por ti..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora